Las jefas de Trabajo Social de los hospitales San Juan de Dios y Nacional de Geriatría, Gina Coto Villegas y Jeannette Martínez Muñoz, respectivamente, coinciden en que hay familias que abandonan a sus adultos mayores no porque no quieran cuidarlos sino porque no pueden o no saben cómo hacerlo.
Por supuesto, hay quienes abandonan simplemente porque quieren, pues el cuido significa una labor de mucha dedicación en tiempo, dinero, carga emocional y física.
Detrás de cada caso de abandono hay determinantes sociales que lo explican; entre ellos, la complicada situación socioeconómica de un número cada vez mayor de familias, la complejidad del cuido y la falta de suficientes apoyos familiares, comunitarios e institucionales.
“Atendí a una señora de 70 años que cuida a la mamá de 100 años. La hija está agotada y sin capacidad resolutiva. Nosotros, como hospital, quedamos en medio de escenarios que se vuelven cada vez más complicados de resolver”, comentó Martínez.
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Querer cuidar y no poder hacerlo es una situación que se ve mucho en grupos de adultos mayores que viven solos; por ejemplo, hermanos solteros o parejas que carecen de las condiciones mínimas para cuidarse entre sí.
Aquí es cuando intervienen los servicios de salud con capacidad de detectar riesgos.
“El adulto mayor no debe estar hospitalizado. Necesita una casa, condiciones de cuido para la cotidianidad”, enfatizó Martínez en referencia a los pacientes de 65 años y más que quedan abandonados en los hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Solo en el Calderón Guardia, 67 adultos mayores quedaron en esas condiciones el año pasado. En el Geriátrico fueron diez, y en el San Juan de Dios, 50.
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En los hospitales de la CCSS esos números van en alzada. En el 2020, hubo 63 egresos de mayores de 65 años relacionados con negligencia y abandono. Los datos preliminares del 2024 registran 129 personas en esa condición, según el Área de Estadística en Salud, de la Gerencia Médica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Un 63% de los casos del año pasado eran hombres.
Cada uno de esos pacientes no espera menos de un mes a que se resuelva su situación de abandono. Ese proceso implica rastreo de familiares, denuncias ante el Ministerio Público y coordinaciones con instituciones como el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam).
Martínez insiste en que la familia es la principal red de apoyo inmediato. “¿Qué es lo que nos ha fallado? Desde el otro lado (Conapam, Conapdis, IMAS), los recursos no son suficientes para apoyar a las familias que no tienen los recursos para el cuido pero sí la voluntad. En la red de cuido hay listas de espera de más de 300 personas”, reveló la jefa de Trabajo Social del Geriátrico.
El Conapam cada vez cuenta con menos recursos para apoyar a los hospitales en la búsqueda de hogares de larga estancia para la población en abandono, según Coto y Martínez. Recientemente, se sumó un desafío más: la población adulta mayor migrante en condición de abandono.
“Tuvimos una señora que duró 74 días hospitalizada porque, cuando se envió la solicitud para reubicarla, Conapam la rechazó porque no tiene presupuesto para población migrante. ¿Qué tenemos que hacer nosotros? Coordinar con Migración para documentarlos, asegurarlos…“, explicó Coto.
La Nación gestionó una entrevista con algún vocero del Conapam por medio del Ministerio de Salud, pero no fue posible al cierre de esta nota.
Causas de abandono de adultos mayores
Hay un grupo importante de adultos mayores abandonados, en su mayoría hombres, que durante su época de juventud no crearon vínculos como padres. Incluso, maltrataron o abusaron.
Esa falta de vínculo y de buena calidad en la relación incide al final de la vida, según las jefas de Trabajo Social de los hospitales San Juan de Dios y Nacional de Geriatría.
Lo anterior podría explicar también por qué la gran mayoría de los adultos mayores abandonados son hombres. Por ejemplo, de los nueve que estaban en esa condición a finales de enero en el Calderón Guardia, siete eran señores.

No faltan quienes simplemente no quieren cuidar a su familiar.
“El señor ya iba a salir. Logramos que recuperara un poquito de su función con la indicación de continuar recuperándose en su casa. Pero su nieta dice que no lo quiere cuidar. Simplemente, no le interesa. Nos dijo que ella se quedó con la casa porque el señor se la donó, pero no tiene interés en cuidarlo.
“Aparte de la indignación que esto nos da como profesionales, entramos con lo que dice la norma: direccionar el caso a la instancia judicial para que tome medidas de protección y determine si ameritan un proceso penal contra esta persona que actúa con intencionalidad de abandono”, explicó Jeannette Martínez.
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En el hospital Geriátrico tienen equipos especializados en detectar síntomas y signos de maltrato y abandono no solo en pacientes hospitalizados. Desde que el adulto mayor llega a una cita en consulta externa se realizan procedimientos para determinar si hay riesgo.
En 2024, detectaron 62 adultos mayores en riesgo de abandono durante su cita en consulta externa, y diez en hospitalización.
“Ellos se tardan”, afirmó Martínez en referencia al tiempo que se toma una institución como el Conapam para resolver cada caso.
“En el último caso del 2024, se tardaron de octubre a enero... ¡casi 100 días! La resolución depende de los recursos del Conapam para reubicar, y esto hace al adulto mayor entrar a una lista donde no tienen prioridad los pacientes hospitalizados, porque ellos tienen alimento y hospedaje en la Caja. A las resoluciones por otros tipos de violencia, por lo general, les dan más prioridad”, agregó Martínez.
María Rodríguez, geriatra del Calderón, propone que la CCSS tenga su propio centro de larga estancia para atender estos casos. Sugiere utilizar con estos fines el antiguo hospital de Puntarenas o el de Turrialba.
La geriatra asegura que una medida como la anterior acabaría con las prolongadas esperas de pacientes abandonados en los hospitales.