Este es un viaje a hace 50 años, cuando gobernaba José María Figueres Ferrer (1970-1974) y los anuncios en La Nación reflejaban la Costa Rica de entonces, las tendencias, los precios y las novedades en juguetes, ropa, vehículos, televisores y equipos de sonido con tocadiscos.
Las tiendas Sears, Universal y Lehmann, en la avenida central de San José, eran los comercios de referencia para comprar juguetes.
La desaparecida Sears, en calle 3, frente a la plaza de la Cultura, ofrecía patines plásticos para niños a ¢21; un tren de baterías en ¢120,75 y una especie de velocípedo en ¢157,50.
¿Recuerda los resortes saltarines? Eran unos resortes que se lanzaban al suelo y daban brincos de un punto a otro. Pues esos, anunciados como “diversión para grandes y chicos” ya que hasta “bajan escaleras”, valían ¢23,50 en días en que el dólar estaba a ¢8,60. Y, justo esa Navidad, Sears estaba a 10 años de cerrar operaciones en el país, lo cual ocurrió en 1982.
Los televisores de moda eran los “transistorizados”, la tecnología que vino a abolir los famosos “tubos al vacío”. Las marcas de punta eran Hitachi y Toshiba y tienda Herbor’s, también en avenida central, promocionaba el Toshiba con pantalla en blanco y negro, de 17 pulgadas, y en un mueble de cuatro patas, con pagos en cuotas de ¢15 por semana. Tienda Artelec ofrecía el Hitachi en cuotas de ¢23,75 para que los montos “no le quiten el sueño”.
Los equipos de sonido, para disfrutar de la música en la sala de la casa, se publicitaban con las marcas Crown o National (esta última hoy es Panasonic). Traían tocadiscos incorporado con varias velocidades según el acetato (33 rpm; 45 rpm y 78 rpm) y bafles de 28 pulgadas de alto para una potencia de hasta 30 watts. ¡Fuerza sónica!
Agfa anunciaba su nuevo lanzamiento: la cámara portátil Agfamatic, con sensor 100 y flash incorporado para que “no tenga más fotos movidas”. Y otra novedad: cuando se terminaba el rollo de película, “este quedará completamente sellado dentro del cassette”, dice el anuncio.
Ropa. “Siempre Lee” para sentirse “siempre diferente” afirmaba el anuncio de los populares pantalones de mezclilla, mientras tienda Aued, el Palacio de las Camisas, ubicada frente a la parada de buses de San Pedro, alardeaba de tener 2.000 camisas en exhibición permanente. Yamuni, en tanto, daba a conocer su “finísima ropa íntima Vanity Fair” y casimires ingleses.
Rompope y cervezas ya estaban en agenda para la celebración navideña. Un litro de rompope marca Dos Pinos valía ¢4,30 en Más x Menos y las cervezas Imperial o Pilsen ¢1,75 en supermercados Los Periféricos. Y quienes compraban en Más x Menos en esa Navidad quedaban concursando para un viaje para dos personas a Disney World, en Estados Unidos.
Kativo se adelantó en esos días para aquellos que pintaban su casa en enero. Promocionaba, desde ya, sus pinturas Protecto, Nácar, Sapolin, Ekono y Kativo.
Purdy Motor, igual. Desde ese entonces comunicaba que ya estaba en el país el nuevo Toyota Corolla 1973. Lo mismo hacía Lachner y Sáenz, al informar de que tenía el pick up Chevrolet Luv, al que definía como “LUV: liviano, útil y versátil”.
Y los teléfonos existían, pero eran fijos y la novedad en ese momento eran los “automáticos”, que permitían marcar directamente, por medio de un disco, el número de la persona o comercio al que se quisiera llamar sin tener que pasar por una operadora. Siemens era la marca y era un país donde solo había seis dígitos telefónicos.
Diciembre era época de matrimonios y en esa edición del 15 de diciembre de 1972, Carmen María Ibarra Cerdas y José Sandoval Vargas, entre varias parejas, daban a conocer su boda en la capilla del colegio Saint Francis, a las ocho y media de la mañana.