La conservación y preservación de edificios que son parte del patrimonio histórico y arquitectónico de Costa Rica encuentra dificultades porque, en ocasiones, la restauración es muy costosa.
Los procesos de diagnóstico y de análisis de materiales, los consejos para restaurar y luego la misma restauración pueden resultar prohibitivos para los propietarios y para el Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ).
Sin embargo, una alianza allana el camino para conservar estos edificios icónicos para los costarricenses.
El Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC, parte del MCJ) y la Universidad de Costa Rica (UCR) tienen un convenio de cooperación para que, a través de cursos finales y proyectos de tesis, los estudiantes de Ingeniería Civil y de Ingeniería Topográfica puedan ayudar a conservar nuestras raíces.
Pronto, los estudiantes de la carrera de Historia también se unirán al proyecto.
“La idea de estos proyectos es transferirlos y presentárselos a los dueños para que sirvan como insumo para la restauración y preservación de esos patrimonios construidos”, manifestó la historiadora María Soledad Hernández, coordinadora del convenio.
Diego Meléndez, director del CICPC, complementó: “Nuestros recursos tan limitados se ven enriquecidos con el aporte de la Universidad de Costa Rica”.
La iniciativa comenzó en el 2019, a través de uno de los cursos finales de las ingenierías llamado Taller de Diseño, donde, con la ayuda de profesores y del CICPC, los estudiantes pusieron la vista hacia cómo mantener este tipo de edificaciones.
Posteriormente, se gestaron procesos de tesis.
“Ha sido un proceso muy lindo, de muchísimo aprendizaje personal y colectivo. Todos nos hemos enriquecido: ellos de una mirada patrimonial e histórica, y yo de conocimientos técnicos en ingeniería civil y de topografía que jamás me imaginé tener la posibilidad de acceder a ello”, expresó Hernández.
Esto también beneficia a los propietarios de los inmuebles, quienes sabrán, de primera mano, cómo está la edificación y podrían restaurarla a tiempo, antes de que los daños sean muy grandes y las reparaciones, más costosas.
Edificios bajo diagnóstico
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Uno de los primeros trabajos fue en la casa del director del Sanatorio Durán. Se hizo un trabajo sobre el problema de escorrentía del Sanatorio Durán, sobre por qué hay tanta humedad, de dónde venía esta y cómo se podía corregir.
También, se trabajó en el antiguo hospital de la zona americana de Quepos y en Casa Bautista de Limón, así como en un puente de piedra en Grecia.
“El año pasado, con la pandemia, íbamos a arrancar con proyectos más fuertes, pero el paso fue más lento por la pandemia. Eso implicó que ya los estudiantes no se podían enviar mucho a campo, para proteger la salud de los estudiantes y de los profesores”, expresó Hernández.
No obstante, a través del Taller de Diseño se diseñaron tres proyectos: la ermita de Aquiares, en Turrialba y dos trabajos en el palacio municipal de Limón.
“Se hizo todo el escaneo del palacio y se hizo toda una propuesta integral a la municipalidad de Limón sobre el refuerzo estructural que se le debería hacer al edificio, sobre las condiciones de vulnerabilidad sísmica que tiene el edificio y también las necesidades de cambiar el cableado eléctrico”, destacó Hernández.
Conforme se fueron gestando procesos de tesis, los estudiantes fueron tomando cada vez más edificaciones: como el templo colonial de Orosi, la estación al ferrocarril en Caldera o casas en Desamparados.
Pronto, se comenzará con otros trabajos, como la iglesia de ladrillo en San Francisco de Goicoechea.
¿De dónde se escogen estos edificios? Hernández explicó que se hicieron dos reuniones con los historiadores y arquitectos del CICPC y, de allí, se hizo una base de datos que se le ofrece a la UCR para que tengan los posibles proyectos.
Dependiendo del estado de la edificación, hay algunos diagnósticos, planes de restauración y reforzamientos que tomarán varios procesos de tesis de estudiantes diferentes. Todo esto se va documentando.
“La idea es tener documentada la situación de todos los edificios patrimoniales, y ojalá todos los edificios escaneados y con la información de su estructura ya en maqueta en computadora”, señaló la historiadora.
Y hay lugares del país en donde es un conjunto que va más allá. Por ejemplo, San Jerónimo de Moravia, donde está la escuela antigua, con rasgos victorianos y la calzada de Carrillo, un viejo camino por el que se llegaba a Limón antes de la construcción del ferrocarril.
La escuela ya está en proyecto de tesis de Ingeniería Civil, la calzada es un proyecto más ambicioso.
La Calzada de Carrillo no solo lleva parte en Moravia, también recorre sitios de Goicoechea, Coronado y Santo Domingo de Heredia. Fue un camino del siglo XIX que conectó el Valle Central con Limón, una alternativa del cambio comercial entre las regiones
“El levantamiento topográfico está para entregar en mayo. Y seguimos con estudios hidrológicos, con estudios de puentes, con la posible proyección de un camino alterno, para evitar que se siga dañando el camino tradicional de piedra”, dijo Hernández.
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Parques nacionales
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No solo templos, estaciones de tren o casas particulares forman parte de esta iniciativa. Los parques nacionales también son participantes trascendentales.
Hay dos cuyo trabajo está adelantado: la isla San Lucas y la casona del parque nacional Santa Rosa.
En San Lucas, ya se trabaja en el escaneo del centro penal.
En Santa Rosa ya el trabajo se empezó. La importancia del lugar va más allá de la batalla del 20 de marzo de 1856.
“Es una de las pocas casonas históricas de Guanacaste que todavía conserva su corral de piedra, por ejemplo. Y tiene un entorno muy, muy interesante que nos habla de ese pasado”, manifestó Hernández.
Y añadió: “Santa Rosa conjuga patrimonio construido, patrimonio inmaterial, patrimonio natural”.
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Las alianzas
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Hernández destaca que siempre encontró buenas ayudas en la UCR.
Dentro de ellos, están Robert Anglin, director de proyectos de la escuela de Ingeniería Civil. En Ingeniería Topográfica, la ayuda vino en un inicio del exdirector Juan Picado, quien se pensionó a finales de 2020, y ahora está en manos de Robert Laurent y Mauricio Varela.
“Es romper con el mito de que, si no tenemos un montón de dinero o de recursos, no podemos hacer nada. Siempre hay algo que se puede hacer con voluntad, con ganas de trabajar, tocando las puertas correctas, buscando los aliados estratégicos”, concluyó Hernández.