Las mujeres corren más riesgo de sufrir violencia en 28 cantones. En estas comunidades las habitantes están más expuestas que sus pares a experimentar robos, violencia doméstica, violaciones, embarazo adolescente y hasta feminicidios.
La mayoría de esos 28 cantones “rojos” están ubicados en Guanacaste y Puntarenas, aunque también figuran, en la parte alta del índice, comunidades del Caribe y la zona norte, así como dos de la Gran Área Metropolitana (GAM) –Belén y San José central–.
Así lo muestra una radiografía realizada por el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (Mideplán), en alianza con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu), tras analizar diferentes estadísticas policiales de asaltos y hurtos; las infracciones a la ley de penalización de la violencia contra las mujeres; y los asesinatos.
La medición, actualizada al cierre del 2021, determinó que, entre 82 cantones, el más peligroso para las mujeres es Los Chiles, Alajuela, ubicado en la frontera con Nicaragua. En el segundo lugar aparece Garabito, en el Pacífico Central; y en el tercero, Talamanca, en Limón.
Le siguen Matina, Siquirres, La Cruz, Corredores, Abangares, Liberia, Nicoya, Osa, Bagaces, Buenos Aires, Golfito, Quepos, Limón, Santa Cruz, Belén, San José, Parrita, Turrialba, Puntarenas, Coto Brus, Sarapiquí, Río Cuarto, Carrillo, San Carlos y Tilarán.
“Entre más rural es la zona, se generan más condiciones de violencia doméstica, y cuando es más urbano se generan más condiciones como los asaltos, robos, hurtos”, afirmó Carlos Marschall Murillo, el especialista en Estadística del Mideplán que realizó la medición en un esfuerzo por contar con información que permita analizar la violencia de una forma “más científica” y planificar la respuesta del Estado con mayor precisión, según la realidad de cada territorio.
El índice ordena los cantones del país del 1 al 82 (para el momento del estudio Puerto Jiménez y Monteverde no eran cantones), del más violento al menos riesgoso, a partir de tres tipos de violencia contra las mujeres: social, sexual y contra la vida.
Aparte de los primeros 28 con riesgo alto, la medición calificó otros 27 cantones de riesgo medio y 27 más de peligro bajo.
En esa última categoría, la de peligro bajo, figuran, por ejemplo, Montes de Oro, en Puntarenas; Barva, Santo Domingo, Santa Bárbara, San Rafael, Flores y San Pablo, en Heredia; Cartago, La Unión y Oreamuno, en Cartago; Grecia, San Mateo, Atenas y Zarcero, de Alajuela; y Nandayure, en Guanacaste.
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Los más riesgosos
Los Chiles es el cantón que obtuvo el primer puesto debido a que registró altos niveles de violencia en las tres categorías, en particular en las de agresiones sexuales y contra la vida.
Esto se debe a que el cantón fronterizo tiene el segundo mayor porcentaje de embarazo adolescente (8,3% de los nacimientos), solo por detrás de Parrita. Además, reporta elevadas tasas (por cada 100.000 habitantes) de violaciones y tentativas de violaciones (24,1) y feminicidios (12).
No obstante, el índice de Mideplán e Inamu revela que casi todos los cantones del país tienen riesgos y debilidades por atender. Por ejemplo, San Pablo, en Heredia, obtuvo puntajes bajos en cuanto a peligro de violencia doméstica y sexual, pero en los atentados contra la vida, registró un nivel alto.
¿Dónde hay más violencia social?
La categoría de violencia social mide la incidencia de delitos contra la propiedad, en los que la ofendida es una mujer, así como los casos de violencia doméstica. En ese aspecto, el cantón más violento es Garabito, Puntarenas, donde se encuentra la concurrida playa Jacó.
El cantón costero tiene la mayor tasa de asaltos, hurtos, robos y tachas contra mujeres por cada 100.000 habitantes, la cual llegó a 1.624 en el 2021. Superó incluso al cantón central de San José, que en ese año fue de 1.036.
La violencia doméstica en ese territorio del Pacífico tiene una incidencia significativamente más baja, al punto de que su riesgo se considera de nivel medio.
En violencia doméstica, la comunidad en alerta máxima es Corredores, en el sur de Puntarenas, con 241 incidentes.
