Primera parte
600 mil... un millón y... hasta un millón y medio. Números disparejos y endebles le han dado la vuelta al país para calcular la cantidad de nicaragüenses en Costa Rica.
Costa Rica: país que atrae a la mayor cantidad de flujos migratorios centroamericanos
Costa Rica, país modelo en Nicaragua
Informe especial: Nicaragüenses en Costa Rica
Pero, para sorpresa de muchos apocalípticos "estimadores", el techo máximo de inmigrantes nicaragüenses en Costa Rica es de 400 mil personas, según comprobaron investigaciones realizadas por el demógrafo y catedrático universitario Luis Rosero Bixby y por el estadístico Gilberth Brenes, quien dedicó su tesis de maestría a la cuantificación de esa población.
La cifra no es antojadiza, sino producto de la aplicación de cuatro métodos estadísticos distintos, de los cuales dos arrojaron resultados similares sobre el número más preciso de inmigrantes, que oscila entre los 340 mil y 360 mil.
Esos números destacan dentro del universo que engloba el fenómeno migratorio de nicaragüenses hacia Costa Rica. La Nación investigó el tema durante los últimos tres meses para buscar respuestas a las principales inquietudes: øCuántos son?, øCómo son?, øDe qué zonas provienen?, øDónde se concentran?, øCómo viven?, øPor qué emigran de su país?, øCuál es el efecto de su presencia en los servicios públicos, en la producción del país, en el aspecto demográfico, en la seguridad, en los índices sociales y económicos?
Este informe, realizado a partir de recorridos en varias regiones de Nicaragua y Costa Rica, y de una amplia documentación que incluye los más recientes estudios sobre el tema, reveló que:
La inversión en servicios de salud es el área más sensible al fenómeno migratorio. La Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) hizo un balance entre lo que aportan los nicaragüenses al régimen y lo que gastan y se determinó que esa población generará un déficit de entre ¢4.500 y ¢4.800 millones este año, que representa el 3,5 por ciento del presupuesto anual de la CCSS.
Fruto de su trabajo, los nicaragüenses envían a su país más de $200 millones al año.
En el sector laboral el impacto no ha sido negativo, pues la economía costarricense ha tenido la capacidad de absorber a unos 250 mil trabajadores sin que se reporte un significativo desplazamiento de la mano de obra nacional. No obstante, varios estudios reflejan una tendencia a la baja general en los salarios que perciben ticos y nicaragüenses en actividades productivas como la construcción y la agricultura.
En materia de delincuencia los nicaragüenses no constituyen una amenaza para el país. Datos suministrados por el Ministerio de Justicia reflejan que solo un 3,37% de las personas en prisión son nicaragüenses, cifra menor al 10 por ciento que representan del total de los habitantes del país.
La población inmigrante nicarag,ense será el factor determinante en el crecimiento demográfico de Costa Rica. Estimaciones del demógrafo Luis Rosero Bixby muestran dos escenarios distintos para el año 2.100: de mantenerse la tendencia actual, en esa fecha la población en Costa Rica podría llegar a los 11 millones; pero si la inmigración decrece en las próximas dos décadas hasta llegar a cero, el total de habitantes sería de un poco más de 7 millones.
Coincidentes resultados
Las estimaciones sobre la cantidad de inmigrantes nicaragüenses en el país son imprecisas en su mayoría, porque desde 1984 no se realiza aquí un censo nacional que pueda capturar esa información de forma certera.
Sin embargo, datos indirectos como la cantidad de nacimientos de hijos de madres nicaragüenses en Costa Rica, los censos de población realizados en Nicaragua y las estimaciones de esa población en Estados Unidos le sirvieron de base a Brenes para lograr una aproximación válida de la presencia de esa población en el país.
En su investigación, utilizó cuatro metodologías distintas de las cuales dos mostraron coincidencia en sus resultados. Una de ellas usó como fuente los nacimientos de niños de madres nicaragüenses en el país y la otra --denominada método de coeficiente de supervivencia-- se calculó a partir de las personas que faltaban en Nicaragua para 1995 y las que, según estudios demográficos realizados en Estados Unidos, se encontraban en ese país para ese año.
Así, según el primer procedimiento, en 1995 vivían en Costa Rica entre 175 mil y 190 mil nicaragüenses y de acuerdo con el segundo método, esa población no podría ser mayor a los 260 mil en diciembre de 1997.
Luego de proyectar esos datos a 1999, Brenes concluye que la población total de nicaragüenses en Costa Rica es de entre 340 mil y 360 mil personas.
De acuerdo con el demógrafo Luis Rosero, el techo de las estimaciones sobre la población de nicaragüenses es 400 mil. Esa valoración máxima, explicó, asume que la fecundidad de las nicaragüenses es idéntica a la de las costarricenses, lo cual no es cierto, según sus cálculos, pues las primeras tienen una tasa de fecundidad un 30 por ciento mayor que las nacionales.
"De Nicaragua jamás pudo haber salido un millón de personas como afirman algunos, esos datos son absurdos porque tienen bases endebles como las entradas y salidas del país. Así, pueden estar contabilizando varias veces a una misma persona", explicó.
