Si las vacunas contra 23 patógenos tuvieran un mejor uso, los antimicrobianos que se recetan podrían reducirse en un 22%, es decir, 2.500 millones de dosis menos.
Esto también ayudaría a que hubiera menos “superbacterias”, “superhongos” o “superparásitos” resistentes a los tratamientos actuales.
Estas son las conclusiones de un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado en la revista BMJ Global Health.
El documento analizó el impacto de las vacunas ya autorizadas y de las vacunas en diversas etapas de desarrollo. En total, se incluyeron 44 vacunas dirigidas a 24 patógenos: 19 bacterias, cuatro virus y un parásito. Dado que los patógenos pueden tener consecuencias muy diferentes según grupos de edad, en algunos casos se evaluó el impacto en la resistencia antimicrobiana (RAM) de varias vacunas para un mismo patógeno.
“Las vacunas son una parte esencial de la respuesta para reducir la RAM, ya que previenen infecciones, reducen el uso excesivo de antimicrobianos y ralentizan la aparición y propagación de patógenos farmacorresistentes”, señaló la OMS al presentar el estudio.
En otras palabras, las personas vacunadas tienen menos infecciones y están protegidas contra posibles complicaciones de infecciones secundarias que podrían requerir medicamentos antimicrobianos o un ingreso hospitalario.
Las conclusiones: ¿Qué vacunas ayudan contra la resistencia antimicrobiana?
Estos son algunos de los hallazgos del estudio:
Las vacunas contra la bacteria Streptococcus pneumoniae podrían ahorrar 33 millones de dosis de antibióticos si se cumpliera la meta de la Agenda de Inmunización 2030 de vacunar al 90% de los niños del planeta y a los adultos mayores.
Esta bacteria, también conocida como neumococo, puede causar neumonías, meningitis e infecciones del oído medio. En Costa Rica esta vacuna se administra desde el 2009 a los 2 meses, 4 meses y 15 meses. Los mayores de 60 años también pueden recibir una dosis.
Las vacunas contra la fiebre tifoidea podrían ahorrar 45 millones de dosis de antibióticos si se acelerara su introducción en los países con carga alta de esta enfermedad. En Costa Rica, la vacuna está en el esquema básico de inoculación. Además, la fiebre tifoidea es una enfermedad de declaración obligatoria ante el Ministerio de Salud; si se detecta en alguna persona, debe reportarse para evitar su diseminación.
Las vacunas contra el paludismo o malaria causado por Plasmodium falciparum podrían ahorrar hasta 25 millones de dosis de antibióticos, que a menudo se utilizan indebidamente para tratar el paludismo. En Costa Rica, la incidencia de malaria por esta cepa de parásito todavía no justifica vacunación en las zonas de riesgo.
Las vacunas contra la tuberculosis podrían tener el mayor impacto una vez que se desarrollen, ya que ahorrarían entre 1.200 y 1.900 millones de dosis de antibióticos. En Costa Rica esta vacuna (llamada BCG) se inyecta en el momento del nacimiento.
Vacunas en estudio
También deben tomarse en cuenta patógenos que generan resistencia contra tratamientos y para los que hasta el momento no se cuenta con vacuna, pero su estudio se ha llevado a cabo durante años y podrían tenerse vacunas en el futuro cercano. Ejemplos de esto son las bacterias E. coli, Salmonella no typhi y Shigella spp. Según la OMS, debe acelerarse el desarrollo clínico y la introducción al mercado.
Otro grupo lo componen patógenos de los que se tiene un conocimiento básico, pero hay vacíos, como la bacteria N. gonorrhoeae (causante de la gonorrea) y disponer de otras opciones contra la tuberculosis.
Finalmente, hay microorganismos sobre los cuales es menos común obtener vacunas, pero debe investigarse dado su potencial de resistencia. Las bacterias son:
- A. baumannii: causante de septicemias, neumonías y meningitis
- Campylobacter: bacteria transmitida por alimentos que causa enfermedad con síntomas gástricos
- E. faecium: causa endocarditis y meningitis
- Enterobacter: causa infecciones oportunistas en personas con sistemas inmunitarios debilitados
- Helicobacter pylori: bacteria relacionada con el cáncer gástrico
- K pneumoniae: asociada a neumonías
- S. paratyphi: fiebre paratifoidea
A nivel mundial, se calcula que los costos hospitalarios del tratamiento de patógenos resistentes evaluados ascienden a $730.000 millones cada año.
“Si se pudieran desplegar vacunas contra todos los patógenos evaluados, se podría ahorrar un tercio de los costos hospitalarios asociados a la RAM", concluyó la OMS.