Desde las ventanillas ubicadas en los calabozos interiores, temidos delincuentes lanzaron gritos amenazantes que chocaron contra la indiferencia de los transeúntes de la Liberia de mitad del siglo XX.
El día de hoy, por las amplias puertas de las salas y por las ventilaciones cenitales, se escapan las notas de niños que tañen un violín o soplan un clarinete.
El edificio de la antigua Comandancia de Plaza de Liberia destaca como la primera fortificación militar de Costa Rica, según el historiador Carlos Manuel Zamora.
Transformado desde el 2009 en la sede del Museo de Guanacaste, este inmueble de concreto armado le dice al pueblo que la única pieza en exposición, pero la más valiosa, es él mismo.
Sin embargo, a pesar de que fue creado por Ley N.º 8543 publicada en La Gaceta del 24 de enero del 2007, a estas alturas no cuenta con salas de exposición.
Ahora, una “inyección” de ¢150 millones de parte del Estado revive la esperanza de ver este emblemático edificio como una vitrina para mostrar la cultura guanacasteca.
Mientras esto sucede, sus espacios son ocupados por la Escuela de Música del Sistema Nacional de Educación Musical (Sinem), así como por grupos de danza folclórica y teatro.
Según informó el presidente de la Junta Administradora del Museo de Guanacaste, Rodrigo Ortiz, ese dinero será transferido del Ministerio de Hacienda al Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura, para ser invertido en este edificio. Ortiz declaró que se acondicionarán los espacios para albergar las dos salas de exposición y se harán reparaciones urgentes en las baterías de sanitarias y una entrada por la parte trasera del edificio.
“Ya con este dinero y esos trabajos, podríamos pensar en que funcione no solo como un museo, sino como un centro de acopio de la cultura guanacasteca. La idea es abrir las puertas para presentaciones artísticas y exposiciones de los distintos cantones de la provincia”, declaró Ortiz.
Por su parte, el Centro de Patrimonio ya trabaja en la propuesta para la rehabilitación de esos espacios. “Ese monto se utilizará para acondicionar dos salones de exposiciones y un pequeño auditorio para conferencias”, explicó el arquitecto Gustavo Morera, director del proyecto.
Según Morera, las obras se iniciarían a mediados de este año y contemplan la restauración del cielorraso, pisos de madera, paredes, puertas y ventanas, así como instalación del sistema de iluminación. También se remozará la fachada.
Entre barrotes y notas. Este edificio se empezó a construir durante el tercer gobierno del presidente Ricardo Jiménez Oreamuno (1932-1936) y fue inaugurado el 14 de enero de 1940, en la administración de León Cortés Castro.
Diseñado por el prolífico arquitecto José María Barrantes, el inmueble exhibe las características típicas de la arquitectura militar de principios del siglo XX, y cuenta con un área de 3.150 metros cuadrados de construcción, distribuidos en tres niveles.
El historiador Carlos Manuel Zamora destacó que fue edificado con la intención de resguardar la soberanía nacional. “Es una construcción de concreto armado que puede soportar cualquier prueba de ataque de artillería, de piezas de calibre corriente”, opinó.
Don Florentino Pizarro trabajó como oficial en este cuartel y cuenta que en 1956 –cuando hubo un intento de invasión nicaragüense– tuvieron que responder desde el patio de ejercicios militares con fuego de ametralladora contra un avión que lanzó una bomba que cayó detrás del edificio, pero nunca explotó. Ese mismo patio en el que se escuchaban los “¡cuerpo a tierra!” o “¡flanco derecho!”, es el que ahora se quiere rediseñar como espacio, ya no de prácticas militares, sino para los contoneos y coreografías folclóricas o como una vitrina para cantautores guanacastecos como Fernando Grillo, Pili Rodríguez, Manuel Chamorro, Christian Porras o Max Goldemberg.
Dentro de sus muros, el inmueble albergó , además, la cárcel de Liberia y la sede de la Fuerza Pública, hasta que fue declarado patrimonio histórico-arquitectónico de Costa Rica con el decreto N.° 27506-C del 17 de diciembre de 1998.
A pesar de su vocación militar, este edificio ha estado siempre ligado a la música. Don Florentino recuerda que mientras el edificio funcionó como prisión, la Banda Militar de Guanacaste –la cual pertenecía al Ministerio de Seguridad– ensayaba ahí.
“Ellos cantaban la música de don Chu (Jesús) Bonilla, como Luna liberiana, y toda la música guanacasteca, mientras los presos gritaban y hasta los seguían con los cantos”, relató.
Este gigante, con una fachada de estilo art déco, forma parte de un conjunto de edificios de valor histórico-cultural en este cantón guanacasteco, como el quiosco Jesús Bonilla, del parque; la antigua sede de la Gobernación y la centenaria Escuela Asunción Esquivel. Colaboró Andrea Solano