El techo de 400 mil personas podría ser difícil de creer hasta para los mismos nicaragüenses, quienes han visualizado el fenómeno migratorio con mayor magnitud. "No puede ser, si yo me he topado a más de la mitad de mis conocidos de León aquí en Costa Rica", aseguró doña Leticia Cruz, cuando escuchó la cifra sentada en el Parque de la Merced.
Cruce de dos fronteras
Pero la sensación de mayor presencia nicarag,ense también tiene una explicación: la mayoría de ellos se concentra en sectores pobres del área metropolitana, y está generando mayor presión demográfica allí que en los demás sectores del país.
Así lo demuestra un estudio que analizó el reciente régimen de amnistía migratoria -vigente entre el 1 de febrero y el 31 de julio pasados- al que se acogieron 152.514 centroamericanos, de los cuales el 97 por ciento fueron nicaragüenses.
El informe, realizado en setiembre pasado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) con el auspicio de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), reveló que un 40,4 por ciento de quienes tramitaron su residencia viven en el área metropolitana y un 35,9 en el resto del Valle Central.
Esos números reflejan un significativo cambio en el comportamiento de los inmigrantes nicaragüenses, quienes rompieron, en la última década, la frontera imaginaria tradicional que los mantenía itinerantes en las zonas rurales del país, al vaivén de las temporadas agrícolas, para asentarse en precarios urbanos con miras a una estadía más prolongada.
El documento reflejó una preferencia de los nicaragüenses por instalarse en el área metropolitana incluso mayor a la que tienen los costarricenses: solo un 27,2 por ciento del total de los nacionales viven en ese sector, mientras que entre los nicaragüenses esa proporción aumenta a un 40,4 por ciento.
Los mayores conglomerados urbanos de nicaragüenses, de acuerdo con el estudio, se encuentran en los barrios josefinos: La Carpio, Pavas, León XIII, Hatillo, San Sebastián, Alajuelita y algunos sectores de Desamparados.
Esa tendencia urbana también podría explicarse por el perfil de la población inmigrante en el país, que es más joven y educada que el promedio en Nicaragua. Esas condiciones pueden alentarlos a insertarse en el mercado laboral capitalino, más que si se tratara de personas adultas y sin formación.
De acuerdo con el informe de amnistía un 56,5 por ciento de los inmigrantes tienen entre 20 y 40 años, hay muy pocos niños (un 9,6%) y todavía menos adultos mayores (1,1%).
El estudio Inmigración laboral nicarag,ense en Costa Rica , elaborado por los investigadores de FLACSO Abelardo Morales y Carlos Castro en junio de este año, revela que solo un 8,7 por ciento de la población ocupada nicarag,ense en el país no tiene ningún grado de estudios aprobado, mientras que en Nicaragua, según el último censo realizado en ese país en 1995, el porcentaje de personas sin instrucción se eleva a un 24,5 por ciento.
Entre los costarricenses ocupados ese porcentaje se reduce al 5,2 por ciento, de acuerdo con el mismo documento.
Morales concluye, a partir de esas cifras que "existe una pérdida de capital humano en Nicaragua, pues emigra fuerza de trabajo con un nivel educativo superior al del país y que la economía costarricense está beneficiándose de la mejor fuerza de trabajo nicarag,ense".
Recién llegados
Tanto el informe del régimen de amnistía como estudios demográficos realizados por Rosero coinciden en que más del 50 por ciento de los nicaragüenses en el país tienen pocos años de haber inmigrado.
El estudio de FLACSO concluye que, en promedio, los inmigrantes que hicieron sus trámites para legalizarse tienen 3 años y medio de haber llegado y que más de la mitad de ellos tiene menos de dos años de permanencia.
Las estimaciones de Rosero, realizadas a partir del registro de nacimientos de madres nicaragüenses, reflejan que más de la mitad de los inmigrantes arribaron en los últimos cinco años.
La renovación de la población inmigrante, que durante décadas ha escogido a Costa Rica como su principal destino, podría explicar los cambios en su perfil y sus preferencias geográficas.
Igual sucede con el origen de los inmigrantes actuales. Tradicionalmente, las zonas fronterizas nicaragüenses eran las que expulsaban más gente hacia nuestro país; sin embargo el estudio de FLACSO de junio pasado refleja que nuevos contingentes de inmigrantes vienen del occidente de Nicaragua (Departamentos de León y Chinandega) e incluso de regiones limítrofes con Honduras como Estelí y toda la zona de Las Segovias.
Pero, øqué mueve a un nicarag,ense que vive a pocos minutos de Honduras a emprender un viaje hasta Costa Rica? La incógnita la despejó muy fácil Maura del Socorro Dávila, una mujer de 37 años que vive en Estelí, a pocos kilómetros de Honduras y que ha cruzado a Costa Rica cinco veces por las montañas: "°Honduras ni lo conozco!, øa qué voy a ir allí?, si están peor que nosotros".