La casa cural de Pacayas de Alvarado, en Cartago es muy diferente a las vistas en otras partes del país.
Esta fue escogida como obra patrimonial para destacar por el Centro de Conservación de Patrimonio Cultural (CCPJ) esta semana en sus textos: Nuestro Patrimonio Histórico-Arquitectónico, en los que se busca dar a conocer las bellezas que tiene el país en este ámbito.
Esta es una edificación de 1940. Tiene influencia de la arquitectura victoriana. Este estilo arquitectónico data de mediados del siglo XIX y principios del siglo XX. Este comenzó en Reino Unido, en la época de la reina Victoria, cuyo reinado fue de 1837 a 1901.
En el continente americano las edificaciones victorianas comenzaron a verse más avanzado el siglo XX.
La casa cural de Pacayas es una estructura de madera. Está recubierta por láminas de metal galvanizado, que simulan reglillas de este material.
Esta construcción tiene 180 metros cuadrados. Esta vivienda fue elaborada gracias al esfuerzo del pueblo de Pacayas, bajo la dirección del cura párroco de entonces: Alfonso Coto Monge.
Para la construcción fue necesario acarrear la madera desde la finca El Torito, en Santa Cruz de Turrialba.
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Según consta en los documentos del CCPJ, el padre Coto, junto con otros 50 hombres y 22 carretas con bueyes, hicieron un viaje de varios días por caminos de difícil tránsito. Iban cargando las tucas de pochote e hira, fuertes maderas que conforman la estructura de la vivienda.
Otros materiales como vidrios, zinc y las láminas de metal corrugado de las fachadas, fueron traídos, principalmente, desde Cartago.
Los costos económicos de la construcción, altos para la época, fueron cubiertos con donaciones, turnos, rifas y el apoyo de todo el pueblo.
Los ciudadanos también brindaron la mano de obra para levantar la construcción. Entre ellos destaca la Juventud Obrera Católica de Pacayas.
El CCPJ indica que la inauguración de esta casa cural fue un suceso en la comunidad y fue celebrado con fiesta.
A la fecha, continúa siendo una de las edificaciones más simbólicas para la comunidad y es considerada parte importante de su cultura.
Este inmueble fue declarado como patrimonio histórico en 1997. El CCPJ destaca que, 23 años después, el estado de conservación se mantiene y merece ser reconocido.
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