Quizá la única diferencia de su bolso con el de cualquier mujer coqueta es que, además de las pinturas, el cepillo para el cabello, un espejo y un perfume, Gloria Vandervilt lleva en él un arma.
Ericka Madriz Chinchilla, de 27 años de edad, es la primera mujer que, teniendo el grado de sargento, fue llamada a fungir como jefa de una delegación policial.
Tiene bajo su cargo la Policía de Proximidad de Hatillo, en el sur de San José, por lo que atiende los problemas de delincuencia de las ciudadelas de ese nombre, más los de la 15 de Setiembre y la 25 de Julio.
Aunque su ingreso provocó recelo entre sus similares y algunos subalternos, su profesionalismo la ha llevado a ganarse el respeto de todos.
"Curiosamente las únicas palabras de desaliento no las recibí de un hombre sino de una mujer", comentó.
Su vida ligada al ambiente policial su esposo trabaja con el Organismo de Investigación Judicial no limita sus labores de madre. "Todo el tiempo que tengo libre es para Amanda, mi hija de año y tres meses.
Ella sabe que, a diferencia de otras, el bolso de su mamá no lo puede tocar nunca. Le enseño que no debe permitir que nadie la maltrate", expresó.
Aunque su madre siempre se opuso a la idea de que fuera policía, ella insistió y se graduó en investigación criminal y seguridad organizacional en el Colegio Universitario de Cartago.
De ahí pasó al Centro de Información de la Fuerza Pública y posteriormente a la Quinta Comisaría, donde atendía informes policiales y estadísticas.
Hace dos meses concursó con otros 99 aspirantes por la jefatura de la delegación de Hatillo.
"Soy como cualquier otra esposa y madre que trata de salir lo más temprano posible para ir a atender a mi familia y ver Betty la fea", dice Ericka entre risas.
La sargento, quien trabaja en una zona con alta incidencia criminal, ha puesto especial atención al tema de la violencia familiar y se ha empeñado en evitar que las personas detenidas sean golpeadas.
Aparte de eso, da un toque poco usual en esos lugares de trabajo: flores sobre el escritorio.