Los menores de un año son el grupo de edad más afectado por la violencia intrafamiliar, y triplican los del promedio de la población.
El Ministerio de Salud estudió la violencia durante las primeras 45 semanas del año, que finalizaron el pasado 9 de noviembre. Durante este periodo, los diferentes tipos de agresión afectaron a 379,9 costarricenses por cada 100.000 habitantes; pero si se observa solo a los menores de un año la tasa es de 1.198, un número 3,15 veces mayor.
Además, si se compara con el mismo periodo de 2023, la violencia hacia los menores de un año aumentó en un 17%.
“Los niños y niñas en estos grupos de edad son muy vulnerables dada la dependencia de sus progenitores o encargados. Están recibiendo de ellos todo tipo de violencia, afectando el desarrollo integral y la salud mental de esta población", cita el Boletín Epidemiológico difundido este viernes.
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Estas cifras representan los casos en los que hay una denuncia o una atención médica de por medio, la cual permitió que ingresara en los registros del Ministerio de Salud. Sin embargo, el número real puede ser mayor si se considera la cantidad de hechos de violencia que no se notifican.
Tipos de violencia contra menores
El boletín no ahondó en los tipos de abuso en cada grupo de edad. No obstante, sí lo destacó cuando habló de lo prevalentes que son la agresión psicológica y la negligencia en el país.
“Las altas tasas de negligencia y abuso psicológico concuerdan con las poblaciones con más afectación, que son los niños pequeños y adultos mayores, que claramente tienen una alta dependencia de familiares y encargados”, indicó el reporte.
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La negligencia se caracteriza por descuidos o incumplimientos de los cuidados básicos para el desarrollo. En el caso de los menores de un año, la negligencia se manifiesta al no darles la alimentación, el abrigo, las medidas de higiene adecuadas o la vigilancia necesaria.
Por su parte, el maltrato psicológico incluye poner en ridículo, intimidar, insultar, rechazar o humillar a un niño. Podría pensarse que a esa edad no se percibe este tipo de maltrato, pero desde ese momento se comienza a construir la base emocional de los menores.
Tanto la negligencia como el maltrato psicológico ponen bajo estrés el desarrollo de los niños.