La provincia puntarenense, en general, tiene un serio problema de violencia doméstica. Dentro de su territorio se encuentran cuatro de los 10 cantones con más casos de esta forma de agresión. Los otros son Golfito y Buenos Aires, ambos de la zona sur.
¿Dónde hay más violencia sexual?
La violencia sexual, según el índice, es más crítica en Talamanca. Con 14 violaciones y tentativas de violación, dicha tasa en el cantón limonense llegó a los 66,8 por cada 100.000 habitantes en el 2021.
El porcentaje de nacimientos de madres menores de 18 años en esta comunidades del Caribe también es alto, y llega al 7,14% del total de alumbramientos. Casi el doble del porcentaje nacional, que fue de 3,8 en ese mismo año.
El índice revela que en general, el foco de las agresiones de tipo sexual contra las mujeres está en las comunidades rurales, fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM).
De hecho, de las 28 comunidades que registraron un riesgo alto en este ámbito, solamente una está en la GAM: Paraíso, en Cartago, con 12,7 violaciones y tentativas de violación por cada 100.000 habitantes mujeres, y un 4,54% de los nacimientos son de madres adolescentes.
Pese a lo alarmante de las cifras de violencia sexual, Darcy Solano, especialista del Inamu, afirmó que se quedan cortas con respecto a lo que ocurre en realidad.
“Se sabe que las mujeres son estigmatizadas y vulnerabilizadas en espacios judiciales, además que es algo que pasa en el ámbito íntimo”, afirmó.
¿Dónde hay más riesgo contra la vida?
La tercera dimensión que evaluó el índice de Mideplán y el Inamu es la de los atentados directos contra la vida de las mujeres. La medición desveló una situación crítica en dos cantones radicalmente distintos.
En la cima de la lista aparece Matina, de Limón, donde en el 2021 se cometieron seis asesinatos de mujeres, para una tasa de 27,42 por cada 100.000 habitantes.
La mitad de las muertes se catalogaron como feminicidios —es decir, como crímenes de odio ejecutados por razones de género— y la otra mitad como homicidios.
Tres de los asesinatos se cometieron la mañana del domingo 14 de febrero del 2021, cuando sujetos encapuchados mataron a una mujer de 37 años y a sus dos hijas, de 24 y 14 años.
Limón es la provincia más violenta del país, la tasa de homicidios, sin distinción de genero, fue de 33 por cada 100.000 habitantes, en el 2021, el triple de la tasa nacional registrada ese año, que fue de 11,2.
Si solo se consideran los asesinatos, los siguientes cantones con altos niveles de muertes de mujeres son: Garabito; Siquirres, de Limón; Alvarado, de Cartago; y Los Chiles.
No obstante, en el índice de amenazas contra la vida, Mideplán y el Inamu tomaron en cuenta también los suicidios.
“Hay que entender la violencia contra las mujeres desde la perspectiva más estructural. Los suicidios en las mujeres muchas veces obedecen a situaciones de violencia que se han ejercido solo por el hecho de ser mujeres, por ejemplo, las violencias sexuales. Muchas de las mujeres que intentan suicidio tienen antecedentes de violencia sexual o de violencia doméstica”, explicó Solano.
Belén, un cantón metropolitano de Heredia, obtuvo el puesto más crítico en esta medición. Con una población relativamente pequeña, de 13.000 mujeres, solo en el 2021 tres se quitaron la vida, lo cual equivale a 22,5 muertes por cada 100.000 habitantes.
Acción en cantones prioritarios
¿Qué hacen las autoridades con esta información? Solano explicó que los resultados del índice se utilizan para definir en qué partes del país se implementan, de manera prioritaria, las acciones de la Política Nacional para la Atención y Prevención de la violencia contra las mujeres 2017-2032.
Dicho documento establece las áreas que las instituciones deben trabajar para reducir, en el mediano y largo plazo, las manifestaciones de violencia contra las mujeres.
Las prioridades son generar cambio cultural, en particular entre los niños, para que desarrollen habilidades de comunicación, negociación y empatía, y evitar que desarrollen actitudes machistas; el trabajo con hombres en áreas relacionadas con la afectividad, la paternidad, la sexualidad y la prevención del embarazo adolescente.
También la debida diligencia que deben tener las instituciones para atender las emergencias y la prevención de la violencia y el feminicidio.