La propuesta de transformación urbana que trae consigo el futuro edificio de la Asamblea Legislativa pretende lavarle la cara a este polémico proyecto, lleno de traspiés desde su gestación, en el 2014.
La nueva casa de los legisladores, en cuesta de Moras, San José, sobre la avenida central, se propone que los ciudadanos se sientan parte de esa estructura, según explicaron quienes tiene a cargo el proyecto.
Para esto, el inmueble contará con una gran plaza que “entrará” a ciertos sectores del edificio, los cuales estarán abiertos al paso de los transeúntes, a manera de espacios públicos.
Dicha plaza será el corazón de un paseo peatonal que vendrá desde el parque Nacional, pasará por calle 15 –esta se cerrará para ese fin– y se unirá a la plaza de la Democracia, justo al frente de donde se ubicará la nueva Asamblea.
Según el diseño, la integración no afectará la imagen del Parque Nacional ni de la plaza de la Democracia.
El aspecto de unidad sería dado por un bulevar que se habilitará en los alrededores del edificio y que servirá de “puente” entre la nueva estructura y los espacios públicos inmediatos.
¿La idea? Que los ciudadanos se apropien del espacio urbano, como en las grandes ciudades, donde el diseño arquitectónico se traduce en calidad de vida para los habitantes, explicó Javier Salinas, arquitecto a cargo.
“El tema es que la gente que esté en las plazas haga uso del espacio ; que se sienten a leer y a tomarse un café porque hasta habrá cafetería”, comentó.
Diseño ciudadano. Según el profesional, por ese motivo, diseñaron un edificio “hueco”, con una abertura en la cúspide, de manera que quienes se asomen a verlo puedan observar todo en su parte interna.
“Quienes se paren en los balcones que estarán en la plaza, si ven hacia abajo, ven el patio interno, y si ven hacia arriba, ven todo lo que está pasando dentro de las oficinas, porque serán de vidrio. O sea, que podrán observar lo que hacen los diputados”, comentó Salinas.
Además, quienes estén en las plazas en el momento en que se efectúe el Plenario legislativo, podrán escuchar la transmisión completa, gracias a un sistema de sonido integrado.
El nuevo Congreso, que estaría listo para estrenar a inicios del 2020, será una estructura de 17 pisos. De estos, tres serán, en cierta forma, subterráneos, porque se construirán por debajo del piso central (donde se ubicará la entrada principal).
Lo anterior responde al desnivel que caracteriza a cuesta de Moras, una calle que baja hacia el corazón de San José.
Ante las críticas de ciudadanos y colegas arquitectos sobre el diseño tipo “cajón” que luciría el inmueble, Salinas aseguró que el objetivo de ese aspecto es reflejar la solidez que caracteriza a un poder de la República.
“Por fuera representa la solidez de una democracia; por dentro, la transparencia que debe existir en ella. Es una dualidad. La gente entra, ve a través y descubre lo que hay en el interior del edificio”, aseveró.
En cuanto al acabado exterior, el profesional indicó que será en concreto, pues una construcción de ese tipo, tan grande, debe estar hecha con materiales que no requieran mucho mantenimiento.
Salinas argumentó que el concreto es mucho más fresco y permite al inmueble mantener una temperatura fría.
La estructura contará con sistemas de ventilación cruzada en el exterior. Por eso, afuera, los muros tienen una serie de hendijas por donde entra el viento y vuelve a circular.
Proyecto conflictivo. Este es el segundo diseño propuesto para el edificio legislativo. El primero, elaborado por la misma firma, Salinas Arquitectos, fue rechazado en el 2014 por el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, que consideró que invadía el conjunto histórico de edificios.
Actualmente, el Congreso ocupa cuatro edificaciones: el edificio central, el Castillo Azul, la Casa Rosada y el antiguo Colegio de Sión. Estos tres últimos, más el plenario legislativo –en la sede principal– tienen declaratoria de patrimonio histórico y arquitectónico de Costa Rica.
Además, en los alrededores se ubican valiosos espacios públicos y estructuras como el Parque Nacional –que alberga el Monumento Nacional–; el Museo Nacional y el Museo de Jade –en el edificio del Instituto Nacional de Seguros (INS)–.
Tras el segundo diseño, en octubre del 2016, la contralora general de la República, Marta Acosta, denunció ante la Comisión para el Control del Ingreso y del Gasto Público el pago indebido a Salinas de casi ¢400 millones por la propuesta del primer edificio.
Posteriormente, el arquitecto propuso a la Asamblea devolver, en partes mensuales, el monto en cuestión.
El inmueble se financia con un fideicomiso sustentado, por partes iguales, por el Banco de Costa Rica (BCR), el Banco Nacional y el Banco Popular. El BCR funge como administrador. Existe una Unidad Administradora del Proyecto (UAP), representada por la empresa Novatecnia, que da seguimiento a la obra general.
Asimismo, un comité técnico de la Asamblea Legislativa tiene a cargo la fiscalización.
Según explicó el director ejecutivo del Congreso y miembro de ese comité, Antonio Ayales, los primeros planos tuvieron un costo de ¢1.123 millones.
Además, dijo que en el segundo diseño, que involucró también el pago por la inspección, se invirtieron ¢2.692 millones.
El costo total del edificio desde donde se dictarán las leyes de la República es de ¢52.000 millones ($90 millones).
Ese monto incluye las plazas, los parqueos, los costes por la elaboración de planos y estudios técnicos, y la recuperación del resto de edificios patrimoniales que conforman el conjunto arquitectónico local.
Hasta el 2020. Apenas se están realizando los movimientos de tierra y la construcción de los muros de contención que sostendrán el edificio, obras que se extenderán hasta noviembre.
Todavía falta adjudicar la construcción del edificio, la cual está en licitación.
La recepción de ofertas se abrirá el 10 de julio y, dos meses después, o sea, en setiembre, se sabrá el nombre de la adjudicataria, dijo Ayales.
“Cuando ya se haya adjudicado la obra, estamos contemplando que haya apelación por parte de alguno de los oferentes que no ganaron, y esto implica alrededor de 45 días, es decir, octubre. En noviembre se estaría dando la orden de inicio del edificio”, explicó el director ejecutivo del Congreso.
Luego de eso, se contemplan, al menos, dos años de construcción, más cuatro meses de acondicionamiento para colocar mobiliario y equipo.
Esto quiere decir que los diputados podrían estrenar casa a inicios del 2020.
Versión de Patrimonio. William Monge, director del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, aseguró que el ente que representa comulga con el proyecto.
“El nuevo edificio recupera la tendencia integradora de la transición entre espacio público y privado, que en los años 60 y 70 propusieron los edificios de la Caja Costarricense del Seguro Social y del Instituto Nacional de Seguros, donde la espacialidad urbana se introduce en la interioridad de lo privado a través de plazoletas peatonales”, aseguró Monge en la resolución CPC-1259-2016 , en la que daba el visto bueno a la construcción.