Roy Morera y Ana Grace Valerio forman una pareja que tiene dos años de convivir en unión libre en Ciudad Quesada, San Carlos de Alajuela, porque antes de casarse por la Iglesia Católica prefirieron “ver cómo funcionaban como pareja”.
Morera, de 27 años de edad y Valerio, de 26 años, fueron novios durante dos años y hasta hicieron el curso prematrimonial católico.
Sin embargo, comentó Morera, quien trabaja como diseñador gráfico, “queríamos darnos un tiempo para ver cómo nos llevábamos o funcionábamos como pareja”.
También reconocieron que tenían problemas económicos para organizar una boda religiosa y cubrir los gastos de una fiesta.
Valerio dijo que el tiempo les demostró “que podemos ser felices y que nos llevamos bien”, por eso planean casarse pronto por la Iglesia “para llevar una vida mejor”.
Felices. Eduardo Vargas y Marisel Rodríguez son un matrimonio civil, debido a que ambos fueron casados por la Iglesia Católica.
Ellos se conocieron en un grupo de jóvenes profesionales en la iglesia de San Pedro de Montes de Oca. Sin embargo, como eran divorciados, tuvieron que aceptar unir sus vidas de manera civil, a pesar de que se consideran muy religiosos y respetuosos de la fe católica.
“Al principio me afectó que tenía que dejar de comulgar”, afirmó Rodríguez, de 38 años.
Recordó que varios sacerdotes le dijeron que lo hiciera de manera espiritual. “Eso me tranquilizó, al momento de la comunión hacemos oración juntos ”, expuso.
A pesar de que ambos reconocen que les gustaría casarse por la iglesia y comulgar, no los atormentan esas limitaciones y no lo reprochan al catolicismo. “No es culpa de la Iglesia que tuviéramos problemas en nuestro primer matrimonio”, afirmaron.
El matrimonio Vargas Rodríguez vive en barrio Cuba, San José, junto con dos hijos de Maricel, fruto de su primera unión.
A pesar de su “condición especial”, como la califican, son líderes y consejeros matrimoniales de un grupo católico.