San Isidro de El General. El aplauso, los cantos y el cariño de ocho comunidades lograron que el padre Guillermo Loría se sienta hoy como un generaleño más.
Ayer, a las 12:45 p. m., dejó su viejo hogar –en el cantón de Moravia– para asumir un nuevo reto: ser el tercer obispo de San Isidro de El General. Sustituirá a Ignacio Trejos, quien cumplió 75 años y, como exige el Derecho Canónico, renunció.
Acompañado de amigos y desconocidos, Loría se enrumbó por la Interamericana Sur para conocer a su nueva gente.
Y lo logró. Los vecinos de Los Santos fueron los primeros en presentarse. Con sonrisa tímida, pero cargada de fe, Loría respondió con gusto.
Los fieles no ocultaron su regocijo, como tampoco escondieron sus ganas de estar hoy en el estadio Municipal de Pérez Zeledón y ser testigos de la ordenación, desde las 10 a. m.
El reloj quiso marcarle su ritmo, había horarios que respetar, pero la algarabía en cada lugar se encargó de acomodar la pauta, y Loría lo agradeció.
Si no, que lo digan los tres vecinos de San Gerardo de Dota, los únicos a la orilla de la calle. Con unos carteles muy humildes le desearon buena suerte; el obispo designado se detuvo para platicar.
La lluvia no fue obstáculo. Solo consiguió disminuir la velocidad de los 11 autos que lo acompañaron durante todo el camino.
Viaje en lancha
En Villa Mills, más allá de la mitad del recorrido, el padre Loría se llevó una gran sorpresa: allí estaban sus hermanos y viejos conocidos de su natal Tierra Blanca, de Cartago. Mucho lloraron, incluido el presbítero. Ahí tomaron café con bizcocho y pan casero.
Unos diez kilómetros después, en La Hortensia, otro amigo lo esperaba: monseñor Ignacio Trejos.
Al llegar al octavo pueblo, San Rafael Norte, el padre Guillermo Loría se subió en una lancha remolcada que lo escoltó durante el trayecto. La intención era que más de la mitad del camino lo recorriera sobre la barca, pero el inmenso frío no se lo permitió.
Una vez arriba le recordó su trabajo como “pescador de hombres” en su nueva diócesis, en pro de la familia, niñez y los jóvenes.
Después de recorrer más de 130 kilómetros, Loría ingresó a la catedral de San Isidro de El General a las 6:55 p. m., 55 minutos después de lo planeado. De inmediato se alistó para participar en una misa con monseñor Trejos.
Visiblemente cansado pues apenas el lunes por la noche regresó de Roma, Loría ignoró el reclamo físico, y se mostró muy satisfecho de ser hoy uno más de los 356.894 vecinos de la diócesis de San Isidro de El General.