Nicoya, Guanacaste. Como quien sale de cuidados intensivos a vivir una vida placentera, la iglesia colonial de San Blas, en Nicoya, Guanacaste está totalmente recuperada de los daños que le ocasionó el terremoto de 7,2 grados del 5 de setiembre del 2012 y resucita en una fecha especial: la fiesta de la Anexión.
Totalmente rejuvenecido, el templo fue inaugurado la noche de este miércoles 24 de julio por el presidente Carlos Alvarado, como parte de su visita oficial a esta provincia en el aniversario número 195 de la anexión del partido de Nicoya a Costa Rica (25 de julio de 1824).
La histórica estructura tenía casi siete años de estar cerrada, con graves daños estructurales, y se había convertido en guarida de pulgas, gatos y hasta murciélagos.
Por las noches, a sus jardines ingresaban personas a dormir e, incluso, hubo quienes se apostaron en estos a tomar licor.
No obstante, este miércoles, a las 6:30 p. m., abrió sus puertas para seguir engalanando el centro de la ciudad nicoyana.
En la restauración, el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural Costa Rica invirtió ¢670 millones.
Los trabajos se realizaron en tres etapas: en el 2015 se destinaron ¢167 millones; en el ¢2016, ¢157 millones; y en el 2019, ¢345 millones.
Devolver la vida a la iglesia fue la gran promesa que hizo el mandatario a los guanacastecos el ano pasado, para esta misma fecha.
Luis Humberto Quesada, párroco de la iglesia, resaltó que este 24 de julio es una fecha muy especial para los nicoyanos y para todos los guanacastecos y costarricenses, pues el templo es baluarte cultural del país.
“Es un momento para dar gracias a Dios y a la respuesta oportuna de las autoridades gubernamentales, ya que volvemos a apreciar la diversa riqueza patrimonial que encierra este templo colonial, el cual representa el símbolo más emblemático de nuestro pueblo nicoyano”, expresó.
Un templo rejuvenecido
En la primera de las tres fases de restauración, se repararon las paredes laterales norte y sur del templo, las cuales habían quedado con estrías de una pulgada de profundidad.
A los muros de calicanto se adhirieron bandas de fibras de carbono, para aportarles capacidad de tensión y flexión.
El calicanto es una técnica antigua en que está construida la antigua ermita; se trata de una mezcla de piedra, teja, pedazos de ladrillo y otros materiales amalgamados con arena, cal y clara de huevo.
La segunda etapa de remozamiento de la iglesia consistió en el reforzamiento estructural de la espadaña o fachada. Para sostenerla, se construyó una estructura de acero y cemento que se colocó en su parte posterior.
La tercera y última parte concluyó recientemente, con la recuperación de dos de las zonas más afectadas por el terremoto: el presbiterio y la sacristía.
Sobre el área del presbiterio se sitúa una cubierta, tipo bóveda, que también había sufrido las consecuencias del movimiento sísmico. Esta se reparó y se impermeabilizó.
Además, se restituyeron algunas tejas que se habían desprendido del techo, se volvió a colocar el piso original, se sustituyó el rescató el sistema eléctrico y se rehabilitaron ciertos elementos decorativos del templo.
Adicionalmente, se colocó una rampa de acceso para personas con discapacidad.
La iglesia de San Blas fue declarada patrimonio histórico arquitectónico de Costa Rica en 1995.
Aunque la actual estructura fue construida entre 1827 y 1834, conserva características coloniales de los templos que se erigieron en ese mismo lugar siglos atrás.
Según el Centro de Patrimonio, por diversas razones se desconoce la fecha exacta en la cual fue construida la primer iglesia de Nicoya. Se han registrado diversos procesos de construcción y reconstrucción del templo debido a incendios, temblores y terremotos que han afectado la zona de Nicoya.