La vocación de Mario Quirós nació en el campo, en el seno de un hogar católico y dedicado a cultivar la tierra en la zona de Paraíso.
Su interés en comprender mejor la forma en que la Iglesia ha interpretado el mensaje de la Biblia a través de los siglos lo llevó hasta España, donde estaba estudiando cuando recibió un mensaje del Papa: debía regresar a su país para asumir como obispo de Cartago.
La misión le llega, en su opinión, en un momento en el que la Iglesia católica debe hacer más atractivo el Evangelio para contrarrestar en su diócesis cartaginesa el debilitamiento de los valores religiosos.
¿Cómo recibió la noticia de su nombramiento como obispo de su tierra natal?
Es una noticia que me ha tomado por sorpresa. No es algo que uno solicita. La idea mía es el aporte en la formación sacerdotal. Esa es la perspectiva o la proyección de lo que haría, de acuerdo a lo que me he dedicado en los últimos años.
¿Qué proyectos tiene particular interés en abordar?
Yo estuve mis últimos tres años en Salamanca, España, trabajando un proyecto de tesis doctoral en la línea de formación de pastores. Esa es una de las cosas en las que me gustaría profundizar: la cercanía con los sacerdotes, escucharlos.
”Los sacerdotes son los colaboradores más inmediatos. Así como en una empresa al personal se le atiende y se le escucha, quisiera llegar con una actitud no de grandes cosas, porque soy una persona limitada, pero sí con el afán de escuchar.
”Es importante en estos tiempos escuchar a quienes están alrededor. Esa no es la única prioridad; también el laicado de Cartago es toda una riqueza, de tal forma que ahí seguiremos en ese espíritu de cercanía, colaboración, ayuda y oración”.
Monseñor Ulloa se ha manifestado de forma contundente sobre temas de interés nacional en varias ocasiones. ¿Tendrá usted un estilo similar?
Así como el Papa ha actuado como una persona dialogante, que quiere mostrar una faceta donde la Iglesia es accesible, madre y que se preocupa por las distintas necesidades de quienes la conformamos, mi intención es esa. Proponer, sabiendo que mi misión es espiritual, llevar el Evangelio y animar a las comunidades.
En su reciente visita al Vaticano, los obispos costarricenses manifestaron su preocupación por la lejanía de algunas personas con la Iglesia. ¿Comparte esa inquietud?
Claro. La sociedad siempre plantea desafíos y debemos responder a esas situaciones especiales. Creo que en Cartago, ante situaciones que se puedan presentar de indiferencia, de secularismo o elementos que podrían enfriar un poco o mucho la fe nuestra, es importante comprometernos y responder a ello. Es algo que está sobre el tapete; será uno de los desafíos.
”¿Cómo plantear el Evangelio hoy? Tendremos que meditar cómo hacer todavía más atrayente el mensaje de Jesús”.
”Lo más sano es entrar y ver primero en esta lógica de trabajo. observar que es lo que hay y luego marcar la pauta.
Los obispos también hablaron de la necesidad de tener más sacerdotes; hace poco el Papa incluso habló sobre la posibilidad de ordenar hombres casados en ocasiones excepcionales. ¿Cómo está Cartago en ese sentido?
Cartago es una diócesis con un gran semillero de vocaciones. El clero que la compone es relativamente joven y numeroso, con disponibilidad de trabajo y compromiso. Procuramos de que haya una buena cobertura a nivel diocesano de las necesidades espirituales. Todo lo que sea la promoción vocacional, va a ser una de las maneras de responder.
”Creo que si Cartago tiene un número importante de servidores, pues también aportar para la misión para los diferentes servicios a nivel de Costa Rica”.
¿Qué otros retos hay en la diócesis de Cartago?
Hay bonanza de las vocaciones, un clero joven, ganas de trabajo y servicio, pero también en general la sociedad se muestra con ciertos elementos que tienden, en la parte religiosa a bajar, como a adolecer. Algunos valores empiezan a disminuir.
”Pienso que ante situaciones de secularismo y hedonismo, conviene seguir proponiendo el Evangelio, la novedad de Cristo en la sociedad y específicamente en Cartago. En otros ambientes y culturas es más fuerte esta tendencia, pero no estamos exentos”.
Usted será el obispo más joven de Costa Rica. ¿Cree que eso le permitirá hacer un aporte especial?
La Iglesia es muy sabia y valora la novedad porque debe estar sujeta a los tiempos, así como a su rica tradición. Se trata de conjugar. Es cierto, sería el más joven, con 50 años. No llego a imponerme, pero sí en lo que me pidan trataré de hacer las cosas lo mejor posible, tanto en el seno de la Conferencia Episcopal, como allá en la diócesis.
¿Cómo se prepara para asumir su nombramiento?
Me preparo apoyado por los sacerdotes de Cartago. Todos, sin excepción, me han manifestado su solidaridad, su sentido de trabajo y compromiso. Voy confiado, en Dios primero, en que ellos siempre van a estar conmigo y me van a ayudar.
Usted habla de volver más atractivo el Evangelio. ¿Qué opciones hay para hacerlo?
Quiero llegar a escuchar a las personas, no solo al clero. Quiero seguir dedicándome a la evangelización. Llegar a las casas, a los hogares, a los sectores más desfavorecidos y sencillos, los pobres, los indígenas que tenemos en Grano de Oro (Turrialba), seguir con ese interés en llevar la palabra de Dios a los hogares, creo que eso sigue siendo novedad.
”Es un mensaje personalizado, sectorizado. La gente desea sentir a su pastor cerca. Como diría el Papa: pastores que huelan a oveja, que estén metidos en la comunidad”.