Todo transcurría con normalidad la mañana del lunes en el Teatro Nacional, al menos siete funcionarios se habían congregado en el foyer del recinto para evaluar las pinturas que ahí se ubican y la emblemática estatua de mármol, conocida como Alegoría a la Fama.
Pero al ser las 10:30 a. m. ocurrió lo imprevisto. “En el momento de colocar el andamio que se requiere para llegar hasta arriba, un tubo se deslizó y le dio a la pieza”, dijo a La Nación la restauradora del Teatro Nacional, Carmen Marín.
Según la funcionaria, el tubo cayó por encima del tobillo derecho de la estatua, donde ya existían unas fisuras previas y que por la fuerza del golpe, habrían provocado que la piedra cediera y que todo el pie se desprendiera, precipitándose al piso.
¿Fue una situación accidental o una negligencia? Para Marín, lo ocurrido “es un incidente, porque, imaginate que aquí para poderlo proteger (la obra de 2,3 metros de altura), tendríamos que construir una megaestructura, igual hay riesgo”.
La pieza metálica se habría deslizado desde la parte superior del andamio, cuando este se estaba armando. La estructura es propiedad del Teatro Nacional y tiene una altura de tres metros.
“Estábamos contando con un equipo de funcionarios de planta y de apoyo, había siete personas justamente para evitar cualquier falla, pero dey, pasó”, dijo la experta.
¿Habrá algún tipo de investigación para sentar responsabilidades? “Siempre se hace un proceso, un levantamiento del evento en todos los sentidos, operativo de conservación, nosotros tenemos protocolos. Como te digo, fue una eventualidad, fue un incidente”, insistió la restauradora.
El trabajo de diagnóstico que se realizaba cuando ocurrieron los hechos, tiene como objetivo evaluar el estado de conservación de las obras.
Esta labor se realiza de la mano de un equipo de científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR); doctores en física, química y microbiología. Para Marín, “es un proyecto país, en donde estamos incorporando la parte científica (...)”.
Obra asegurada
La experta calificó de “básico”, el trabajo requerido, que consiste en unir nuevamente las dos partes por medio de un pin. “Habría que perforar un poco la pieza, tomando las previsiones del caso”, dijo.
Se trata de un trabajo de precisión, para evitar que las vibraciones afecten el resto de la estructura, especialmente dadas las fisuras que se encuentran en distintas partes de la obra, producto del deterioro natural de la piedra.
“No es que yo llego con un taladro, es un estudio, porque hay que medir los diámetros, el pin que se va a utilizar y no generar ningún tipo de fricción”, indicó Marín, quien tiene a su cargo la evaluación de los trabajos de restauración.
Este proceso se haría con el acompañamiento del Instituto Nacional de Seguros (INS), para el correspondiente reclamo de la póliza de “Obras de Arte”, que tiene el teatro con la aseguradora estatal.
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“Ampara la propiedad Teatro Nacional (obras de arte), por riesgos que ocasionan daños físicos a las obras y que ocurran durante el período indicando en la vigencia (10 de abril de 2018 al 10 de abril de 2019)”, señaló Eduardo Castro, jefe de la dirección de relaciones con los clientes, del INS.
Según la empresa, el monto de la misma se estima “de acuerdo con los valores definidos para las obras aseguradas”.
El martes en horas de la mañana se realizó una visita preliminar por parte del restaurador y del encargado de colecciones del Museo de Jade, según indicó la empresa ante consulta de La Nación, pero cuyos nombres no fueron facilitados.
“Se realizaron medidas y revisión de los daños presentados en la escultura, además de conocer en el lugar cómo se generó el siniestro (...)”, señaló Castro.
Por el momento, el pie de la escultura permanece almacenado, bajo el protocolo de conservación y restauración que se elabora para este tipo de incidentes.
Pieza icónica
La obra representa una figura alada que sostiene una corona de olivo y simboliza la coronación de las bellas artes y de los artistas. Su creación se atribuye al italiano Pietro Capurro.
Se trata de una de las más representativas esculturas del Teatro Nacional, ya que hasta 1990 era la pieza central que adornaba el frontón del recinto, junto a otras dos figuras: La Danza y La Música.
“En agosto del 90 se bajó porque tenía problemas de deterioro en su superficie por la inclemencia del tiempo”, indicó Marín. Las piezas fueron sustituidas por réplicas, que aún adornan la fachada del recinto.
El estudio que se hizo para bajar la obra del frontón, también permitió detectar que las alas tenían fisuras, por lo que se decidió separarlas del resto de la estructura, para evitar el daño se agravara.
La Fama fue trasladada al foyer, donde permanece resguardada. Incluso el piso de madera de esta parte del edificio, se tuvo que reforzar para soportar el peso de la estatua. Asimismo, se colocó una estructura metálica detrás de la figura angelical, que sostiene las alas.