El Monumento Nacional Guayabo (MNG) es el complejo arqueológico más extenso y mejor conservado de Costa Rica.
Por su gran valor cultural, ha sido objeto de numerosas investigaciones desde 1979; sin embargo, todas las intervenciones fueron puntuales e independientes.
El MNG es administrado por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), pero su manejo es complejo, pues presenta una categoría única que combina riquezas naturales y patrimonio arqueológico.
Si bien en 1984 se había creado la Comisión Asesora Interinstitucional para la Conservación y Restauración del MNG, por Decreto Ejecutivo 15571-C, nunca se había logrado consolidar una estrategia para atender al Monumento desde distintos flancos.
Esa comisión diseñó el Plan de Conservación y Restauración Monumento Nacional Guayabo 2013-2020, que fue presentado en marzo pasado. Esto significa que, por primera vez en la historia de Costa Rica, varias instituciones trabajarán en forma conjunta y coordinada para garantizar la protección de este sitio arqueológico.
Las instituciones involucradas son el Sistema Nacional de Áreas de Conservación, el Área de Conservación Cordillera Volcánica Central, el Museo Nacional, la Universidad de Costa Rica, el Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura, el Instituto Costarricense de Turismo y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios.
Prioridades. Este documento plantea un diagnóstico detallado de los principales problemas que presenta el sitio.
“Estas amenazas se dividen en dos grandes categorías: agentes de origen natural y problemas intrínsecos. Además de detectar cuáles son los daños, se definieron los sectores de intervención, según prioridad”, explicó la restauradora del Museo Nacional, Ana Eduarte.
Entre los agentes de origen natural, destacan las características climáticas de la zona: elevadas temperaturas y altas precipitaciones. El tipo de suelo arcilloso y de origen volcánico también favorece la acumulación de agua. Las piedras de las estructuras se ven afectadas por la presencia de musgos, hongos, líquenes y bacterias.
Muchas de las amenazas también son por acción humana, como el uso agrícola que tuvo el sitio y las excavaciones mal planificadas.