Sabanillas de Acosta . Carmen Valverde tomó ayer a su hijo de 20 años, lo abrazó y le dio el beso que el domingo anterior le negó, disgustada porque él había empezado, una semana antes, a montar toros. Sin embargo, el beso no se lo dio en la casa ni a la entrada al redondel, sino en el cementerio donde reposan los restos de José Luis Pérez Valverde, el mayor de siete hermanos, quien pereció el 31 de diciembre, en la noche, tras su última "jugada".
Este joven, de Bijagual de Acosta, murió debido a una cornada en el lado izquierdo del cuello, la cual sufrió cuando el toro que montó en Sabanillas de Acosta lo tiró al suelo.
Según testigos, la tragedia ocurrió a las 7:10 p. m., en medio de un festival taurino. Pérez desafió al cuarto toro de la noche.
Ese animal no solo fue el cuarto que se lidiaba, sino también el cuarto en la corta trayectoria del muchacho como montador. Hacía apenas nueve días fue cuando se decidió a sentarse por primera vez en el lomo de una bestia con cuernos.
Los relatos de quienes observaron la monta, entre ellos Rodolfo Mora, explican que el toro salió dando brincos y volteretas hasta el centro de la plaza. En ese momento la espuela derecha del joven se soltó.
El animal buscó hacia el extremo izquierdo del redondel, muy cerca de la barrera, y Pérez aún colgaba de una pierna. Los amigos trataron de auxiliarlo, pero el toro dio una vuelta más hasta alcanzar al muchacho con su cornamenta.
Tras esa acción, el montador logró soltarse, corrió unos cuatro metros y se desmayó. Uno de los cachos, de menos de ocho centímetros, había roto la vena yugular.
"Varios salimos en su auxilio. Nadie pensó que lo había herido así. Luego, hasta las fiestas suspendieron", recordó Mora.
El muchacho pereció al llegar a Tarbaca, Aserrí, cuando era llevado en una ambulancia de la Cruz Roja a un hospital.
Dolor de madre
La decisión de José Luis trajo algunos problemas en su casa pues su madre no estaba de acuerdo con que montara toros.
"La primera vez, el sábado antepasado, vino todo raspado. Le pregunté qué había pasado y me contó", expresó la madre.
A la semana siguiente, los días sábado y domingo, el joven agricultor volvió a montar en la localidad de Teruel de Acosta.
"Cuando salió me dijo que me amaba y que yo no lo comprendía. Me pidió un beso y no se lo di porque estaba brava. Al día siguiente solo lo escuché cuando llegó en la madrugada. Cuando amaneció me fui a trabajar y no lo vi más porque cuando llegué se había ido a montar otra vez", declaró doña Carmen.
Ahora, esta mujer solo espera una reunión pasado mañana con los miembros de la comisión encargada de las fiestas. Su esperanza es que la ayuden económicamente pues José Luis era el único de los hermanos que trabaja en la familia.
"Esto ha sido un golpe muy duro; no sé que será de mí", dijo.