En las primeras horas de este miércoles, el ingeniero y misionero cristiano Roberto Ramírez Quesada, dejó Ucrania luego de que su congregación le ordenara salir de ese país por prudencia, debido a la tensión creciente por un eventual ataque de Rusia, el cual podría generar un conflicto a nivel mundial.
Dada la situación, el costarricense de 33 años no tuvo más remedio que obedecer y salir rumbo a Polonia, ubicada al noroeste. Viajó vía terrestre durante toda la noche del martes junto con cinco compañeros franceses y un escocés.
Este ingeniero industrial es nativo de Paraíso de Cartago y tenía cerca de un año de estar en Ucrania. Según dice, desde hace un mes hizo gestiones para informar al Ministerio de Relaciones Exteriores de Costa Rica de su presencia en esa nación europea, pero nunca recibió respuesta.
De hecho, la semana pasada, la Cancillería informó de que procuraba rastrear nacionales en Ucrania ante el riesgo de la invasión rusa, pero hasta el 12 de febrero no había dado con ninguno.
“Costa Rica no cuenta con representación diplomática en Ucrania. No obstante, por medio de la Embajada y el Consulado de Moscú, a través del Departamento Consular, desde la sede central, busca confirmar la presencia en Ucrania de costarricenses. De momento, el padrón consular no registra costarricenses en Ucrania”, dijo en aquel momento.
Ramírez confía en que la salida sea momentánea, aunque reconoce que el futuro es incierto y las opiniones en Kiev, la capital, están muy divididas. Muchos piensan que Rusia no se animará a atacarlos, otros, aseguran lo contrario.
“Muchas generaciones de ucranianos, saben y han sufrido la guerra, por lo que están esperanzados de que no vuelva a suceder”, expresó.
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Aun así, la amenaza pesa. En lo económico, dijo, se nota un cambio, como por ejemplo, en el precio de la gasolina que ha aumentado mucho. De hecho, contó, algunas gasolineras están cerrando, por lo que crean incertidumbre. También el grivna (moneda oficial ucraniana) ha caído.
“En el aeropuerto es donde se nota más, prácticamente está solitario. Ayer (martes) estuve ahí y prácticamente no hay llegadas, pero sí salidas de ucranianos que pueden hacerlo como medida de prevención”, narró.
Su misión
Roberto Ramírez afirmó que desde los cuatro años sintió el llamado a servir. Hasta ahora, ha realizado misión socioreligiosa en El Salvador, Taiwán y el norte de África.
Cuando llegó a Ucrania, contó, no pudo evitar que le llamara la atención la bandera, que tiene los colores azul y amarillo, los mismos de su Paraíso cartaginés.
“Mi apostolado yo lo realizo en Kaharlyk, un pueblo a 80 kilómetros de Kiev. Aparte de lo espiritual, de dar a conocer a un Jesús integral, trabajamos en centros de cuido infantil, programas medioambientales y capacitación a niños y jóvenes en diferentes ramas del trabajo”, compartió.