El protocolo manda que en la sesión solemne del 1.° de mayo, los diputados deben apegarse a la sobriedad de tonos negro, en las damas, y de negro, blanco y gris (o plata) en los caballeros. Pero, lo cierto es que una serie de detalles hicieron que la vestimenta marcara un ambiente pintoresco durante el inicio del nuevo cuatrienio legislativo.
Piezas confeccionadas por emprendedoras, diseñadoras y sastres; regalos costosos, diseños con significados, detalles que representan luchas, un poco de desacato al protocolo y una alta dosis de clásica elegancia fueron los protagonistas “de un desfile de moda” que se paseó por el plenario del Congreso.
Cuando la ropa comunica
Katherine Moreira, del Partido Liberación Nacional (PLN), llegó a su primer día de trabajo ataviada con un traje de gala que honra la cultura afrodescendiente (a estas prendas se les conoce como Dashiki). Sobre el textil negro resaltaba un relieve (la técnica jacquard) de rosas que elevaba el diseño de la emprendedora limonense Nitzi Kiel.
El look de la legisladora se complementaba con un tocado o turbante del mismo textil; el atuendo se lo obsequió su mamá para que luciera sus raíces con elegancia. Muy cerca del corazón, Moreira llevaba, a modo de amuleto, un anillo de jade que le obsequió su abuela. Moreira comentó que durante su gestión continuará vistiéndose en honor a su cultura.
La diputada del Frente Amplio, Sofía Guillén, sobresalía entre sus compañeros por usar un blazer blanco, pese a la recomendación protocolaria de que las damas vistan de negro absoluto. Ella comentó que decidió incluir este tono en su vestimenta porque le gusta la combinación y porque además, el color “comunica honestidad y limpieza”.
Más allá de su combinación, Guilleń llamó la atención por el pañuelo morado (símbolo feminista) que llevaba atado en su muñeca. Desde su primer día como diputada, la frenteamplista quiere dejar clara la agenda del partido que integra.
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“Queremos colocar agenda de género y defender los derechos de las mujeres; queremos legislar contra la violencia y el acoso político y laboral (...)”, explicó.
Rosalinda Brown, diputada de Nueva República, también apostó, igual que Katherine Moreira, por visibilizar sus orígenes. Ella llevó un traje sastre clásico que complementó con una camisa blanca. En su opinión, no incurría en un desacato a lo estilado por las reglas, aunque Karla Granados, directora de prensa y protocolo de la Asamblea Legislativa, reiteró que es deseable que en este día las congresistas vistan de negro.
Brown comentó que su decisión de incluir blanco en su look se debía a que quería complementarlo con un toque de feminidad. El traje fue diseñado por una emprendedora de Limón y el estilismo completo incluía, además, un sombrero que la diputaba llevaba de medio lado.
El accesorio tiene significado especial porque con él rememora el sombrero que usaba su abuela para ir a la iglesia. La legisladora eligió utilizarlo para representar la unidad.
Por su parte, la diputada Sonia Rojas, del PLN, primera persona indígena en ocupar una curul, eligió respetar a cabalidad el protocolo de la Asamblea Legislativa y por ello llegó ataviada de negro total.
En sus prendas no sobresalían los hermosos y coloridos tejidos tan propios de la población que representa, sin embargo, el mensaje también estuvo presente pues el vestido estilo sastre que utilizó fue confeccionado por una mujer de su comunidad.
Rojas recibió un detalle especial por parte del ujier Humberto García. Él, quien también es una persona indígena, le escribió unas líneas en lengua bribrí en las que le expresaba su apoyo.
“Me siento muy orgulloso de la señora diputada Sonia Rojas. Ella es de Buenos Aires (de Puntarenas) y yo de Talamanca”, reza el mensaje escrito a mano en un papel.
Siempre continuando con atuendos con mensajes, otro outfit que tenía algo para decir fue el de la congresista de Nueva República, Olga Morera. Su traje sastre no se quedó en el estilo clásico; este aportaba sofisticación gracias a un drapeado y bordado con abalorios. Las piezas las creó la diseñadora sancarleña Pamela Vargas inspirada en los orígenes de Alajuela.
