San Ramón, Alajuela. “¡Viva Moncho!”. Esas fueron las primeras palabras del párroco Greivin Hidalgo cuando salió con san Ramón Nonato del templo parroquial y al repiqueteo de las campanas de la iglesia, nombradas Ramona y Aurora.
Al ser las 10 a. m., la tradicional entrada de los santos tomó las calles con imágenes que se sumaban al desfile cada 100 metros.
Las representaciones de los distintos santos y vírgenes –entre los que estaban santa Bárbara (patrona de los bomberos), y Nuestra Señora de Guadalupe (de Llano Brenes y San Joaquín)– iban acompañadas por familias y personas de distintas partes del país que visitan San Ramón para disfrutar de esta tradición.
Desfilaron 62 imágenes religiosas, las cuales dieron a la actividad un sentido de fe y fiesta. Todas salieron de sus comunidades acompañadas por músicos que amenizan su recorrido.
Al finalizar el desfile, cada santo fue nombrado a modo de bienvenida e ingresaron al templo en medio de vítores. Una vez dentro de la templo, se colocaron las imágenes a los lados, donde se mantendrán por ocho días para que los fieles las visiten al asistir a misa.
En el parque, el olor a picadillo, carne y chicharrones despertaron el apetito de la concurrencia. Aunque había variedad de comidas, los platillos más buscados fueron la sopa de mondongo, el lomo relleno, el vigorón, los tamales y, sin duda, el arroz con pollo.
“Al terminar la entrada de los santos, siempre me doy un gusto y aprovecho para saborear estas delicias de comidas en unas fiestas tan tradicionales y sanas como las de San Ramón”, comentó Angélica Ugalde, vecina de la ciudad.
A la entrada de los santos asistieron unas 4.500 personas, según los organizadores.