La tan anticipada reconstrucción del Black Star Line en Limón, podría estar más cerca de lo esperado, según las proyecciones de la comisión coordinadora del proyecto.
La Asociación Universal para el Avance del Negro (UNIA, por sus siglas en inglés), administradora del inmueble, divulgó por medio de su cuenta de Facebook que el pasado 24 de junio abrió la recepción de oferentes para la primera fase de reconstrucción del edificio, que se quemó el 29 de abril del 2016.
Cinco empresas ya presentaron la documentación solicitada para el desarrollo de las obras de esta fase, que permitirá sentar las bases para que en una segunda y última etapa se pueda proceder al levantamiento de la estructura, explicó Theodoro Symes, director del proyecto de reconstrucción.
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Se trata de trabajos de nivelación de terreno, trazado, colocación de tuberías y conductos eléctricos, así como la erección de columnas y fundaciones. También se planea, resanar y reconstruir el patrimonio existente, o sea, las columnas alrededor de todo el perímetro de la galería del inmueble.
Hay tiempo hasta el 24 de julio próximo a las 5:00 p. m. para la presentación de ofertas, según Winston Norman, presidente de la UNIA.
Por su parte, Symes estimó que la adjudicación de las obras podría estar definida para el 29 de julio, de tal forma que 15 o 22 días después puedan comenzar los trabajos de esta primera fase, siempre y cuando no se presenten apelaciones al proceso.
Fecha simbólica
La esperanza del arquitecto y director del proyecto, es que la primera piedra se pueda colocar en el mes de agosto, para que coincida con las actividades por el Día del Negro y la Cultura Afrocostarricense, que se celebra el 31 de ese mes.
Esta primera fase tendría una extensión de cuatro a cinco meses, dependiendo de las lluvias. Mientras que la segunda y última etapa duraría entre 12 y 14 meses.
“Estamos muy contentos y con altas expectativas de que logremos esto al 2020, como lo habíamos programado, yo creo que vamos bien. Por lo menos tener la obra en un 90% (el próximo año)”, expresó Symes.
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Las obras serían financiadas con los ¢150 millones otorgados por el Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ). Este monto fue desembolsado a la UNIA desde el 14 de diciembre del 2018, de acuerdo con información suministrada por el Ministerio tras una consulta de La Nación.
Recursos
Lo que aún no tiene la comisión coordinadora del proyecto, es el dinero restante para finalmente erigir el nuevo Black Star Line. Inicialmente se había dicho que los fondos serían adquiridos por medio de una campaña de recaudación, sin embargo, esta colecta nunca se realizó.
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En setiembre del año pasado, Norman también dijo a este medio, que existían conversaciones con un grupo empresarial, cuya identidad no reveló, interesado en aportar los recursos, pero esto nunca se oficializó.
Tras ser consultado una vez más, el presidente de la UNIA dijo que actualmente existe otra “promesa” de una empresa de colaborar con el proyecto, aunque no quiso brindar más detalles sobre el tema.
Los montos también han variado, inicialmente se había estimado que la reconstrucción iba a costar $3 millones (más de ¢1.700 millones). Mientras que para el 2018, los cálculos se habían elevado a $4,6 millones (más de ¢2.600 millones), casi ¢1.000 millones más.
Symes aseguró que este cambio se debe a que la cifra actualizada contempla el tema del mobiliario. El vocero también destacó el papel de empresas, expertos y universidades que han colaborado en el proyecto, donando su tiempo y experiencia profesional, que si se contabiliza sumaría unos $650.000 (¢379.151.500).
Lo que falta
Con respecto a los permisos, solo quedaría pendiente el estudio de impacto ambiental de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena), pero esto no sería impedimento para esta etapa, aunque sí tendrá que estar listo para poder seguir con la segunda fase.
“Como esta es una primera fase de intervención, la municipalidad nos está dando el aval para arrancar”, dijo.
El Black Star Line original fue construido en 1922, como sede de la UNIA. En 1991 fue reconstruido y en el 2007 el Centro de Patrimonio Cultural invirtió ¢50 millones en su restauración, por ser ganador del certamen ‘Salvemos Nuestro Patrimonio Histórico Arquitectónico’.
Tras el incendio del inmueble, hace más de tres años, no se pudo rescatar mucho de la edificación, más allá de los pedestales de las galerías de la esquina principal, los cuales se van conservar, así como la placa conmemorativa de fundación del Liberty Hall, que también estará presente en esta nueva versión.
“El edificio tiene en la primera planta, en la esquina, el famoso restaurante Black Star Line, locales comerciales y como una galería que se abre hacia la plaza, un multiuso para actividades o exposiciones; en el segundo piso ya viene el salón y las oficinas de la UNIA, además tiene el corredor perimetral del edificio original”, explicó en setiembre del 2018 la arquitecta Cecilia Coronado, quien también es parte del equipo que desarrolla el proyecto.
La propuesta que se trabaja, busca conservar en el nuevo edificio la tipología e identidad de la estructura. También contará con una plaza en honor a Marcus Garvey (fundador de la UNIA) y un edificio anexo cuya arquitectura será más contemporánea, y que a su vez servirá como soporte; asimismo albergará oficinas y habitaciones para que la UNIA disponga de ellas.
“Se va a utilizar una estructura primaria de concreto, ya que el edificio tenía sus años y como es una reconstrucción, es una edificación nueva, tenemos que respetar los códigos actuales, los reglamentos y entonces se va a hacer una estructura de concreto y se va a forrar en madera, como era el original, para darle el aspecto arquitectónico caribeño, con todos sus detalles”, añadió.