Los bordados del traje representan flores abstractas para así recordar la riqueza natural de la provincia y esas aplicaciones junto a los botones del saco, representan los cantones de Alajuela.
Llevar este atuendo significa para Morera representar a las mujeres y emprendedoras. Ella comentó que como diputada tiene un compromiso con el emprendedurismo.
Paola Nájera, subjefa del oficialista Partido Progreso Social Democrático (PPSD), lució un llamativo vestido negro de mangas abullonadas. Estampados del mismo tono sobresalían y daban un sentido especial a la prenda. La pieza es de diseño nacional.
“Es diseñado y confeccionado por Ginna Mitchel (de Made Afrochic), una diseñadora afrodescendiente. Esta tela es africana y cada icono (del estampado) representa un símbolo de esperanza y paz. Ella lo que promueve es la inclusión y la riqueza de su cultura en la moda ejecutiva, además envía mensajes antirracistas y la inclusión de la mujer afrodescendiente”, detalló Nájera, quien con su atuendo quiere manifestar que se identifica con la causa de la población afrodescendiente.
El lujo, la frescura y lo clásico
Durante la jornada, la gran mayoría de los diputados varones se apegaron a la vestimenta recomendada. Dos legisladores que lo cumplieron absolutamente fueron el presidente del Congreso, Rodrigo Arias; y José Francisco Nicolás, ambos del PLN. Ellos comentaron que el traje se los realizó su respectivo sastre del que se reservaron el nombre.
El diputado y excandidato presidencial del Partido Liberal Progresista, Eli Feinzaig, fue uno de los más elegantes de este 1.° de mayo. Él, además de llevar traje negro, camisa blanca y corbata plateada, agregó a su atuendo un chaleco gris que aportó garbo.
“Es un traje que me hizo mi sastre de toda la vida: Wálter Cerdas, de Trajes 581. Es de tres piezas como se lo pedí; trabaja con una manufactura finísima”, comentó.
Carlos Felipe García, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), y quien con 25 años es el legislador más joven del Congreso, desacató levemente el protocolo, pues su traje en lugar de negro era de color gris oscuro. Karla Prendas, directora de protocolo en la Asamblea Legislativa, repitió que la recomendación es que siempre se lleve negro. El detalle del tono se notaba solo si se veía de cerca.
El traje de García fue un obsequio de su familia y es de la marca colombiana Arturo Calle.
Su compañera de bancada, Vanessa de Paul Castro, también se vistió con un regaló. Ella utilizó un vestido que le obsequiaron sus hijos, quienes están muy emocionados de que su madre sea nuevamente legisladora.
La pieza, que tiene apariencia ligera, plisada y un largo midi (entre la rodilla y el tobillo), es del reconocido diseñador español Adolfo Domínguez.
En tanto, Montserrat Ruiz, del PLN, lució un traje sastre con un estilo más entallado y diversos detalles en su saco. Ella lo compró en la boutique Valesky, una tienda a la que siempre acude y que le gusta porque es dirigida por mujeres. Su look se complementó con un toque tradicional, gracias a que ella usó un par de aretes con piedras de ónix y circonias que le recuerdan a su mamá.
La también liberacionista Rosaura Méndez acudió a la sesión solemne con un estilo también clásico; ella añadió un prendedor que hizo juego con sus joyas de perlas y esmeraldas.
“Me lo confeccionó Miguel Piedra, un diseñador cartaginés. Quise un traje acorde a la etiqueta en este día importante”, señaló.
Daniela Rojas, del PUSC, escogió utilizar un diseño nacional. La diseñadora Mariel Arrea le creó un vestido negro con un estilo fresco gracias a los volantes en sus mangas y a la escogencia de telas. La diputada, de 34 años, quiso utilizar una pieza que refleje su juventud de manera elegante y que visibilice el talento costarricense.