Las profundidades del mar frente a Jacó, en Garabito de Puntarenas, son el hogar de una nueva especie de pez para la ciencia. Es morado (con un color similar a la lavanda), pequeño y de ágil nado, es similar a una anguila pequeña. Los científicos la bautizaron como Pyrolycus jaco, en honor a la zona donde fue encontrado.
Esta nueva especie fue descubierta por investigadores del Instituto de Oceanografía Scripps de la Universidad de California, en San Diego, con base en expediciones del Instituto Oceanográfico Schmidt en el fondo del mar del Pacífico costarricense, en un sitio conocido como la “cicatriz de Jacó“, por ser una especie de ranura o irregularidad en el fondo marino. El hallazgo fue publicado en la revista Zootaxa.
“Es un pez muy misterioso, pequeño y único, así que lo nombramos por la ciudad de Jacó en Costa Rica, pero también en honor a la cicatriz de Jacó“, dijo en un comunicado Ben Frable, autor en jefe de la publicación.
Este nuevo pez está en un lugar de difícil supervivencia. Está en las profundidades del mar, entre 1.750 y 1.800 metros de profundidad. A esas profundidades no llega ni luz ni energía solar. De hecho, los científicos solo pudieron llegar hasta ahí en un submarino robot.
Sin embargo, esta no es la única razón que hace difícil la supervivencia. Esta especie vive en una fuente de metano. Las fuentes de metano son partes del fondo marino que podrían compararse con un invernadero. El metano se escapa de rocas o sedimentos en forma de burbujas.
Los seres que logran sobrevivir en estos ambientes es porque adquirieron la habilidad de consumir metano. Estos microorganismos toman el metano y lo convierten en su comida y fuente de energía.
Una de las características de esta zona es su temperatura, similar al 5,2 º C, que es varios grados más caliente que el resto de las áreas circundantes en el fondo marino. Esta diferencia hace que aquí vivan especies que normalmente son vistas en fuentes hidrotermales de los fondos marinos.
“El descubrimiento de este pez es solo un ejemplo de cuán especial es este ecosistema en particular. Y podría dar pistas de otros ecosistemas en el fondo del mar que todavía no hemos descubierto", señaló Charlotte Seid, una de las científicas que participó del descubrimiento.
Esta “falsa anguila” es el primer vertebrado descubierto específicamente en esta fuente de metano cercana a Jacó. Anteriormente se habían visto bacterias, almejas y varios gusanos pequeños. En otros países, se conocen 13 especies de peces similares a anguilas que sobreviven en fuentes hidrotermales.
La recolección de este espécimen fue en 2018, pero tomaron varios años de estudios para determinar que fuera un vertebrado y clasificarlo.
Pez único en las profundidades marinas
Hay otros factores que diferencian a este pez de otros similares, como las proporciones de su cuerpo: la longitud de la cabeza es más pequeña y la cantidad de huesos y poros sensoriales en su cuerpo varían.
También se diferencia en que las otras dos especies del género Pyrolycus (que significa “lobo de fuego”) viven muy lejos, en el Pacífico Oeste, más cerca de Asia.
Para determinar estas características del pez, no solo fue necesario conservar el animal para que se mantuviera en condiciones de laboratorio. También se le hicieron estudios de rayos X para determinar su composición y comprobar que tenía un esqueleto.
Estos estudios confirmaron que se trata de una nueva especie para la ciencia.
Los ecosistemas en las profundidades marinas ticas
La cicatriz de Jacó no es el único ecosistema que se ha visto de este tipo. Se han estudiado profundidades similares cerca del golfo de Nicoya.
En expediciones similares en las profundidades del mar costarricense ―en el Pacífico Norte y el Pacífico Central― se han descubierto cuatro nuevas especies de pulpos, incluso se determinó que había una “sala de maternidad y guardería de pulpos“. También se halló un “gusano de mar”.