Hace dos meses, la soda del Liceo Ricardo Fernández Guardia, en San Sebastián, San José, hizo un cambio en el menú. Allí ya no se venden refrescos gaseosos ni frituras; ahora siempre hay frutas, comidas a la plancha y jugos naturales.
Con esos cambios, el local procura ajustarse al Reglamento de Sodas Escolares, cuyo cumplimiento comenzará a evaluar el Ministerio de Salud a partir de agosto.
Los representantes de Salud visitarán estos negocios en centros educativos de todo el país (primaria y secundaria) para verificar si venden comidas saludables; esto es, bajas en grasas y azúcares.
Con esa información, Salud tendrá un diagnóstico sobre el cumplimiento de la normativa, vigente desde el 2012.
Si se detectan faltas, los locales quedan expuestos al cierre, el retiro de productos o a la cancelación de los permisos para operar, como explicó Andrea Garita, de la Dirección de Planificación Estratégica y Evaluación de las Acciones en Salud.
“El trabajo se hará en cada una de las áreas rectoras en coordinación con funcionarios del MEP (Ministerio de Educación). Para hacer el diagnóstico, ya hay alguna información recolectada, pero, para recoger más datos, se necesita que algunos funcionarios visiten los centros. El diagnóstico servirá para determinar las acciones posteriores”, dijo Garita.
Salud también ha convenido, con varias empresas alimentarias, la reducción de grasas, azúcares y sodio en algunos de sus productos. Este es el caso de Dos Pinos, Pozuelo y Demasa.
Contra la obesidad. Según la funcionaria, el propósito es trabajar con docentes y municipalidades.
La preocupación nace de que, para el 2014, el 21,4% de los niños de entre 5 y 12 años ya presentaban sobrepeso u obesidad.
Además, el proceso para revertir los hábitos alimentarios no es fácil, como queda comprobado en el Liceo de San Sebastián.
“Algunos estudiantes nos piden gaseosas y se enojan porque no las vendemos, pero ofrecemos cosas que a otros les gustan, como mangos con sal, pinchos de frutas, pinto, hamburguesas con tortas a la plancha y burritos a la plancha”, explicó Marilyn Barrientos, dueña de la soda.
Sin embargo, algunos colegiales se las ingenian para “contrabandear” gaseosas y snacks.
“Se tienen muy malos hábitos alimentarios. A los de la soda anterior se les dañaba la fruta porque no se les vendía”, relató Carlos Guzmán, coordinador académico del liceo. Para él, ha faltado el acompañamiento del MEP, a fin de aplicar este proyecto.
A su vez, Rosa Adolio, directora de Programas de Equidad del MEP, explicó que, cuando el reglamento se aprobó, sí hubo capacitaciones. Estas empezarán de nuevo este año.
“El cumplimiento del reglamento no es competencia nuestra, sino de Salud”, dijo Adolio, quien desconoce cuántos centros se apegan a la normativa.