Como ninguna otra edificación religiosa en el país, el templo de Orosi tiene una larga historia que contar, que comienza en plena época colonial, como lo confirma el rótulo que destaca en una de sus paredes “construido en 1743″.
De hecho, es la única iglesia que conserva toda la herencia icónica, arquitectónica y pictórica de la colonia, como explica con orgullo el párroco Jorge Eddie Solórzano.
Para muchos, es casi inexplicable cómo esa riqueza ha soportado el paso de los siglos y los desastres naturales.
“Si vemos otros templos coloniales, Nicoya tuvo que reconstruirse, Ujarrás es ruinas. Orosi es el único que no ha sido sometido a un proceso de restauración, ha resistido terremotos y se mantiene en pie”, destacó Ariana Chavarría, quien está por finalizar sus estudios de Ingeniería Civil en la Universidad de Costa Rica (UCR).
Sin embargo, a pesar de esa resistencia, es urgente un diagnóstico para conocer a fondo y en detalle cómo está la estructura de este templo patrimonial y saber cómo podría restaurarse mejor.
Esa es precisamente la tesis de licenciatura de Chavarría, que echa mano de dispositivos de alta tecnología.
“Me enfoco en la parte estructural: paredes, puertas, ventanas, en cuán vulnerable es ante un sismo y también en dar recomendaciones de reforzamiento. La idea es que se siga conservando por muchos años más”, detalló la estudiante.
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Tecnología se la da la mano con la historia
Un escáner láser y análisis en computadora darán información necesaria sobre cada punto del edificio.
Es allí donde Chavarría se apoya en Keylor Ortega, técnico en escaneo láser y quien forma parte de la Escuela de Ingeniería Topográfica de la UCR.
“Me tomó cinco días escanear toda la edificación, tanto el templo como el convento, que ahora es un museo religioso. Coloqué el escáner en un punto de la edificación 135 veces en total. A esto se le llama estacionamientos”, explicó.
“Se le hace como una ‘radiografía’ a la iglesia. Esto me genera una nube de puntos en imagen que hace que yo tenga la edificación en la computadora y eso me da la información geométrica”, añadió.
Este escaneo le permite a Chavarría obtener dimensiones exactas de la edificación y fotografías de cómo están colocados los materiales.
“Es hacerle una ‘resonancia magnética’ al edificio que antes no se podía”, dijo el párroco Solórzano, quien ha participado muy activamente en este proceso.
Esta “resonancia magnética” o “radiografía” se tendrá en computadora donde se podrá analizar con exactitud la geometría del edificio, e incluso podría imprimirse en tercera dimensión.
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Diagnosticar a Orosi paso a paso
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El escaneo es solo uno de los puntos que comprende el trabajo de Chavarría. Esta parte solo da las dimensiones geométricas exactas.
Una de las pruebas trascendentales consiste en quitar repello de las paredes y estructuras para ver materiales.
“No se tiene claro si es adobe, tapial, o bahareque. Y eso es importante, porque cada material se comporta estructuralmente diferente”, expuso Chavarría.
“También, determinar el sistema constructivo. Va más allá de los materiales: cómo está colocado, tamaños de bloques. Espesor de paredes. Todo esto está relacionado sobre cómo reaccionaría la edificación en caso de sismo”, añadió.
La idea de Chavarría es generar una información de alta calidad que permita planes de reforzamiento y restauración en futuros proyectos de graduación.
El estudio de los materiales de construcción es fundamental.
“Estos materiales, como adobe, tapial o bahareque hoy están prohibido para nuevas edificaciones. Y eso es porque son materiales frágiles y frágiles ante un sismo. Y a pesar de esos materiales la iglesia se ha mantenido en pie durante los sismos”, manifestó.
Este trabajo también permitirá un acercamiento con la historia, pues se verá con mayor detalle las técnicas constructivas de la colonia.
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El poder de la colaboración
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Este proyecto es posible gracias al trabajo conjunto de la parroquia de Orosi (su sacerdote, la comunidad y una asociación que busca rescatar la edificación), el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CIPC) y la UCR.
“Tenemos que reconstruir y recuperar el Museo y el templo colonial. Hay una serie de situaciones que ponen en evidencia el deterioro en la estructura, en la parte eléctrica, en la parte de la conservación de las maderas. La intervención anda cercana a un $1 millón”, expresó Solórzano.
