La próxima operación de la empresa Del Monte, con su división de piña Pindeco, en Palmar Sur de Osa, ha desatado el debate con respecto a la conservación del patrimonio arqueológico por el que destaca mundialmente este cantón puntarenense.
En esa región se ubican los cuatro sitios arqueológicos declarados patrimonio mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en el 2014. Se trata de los asentamientos cacicales de Grijalba, Batambal, El Silencio y Finca 6.
Ahí se alberga el legado de los antepasados precolombinos que poblaron el delta del río Diquís hace más de 1.500 años, el cual comprende cerca de 200 puntos de interés, incluidas las esferas de piedra.
La Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) concedió la viabilidad al proyecto piñero en diciembre del año anterior para que, en dos años, empiece la explotación agrícola en finca Palmar Sur.
Así consta en la resolución N° 2331-2016 de esta instancia.
El área del proyecto es una faja de tierra de 602 hectáreas, ubicada a unos kilómetros de los cuatro sitios declarados patrimonio mundial.
Si bien las futuras plantaciones no tocarán ninguno de los asentamientos de importancia mundial, en esa área de cultivo se ubican nueve espacios con potencial arqueológico.
Así lo confirmó Marco Arroyo, secretario general de Setena, quien aseguró a La Nación que la solicitud de Pindeco fue aprobada pues reunía los requisitos solicitados.
Entre estos, el de realizar una inspección del terreno en cuestión, la cual determine el estado de esas nueve áreas que contienen material arqueológico.
Eduardo Murillo, coordinador del departamento de Evaluación de Setena, aseguró que la expansión de la piñera no se paralizará por la existencia de dichas zonas arqueológicas.
Sin embargo, garantizó que se protegerán y no se intervendrán hasta que el Museo Nacional –custodio de esas riquezas históricas de Osa– decida qué hacer con ellas.
“Como medida preventiva, para no entorpecer las labores ni detener el proceso, el acuerdo es que esas áreas no se pueden tocar. El Museo determinará si de ahí se sacan (las piezas históricas) o se mantienen ‘in situ’”, comentó Murillo.
Museo aislado
Rocío Fernández, directora del Museo Nacional, reconoció que la institución se enteró de que Setena había dado la viabilidad ambiental al proyecto piñero hasta marzo de este año, tres meses después de haberse hecho efectivo el permiso.
Según explicó la jerarca, pese a que se trata de una región de valor cultural y arqueológico por la cual debe velar el Museo, el reglamento de Setena excluye a este ente cultural para emitir un criterio antes de dar el visto bueno a la empresa solicitante, en este caso, la piñera.
“En los protocolos existentes, al Museo no se le participa del proceso de aprobación. La firma que está gestionando el permiso ante Setena contrata un arqueólogo independiente para que inspeccione. El proyecto empieza. Si hay un hallazgo arqueológico, es cuando el Museo entra a evaluar”, enfatizó Fernández.
Tesoro golpeado
La vulnerabilidad de los sitios de interés arqueológico de Osa data del siglo anterior, cuando operó ahí la Compañía Bananera Nacional.
En aquel entonces, muchas de las enigmáticas esferas de piedra, famosas por su gran tamaño y perfecta forma circular, fueron dinamitadas.
Tractores y demás maquinaria producto de las primeras incursiones agrícolas también azotaron el patrimonio local y, por eso, actualmente, es normal encontrarse algunas de las esferas hechas pedazos.
Protesta ambiental
A la polémica de carácter cultural y arqueológico se suma una no menos importante: la ambiental.
Mediante un comunicado de prensa, el Frente Nacional de Sectores Afectados por la Expansión Piñera (Frenasap) aclaró que se oponen al proyecto “porque los agroquímicos empleados en este tipo de cultivo pondrían en riesgo la salud de los habitantes de Palmar Sur”.
La agrupación argumentó que la finca donde se sembrará la piña se encuentra a menos de 500 metros de la plaza local, y muy cerca del humedal Térraba-Sierpe, donde se albergan los sitios de interés mundial.
De hecho, en señal de protesta, Frenasap convocó a una marcha este lunes 15 de mayo, la cual saldrá a las 10 a.m. de la Plaza de la Democracia.
La Nación conversó telefónicamente con Luis Gómez, director legal y de relaciones corporativas para Colombia, Ecuador, Centroamérica y Brasil de Del Monte, quien dijo que no podía referirse al tema sin autorización de la firma transnacional.
Pese a que Gómez prometió referir los cuestionamientos enviados por correo electrónico a la casa matriz, en Miami, al cierre de esta edición no habían dado respuesta.
Museo Nacional exige evaluación exhaustiva
El Museo Nacional pidió a la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) realizar una evaluación arqueológica del área donde se sembrará piña y que posee nueve sectores con vestigios precolombinos.
La Ley Orgánica del Ambiente (7554), en su artículo 18, establece que los estudios para obtener la viabilidad ambiental corren por cuenta del interesado. Por lo tanto, la tarea debería asumirla la piñera.
El museo plantea la solicitud debido a que considera insuficiente la inspección visual hecha por la arqueóloga contratada por Pindeco.
Dicha evaluación es únicamente visual, por lo que resulta muy preliminar para saber cuán vulnerables son realmente los puntos de interés arqueológicos por resguardar, aseguró Myrna Rojas, jefa del departamento de Antropología e Historia del museo.
"En áreas tan grandes y con los procesos de sedimentación típicos de Osa, obviamente, no se va a ver nada en la superficie", comentó la experta.
Debido a eso –argumentó– es necesaria una revisión mucho más detallada.
"La evaluación arqueológica implica, en primera instancia, una propuesta formal ante la Comisión Arqueológica Nacional. Luego de eso, se plantean las excavaciones, se determinan detalles como la profundidad a la cual estas llegarán, entre otros", comentó.
Por ese motivo, en una carta enviada el 31 de marzo de 2017 a Setena, el museo solicita sustituir la inspección por una evaluación arqueológica.
¿Qué podría haber debajo de la tierra o incluso en el exterior? Cualquier objeto que remita a los antepasados precolombinos, como esferas, vasijas, metates, barriles, ya sean de carácter funerario, habitacional, arquitectónico, entre otros.
Primero la inspección
Eduardo Murillo, coordinador del departamento de Evaluación de Setena, insistió en que, según los reglamentos 31849 y 32966, el museo debe intervenir solo cuando ya el arqueólogo de la empresa ha hecho la inspección visual del terreno.
Murillo fue enfático en que el ente cultural entra en la ecuación hasta después de que se hayan otorgado los permisos ambientales, y no antes.
"Solo cuando hay alguna evidencia, el museo interviene. Luego de eso, ellos mismos son los que aprueban la evaluación exhaustiva", dijo.
Asimismo, explicó que la desarrolladora del proyecto debe implementar un plan de conservación de los objetos que sean recuperados en el sitio.
Marlin Calvo, jefa del departamento de Protección del Patrimonio Cultural del museo, contó que desde 1999 se gestiona que la evaluación arqueológica sea considerada como obligatoria antes de entregar un permiso de viabilidad ambiental.
Sin embargo, afirmó la funcionaria, la propuesta no vio la luz en aquella ocasión.