Rocío Fernández Salazar, un rostro conocido en el Museo Nacional, regresa a esa institución para ocupar de nuevo la silla de directora, nombrada por la ministra de Cultura, Elizabeth Fonseca.
La periodista especializada en temas culturales conversó con La Nación sobre lo que ella considera serán las tres prioridades de su gestión: recepción de las colecciones biológicas del Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio), el plan de gestión de los sitios arqueológicos con esferas precolombinas declarados patrimonio de la humanidad y la creación de la sala de historia patria del Museo Nacional.
Usted fue directora del Museo Nacional de mayo del 2008 a mayo del 2010. A su regreso, ¿cómo encontró la casa?
Llego en un momento de gran vitalidad de parte del equipo. La declaratoria de cuatro sitios arqueológicos como patrimonio mundial que hizo la Unesco es el cierre de un largo capítulo y el inicio de la historia real. Ahora sí tenemos que pasar a acciones concretas de protección, investigación y divulgación. Y esa es una tarea del país, no solo de un órgano rector.
Ya con esa importante declaratoria en el bolsillo, ¿cuál es la estrategia para mantener la inscripción en la Lista de Patrimonio Mundial sin problemas?
El Museo ya tiene diseñado un plan de gestión de los sitios declarados que ha sido revisado y asesorado por la Unesco y que se ha ido adecuando a los estándares que exige este organismo. Tiene un cronograma para ir por etapas. Sí estamos preparados y tenemos muy claro lo que tenemos que hacer. Lo que necesitamos es compañeros en el cumplimiento de esas tareas.
¿Qué acciones contempla ese plan de gestión?
En atención a las recomendaciones de la Unesco, se han estructurado programas en varios ejes: investigación arqueológica y natural; conservación y restauración de las esferas; educación y comunicación, así como un programa de paisajismo y dotación de infraestructura turística. En todo ese proceso es fundamental la inclusión y la participación de comunidades.
Son muchos aspectos por abarcar, ¿cómo lo harán?
Se trata de construir alianzas estratégicas con otras instituciones como el ICT, las universidades, las municipalidades, las organizaciones comunales y el sector turístico local. Si bien hay un cronograma establecido, tenemos que ir despacio y con buena letra. ”Así como las esferas fueron alineadas para un propósito que todavía estamos investigando, nosotros, como país, también tenemos que alinearnos con el objetivo de gestionar el patrimonio y conservar la declaratoria.
En estos últimos años, el Museo Nacional ha realizado una destacada labor de recuperación de patrimonio arqueológico; estamos hablando de miles de piezas, entre ellas varias esferas. Sin embargo, el público no puede verlas pues no se exhiben. ¿Hay alguna propuesta al respecto?
Es necesario replantear la sala precolombina, hacer una revisión de su museografía. Eso debe estar entre las prioridades del Departamento de Antropología. Sin embargo, el proyecto inmediato que tenemos es la sala de historia patria, como un aporte para el público. Lo que pasa es que este es un museo multidisciplinario: maneja colecciones arqueológicas, históricas y de patrimonio natural, y hay muchos temas pendientes respecto a esas colecciones.
¿Y no es posible coordinar el préstamo de colecciones a museos regionales para exhibir el patrimonio en otras partes del país?
Lo que usted plantea es muy razonable. Lo que pasa es que el Museo Nacional necesita tener un socio, una contraparte que cumpla con ciertas condiciones básicas de trabajo. Podemos revisar el préstamo de colecciones y tener un rol más activo. Pero, por ejemplo, hemos esperado por muchos años que el Museo de Guanacaste tenga una capacidad organizativa y administrativa para poder exhibir la llamada “colección Oduber”, que actualmente está custodiada en nuestra sede de Pavas. También tenemos interés en Limón y en Puntarenas, pero las contrapartes deben cumplir con varios requisitos.
¿Existe la posibilidad de habilitar algún espacio de exhibición en la sede de Pavas?
Ese edificio no tiene una vocación de exhibición, sino de investigación, conservación y restauración. Lo que es más factible es darle continuidad a un proyecto que quedó paralizado por falta de presupuesto y que consiste en trasladar toda las oficinas administrativas para allá, para así dejar el edificio del antiguo Cuartel Bellavista exclusivo para exposiciones.
¿Qué ha pasado con la sala de historia patria?
Es una de nuestras prioridades. El proyecto ya está listo, tanto la investigación, el guion como el diseño de la sala, pero lo que nos hace falta es el levantamiento del techo presupuestario. Si el Ministerio de Hacienda nos aprueba este levantamiento, tenemos que correr mucho con todas las licitaciones y echar a andar el proyecto. Quisiera que pudiéramos inaugurarla en mayo del 2015.
¿Y cómo va la entrega de las colecciones biológicas del Instituto Nacional de Biodiversidad?
Es definitivo que esas colecciones pasan a manos del Museo Nacional para su custodia; sin embargo, la recepción debe ser formalizada por medio de un acuerdo de la Junta Directiva de la institución. Se constituyó una comisión interinstitucional integrada por los ministerios de Cultura, Ambiente y Energía, Agricultura y Ganadería, Ciencia y Tecnología, de la Presidencia y el Museo Nacional.
Y entonces, ¿dónde están las colecciones ahora?
Permanecen de manera temporal en un edificio que el INBio le vendió al Servicio Fitosanitario del Estado. ”Hay que entender que el Museo Nacional carece actualmente de las condiciones de infraestructura y del personal técnico y científico para asumir las colecciones del INBio, que suman cerca de 3,5 millones de ejemplares. A eso hay que agregarle los 300.000 ejemplares de la colección de Historia Natural del Museo. Es una gran responsabilidad .