El sacerdote tocó las puertas del CIPC para que les diera guía.
“Es una iglesita muy antigua, construida de una forma muy artesanal, con materiales muy frágiles y además, en una zona de alto riesgo de avalanchas y derrumbes”, recalcó el arquitecto Diego Meléndez, director del CIPC.
Para llevar a cabo la labor hicieron una reunión con la UCR y a la comunidad.
Aunque las instituciones tienen sus recursos limitados, la participación de la universidad ya presenta cambios.
Meléndez explicó: “Estamos haciendo un proyecto, primero de análisis, porque hay unos hundimientos, las columnas internas de la iglesia de Orosi se están torciendo más de lo que estaban.
“Y entonces los recursos nuestros tan limitados se ven enriquecidos con el aporte de la UCR. Vamos a hacer una propuesta donde también se hace un análisis topográfico del riesgo de inundaciones, cómo mantener las aguas pluviales lo más alejadas de la edificación, porque los terrenos húmedos tienden a hundirse, las paredes tienden a fallar en casos de excesiva humedad.
“Y todo esto sería imposible solo con los recursos nuestros. A través de esta red de colaboración que estamos logrando es que se va a poder hacer”, concluyó el arquitecto.
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Esta colaboración hizo que Chavarría tuviera todos los permisos para comenzar a trabajar de forma muy rápida.
“Sé de compañeros que han durado más, conmigo fue todo muy rápido. Patrimonio, el padre Jorge Eddie y la comunidad estaban tan interesados que todo surgió muy rápido”, afirmó la estudiante.
Solórzano destacó que también el Instituto Costarricense de Electricidad ha colaborado para revisar las condiciones eléctricas.
Para él, es como “juntar a muchas personas que aman la historia, que aman sus raíces y aman el arte y dan lo mejor de sí”.
Orosi no es la única edificación patrimonial que está con este tipo de proyectos. María Soledad Hernández, historiadora del CICP y coordinadora del convenio, indica que hay otros en la isla San Lucas, la casona de Santa Rosa, la estación al ferrocarril en Caldera, el Palacio Municipal de Limón y en casas de habitación en Desamparados.
También en otros templos patrimoniales, como la “iglesia de ladrillo”, en San Francisco de Goicoechea, o la de Aquiares, en Grecia.
“Nosotros trabajamos en conjunto con Lanamme (Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales), ellos intervienen haciendo pruebas especializadas. Si los propietarios de esos inmuebles tuvieran que hacerlas sería muy difícil por el altísimo costo que eso implicaría”, manifestó Hernández.
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Ícono costarricense
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Este templo va más allá de ser solo un símbolo de fe, es en sí mismo, un ícono de la historia y del desarrollo social y cultural costarricense.
“Orosi se convirtió en punto estratégico en el proceso evangelizador, y también conquistador, porque, acordémonos que, además de los misioneros, pues había otras muchas personas con otra serie de intereses también económicos. Hasta podríamos pensar incluso en los piratas, que entraban por el río Reventazón a todas estas zonas”, rememoró Solórzano.
Se refleja, dijo, el desarrollo de la economía, el aporte de los cultivos de café y tradiciones.
Para el sacerdote, esta historia es la que debe mantenerse para saber cómo es Costa Rica más allá de la espiritualidad, pues este templo fue centro de todo el desarrollo del pueblo.
“Los pueblos fueron plasmando esa historia en infraestructuras, como este templo”, recalcó.
María Soledad Hernández coincide en que los procesos de colonización se construyen a través de ermitas.
Incluso, afirmó, las ermitas son el bastión, el punto de partida hacia el futuro. Por eso, advirtió, conservarlas es conservar el bastión de desarrollo político, cultural, identidad.
“La iglesia colonial de Orosi es un sitio de intercambio, de encuentro, de nuestras raíces y nuestra historia indígena con lo mestizo. Es una mezcla interracial. Su santo es un santo indígena, San José cabécar. Eso es un simbolismo enorme”, agregó.
El director de Patrimonio considera que el caso de Orosi es destacable por el involucramiento del sacerdote y su conciencia sobre el enorme valor que tiene “esa iglesita”.
“Hoy lo ve clarísimo: es un patrimonio nacional, ni siquiera solo del pueblo de Orosi, es de todo el país”, concluyó.