Cinco edificaciones ubicadas en cuatro cantones del país recibieron, a finales del 2020, la declaratoria de patrimonio histórico y arquitectónico, con la intención de que sean protegidas y conservadas debidamente.
Las nuevas incorporaciones son la escuela de Santa Rosa de Santa Cruz, en Guanacaste; el antiguo edificio de Correos y Telégrafos, en Juan Viñas de Jiménez; el parque y el quiosco de Palmares, y dos estaciones del ferrocarril en Atenas, la de Escobal y la de Quebradas.
Dennis Meléndez, director del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, aseguró que dichas declaratorias demuestran que no solo las grandes construcciones de “interpretación neoclásica” de San José y Cartago son merecedoras de esa protección.
“También lo son nuestras construcciones vernáculas, que resguardan saberes constructivos con materiales en desuso; aquellas que forman parte de una identidad comunal, que son retrato de una época y, sobre todo, que son significativas para una población”, apuntó Meléndez.
La declaratoria busca proteger los inmuebles y eso significa que se debe garantizar su conservación, pero continúan siendo activos de sus propietarios privados, así como de los poseedores de derechos sobre el bien, en el caso de instituciones públicas, gobiernos locales o fundaciones.
“La responsabilidad del mantenimiento recae en el propietario. El Centro de Patrimonio lo que brinda es asesoría técnica en caso de que el edificio necesite de una intervención”, informó la institución.
La escuela de Santa Rosa está en el distrito de Tamarindo de Santa Cruz. Se construyó entre 1940 y 1941. Es de madera, en 100 metros cuadrados, y está ubicada frente a la plaza de Santa Rosa.
El costo de construcción fue de ¢30.000 de la época y se atribuye al arquitecto José María Barrantes, entonces jefe de Obras Públicas de la Secretaría de Fomento del Gobierno.
“Tiene un gran valor científico documental porque la conservación de la mayoría del tejido histórico original le da el carácter de valiosa fuente de información técnica e histórica”, dice la declaratoria, además de que es un “referente identitario” de la comunidad.
El edificio de Correos de Juan Viñas, al costado norte del parque Ramón Ballestero, fue construido durante el tercer gobierno de Ricardo Jiménez (1932-1936), también diseño de Barrantes Monge.
Funcionó como sede de Correos hasta el 2015; hoy está desocupado y es propiedad de la Fuerza Pública. Según Patrimonio, no está en el mejor estado, por el desuso y falta de mantenimiento preventivo y correctivo.
La mayor parte de los daños son reversibles, indicó la oficina. Si bien no tiene un estilo arquitectónico específico, es modesto y conservador, por funcionalidad.
“Por la época, fue sobresaliente por sus rasgos constructivos, tanto así que los juanviñenses movieron el mercado para que no obstruyera la vista del nuevo edificio”, dice el comunicado.
En cuanto al parque y quiosco de Palmares, la municipalidad hizo la gestión principalmente para el segundo, pero Patrimonio ordenó la declaratoria para todo el conjunto, por su valor arquitectónico, contextual, urbanístico, histórico, simbólico y cultural.
El parque Simón Ruiz se construyó en 1924 y el quiosco se levantó en 1935, por los Talleres de Obras Públicas, en el tercer gobierno de Ricardo Jiménez, y se han mantenido “auténticos desde su concepción”.
“El parque no representa únicamente un valor patrimonial por su quiosco y su historia de interacción social, sino que también su rica cubierta vegetal es un elemento digno de ser indicado y protegido”, refirió el Centro de Patrimonio.
En cuanto a las estaciones del ferrocarril en Atenas, se construyeron con una diferencia de dos años: en 1937 la de Quebradas y en 1939 la de Escobal.
La de Escobal fue la primera en recibir la declaratoria, por el nivel de integridad y buen estado de conservación, así como los valores culturales y simbólicos que representa.
El estudio reconoce que muchos inmuebles similares de la misma época desaparecieron o están en total deterioro y abandono. La de Escobal es una construcción de diseño austero, acorde con el clima y función, levantada con concreto armado en lugar de madera, y sirve de referente a las estaciones levantadas entre los 30 y 40.
Por su parte, la estación de Quebradas tiene, según Patrimonio, “alto valor histórico por haber contribuido al progreso material, económico y social, tanto de las poblaciones cercanas como en general”.
Se considera un ejemplo de arquitectura modernista, por materiales, sistema de construcción, diseño y tipología, que le confieren “un alto valor arquitectónico”.
Sería la única estación con terraza volada alrededor de toda la parte superior de la estructura, y se cataloga como un edificio enfocado en el comercio local, pues tiene toril y era conexión con San Pablo de Turrubares, con un rol en el intercambio social, comercial y cultural.
Es ejemplo, según reza la declaratoria, de técnicas de construcción modernas, con materiales como vidrio, hierro y concreto armado. Incluso, el Centro de Patrimonio considera que se podría rehabilitar y poner en uso nuevamente.