El mal uso y abuso de los insecticidas, en lugar de exterminar las plagas, podría estar generando todo lo contrario y que estos insectos resistan sin problemas estas sustancias.
El Colegio de Microbiólogos y Químicos Clínicos advierte que, en los últimos años, se han detectado mosquitos, especialmente Aedes aegypti, que se han vuelto “más fuertes” que los insecticidas que buscan combatirlos.
“Cuando se genera resistencia implica que los mosquitos no se van a morir ante un tratamiento de control y nos limita las herramientas para combatirlos”, manifestó Adriana Troyo Rodríguez, vocera del Colegio de Microbiólogos y especialista de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Los mosquitos resistentes se han visto en varias zonas del país, especialmente en el Pacífico Central y Caribe.
En el caso del Aedes, esto es particularmente importante, porque es el transmisor del dengue, una enfermedad muy prevalente en el país. Este zancudo también transmite zika, chikungunya y fiebre amarilla.
Para el Colegio, el uso indiscriminado de estos insecticidas se da en todos niveles: agricultura, industrias, centros de salud y los hogares.
Esto, aseguró la institución, podría comprometer las campañas de control de vectores y dificultar la eliminación de estos insectos, lo que incrementa el riesgo de transmisión de enfermedades.
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¿Qué hacer para reducir la resistencia?
Troyo precisó que los insecticidas, especialmente los que buscan controlar al dengue, solo deben utilizarse cuando es necesario, es decir, en caso de brotes.
“Cuando no hay brotes, lo que debemos hacer es eliminar criaderos para controlar la población de mosquitos”, destacó la especialista.
En el caso del hogar, lo ideal es no utilizar insecticidas como medida preventiva, y hacerlo solo cuando ya hay una cantidad de insectos considerable.
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