Una copia de las llaves, dinero para el taxi y una señal secreta compartida con los hijos pequeños para que sepan cuál es momento de huir ante una situación de riesgo.
No confrontar al agresor, tener clara la ruta de escape y un lugar adonde ir complentan “el plan de seguridad”, cuya ejecución puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Todo forma parte de la estrategia que les enseñan a las mujeres al acudir al espacio de atención que se brinda en la Oficina de Equidad e Igualdad de Género de la Municipalidad de Heredia, luego de haber sufrido algún episodio de violencia doméstica.
A las recomendaciones se suman otros pasos que parecieran simples, pero resultarán claves en ese momento: tener clara la dirección de la casa y los números de emergencia a mano. En una crisis hasta el 9-1-1 resulta difícil de recordar.
“Es un plan que nos permite ponernos a salvo en el menor tiempo posible. Son como casos que uno no quisiera, pero no podemos ser tan ingenuos de pensar que no van a ocurrir”, advierte la coordinadora del programa, Estella Paguagua.
El plan es una de las primeras herramientas que se brindan en el programa de ese ayuntamiento, donde el abordaje de la atención y prevención de la violencia machista es considerado por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) como ejemplar.
Heredia, no es el único cantón del país donde funcionan programas para la atención y prevención de la violencia, sin embargo, todos los municipios con proyectos sólidos están en la Gran Área Metropolitana (GAM).
Además de las acciones de los gobiernos locales, el Poder Ejecutivo presentó en agosto de 2018 el llamado “frente común” para detener la violencia contra las mujeres, donde se incluyeron planes de prevención y promoción de la cultura de igualdad y acceso a la justicia. En este no solo participan instituciones públicas sino también organizaciones, grupos comunales, así como municipalidades.
Soporte en red
El programa de Heredia incluye un grupo abierto de apoyo para las víctimas, atención individual en los casos más difíciles y coordinación con otros entes como el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), para cuando el componente económico impide romper ciclos de violencia. También ofrece asesoría legal.
Al espacio pueden acudir mujeres sin cita previa. “No se le juzga, ni se le señala, tampoco le decimos qué hacer”, añade la coordinadora .
Es a partir de la escucha que se hace una valoración de riesgo para determinar la “letalidad” de la situación.
“Si no está comprometida la integridad, a la mujer se le da seguimiento en un espacio de escucha y contención emocional para que vaya haciendo los cambios y tomando decisiones. También se le puede referir en un segundo momento, a un grupo de apoyo de mujeres sobrevivientes de violencia, donde en colectivo construimos y desarrollamos fortalezas para protegernos y vincularnos de una forma más respetuosa”, añadió la experta.
Precisamente ese colectivo del que habla es parte primordial, pues son las mismas sobrevivientes quienes mediante sus testimonios, demuestran a otras, que son capaces de romper ciclos abusivos y construir algo diferente para ellas y sus hijos.
En ocasiones, son las compañeras de ese grupo las que se convierten en la red de apoyo de las víctimas sin otros recursos emocionales para salir de estas situaciones.
“El espacio se convierte en un factor protector, muchas llegan a escondidas, pues aún conviven con el agresor, pero ahí encuentran personas que ya han logrado romper el ciclo y están superando las secuelas", relató Paguagua.
La labor, además de la terapia, incluye coordinaciones con el Poder Judicial para establecer medidas de protección o con el Ministerio de Seguridad Pública para dar seguimiento a las medidas o cuando tras una atención de emergencia, la víctima requiere apoyo.
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Por ejemplo, cuando la Policía atiende una situación de violencia doméstica, pueden referir a la víctima para que reciba apoyo y guía sobre cómo proceder y, en ocasiones, la coordinación incluye también la participación de la Policía Municipal.
El Ayuntamiento de Heredia también dispone de un grupo al que acuden hombres de todas las edades, para abordar temas de violencia, construcción de masculinidades y manejo de emociones y otro de similar enfoque dirigido a adolescentes.
Violencia machista
FUENTE: INEC, PODER JUDICIAL,EMERGENCIAS 911 || C.F. / LA NACIÓN.
Clais: La red de emergencia que se activa con un mensaje
Un mensaje de alerta basta para activar la operación de un grupo de WhatsApp en el que confluyen un fiscal, un juez de violencia de género, un miembro del Ministerio de Seguridad Pública y una funcionaria del Inamu.
Todos ellos operan dentro de los Comités Locales para la Atención Inmediata y el Seguimiento de Casos de Alto Riesgo por Violencia Contra las Mujeres (Clais).
La misión primordial de ese equipo, es salvar la vida de una mujer en alto riesgo de muerte a causa de la violencia de género.
Eso significa que los Clais son una especie de grupo de choque. La intervención de estos grupos ocurre en los casos más graves, como en los feminicidios (para atender víctimas colaterales o dar seguimiento al crimen) o en los intentos de feminicidio. La clave de su labor radica principalmente en la articulación a la hora de abordar los casos.
Es por eso que al llamado de alerta, que llega usualmente al Inamu mediante el 9-1-1, la activación de esos cuatro actores debe ser inmediata.
A partir de ahí, la tarea de contención y protección debe hilarse de forma ágil pero delicada.
La idea es que la víctima con alto riesgo de ser asesinada, luego de ser atendida y asegurada, pueda —sin ser revictimizada— interponer una denuncia, solicitar medidas de protección y obtener apoyo psicológico o coordinar atención especializada para un seguimiento, tras una valoración del nivel de peligrosidad de su situación.
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María Elena Gómez Cortés, coordinadora de estos comités locales en coordinadora de los Comités Locales, y de la comisión institucional para la atención y seguimiento de la violencia doméstica, del Poder Judicia, explicó que tras la valoración del riesgo también se les puede asignar un kit de emergencia (cuyo contenido no fue revelado por seguridad de las víctimas).
De acuerdo con datos del Inamu, entre el 2014 y el 2018 se entregaron 231 kits a mujeres en alto riesgo.
En algunos casos también se traslada a la mujer y sus dependientes a un albergue
Los Clais también pueden apoyarse en redes comunales u otros recursos institucionales para el seguimiento de los casos.
La labor de estos comités se inició en el 2016 y desde entonces se han conformado 18 equipos en todo el país.
Precisamente, además de la coordinación, la naturaleza de esos grupos radica en llegar a zonas donde no existen muchos recursos institucionales.
Cada uno de los Clais, añadió Gómez, se ajusta a las particularidades de la zona donde operan, de ahí la importancia de que sus integrantes pertenezcan a cada localidad.
Trabajo itinerante
El Inamu, en conjunto con otras instituciones, también desarrolla iniciativas de intervención itinerante para acercar los servicios de asistencia a zonas donde el acceso a servicios institucionales es limitado.
En esas intervenciones, las mujeres reciben capacitación y tienen la oportunidad de conseguir acompañamiento estatal ante posibles casos de violencia.
“Es una estrategia enfocada en servicios de atención especiales. La intención es llegar con todas las instituciones a darle atención a mujeres que tienen alguna situación de violencia”, resume Darcy Araya Solano, psicóloga especialista en el área de violencia de género del Inamu.
El plan comenzó este año en seis comunidades: Talamanca, Puerto Jiménez, Abrojo Montezuma (Corredores), Los Chiles, San Carlos y Garabito.
A cada zona se han realizado dos visitas con participación del Inamu, el Patronato Nacional de la Infancia, la Caja Costarricense de Seguro Social, el Ministerio de Seguridad Pública, el Poder Judicial, el Consejo Nacional de Personas con Discapacidad y las oficinas municipales de género.
Colaboró con esta información el periodista Gustavo Arias Retana.