Una tramoya metálica soportará dentro de poco a la antigua tramoya de madera del Teatro Nacional (TN), para seguir generando “magia para los espectadores”. Para su instalación, esta semana comenzaron a colocarse los andamios y el viernes se trasladarán las primeras piezas metálicas.
Si el cronograma se cumple, será en febrero cuando la nueva estructura finalmente “abrace” a la antigua de madera y le dé soporte para convertirse en otro cómplice del espectáculo.
¿Qué es una tramoya? Como explica Karina Salguero, directora del Teatro Nacional, ese sitio es donde comienza toda la magia del teatro. La que existe actualmente tiene su punto más alto a cinco pisos de altura sobre el escenario; es la que carga con el peso de luces, telones, mamparas y otros elementos que los espectadores disfrutan como parte del mundo creado en una obra.
“El público no se da cuenta de lo que pasa aquí, pero todo es importantísimo para que ellos estén metidos en la obra”, había explicado Telémaco Martínez, especialista en iluminación y uno de los tramoyistas, quien lleva 38 años de labores.
La tramoya actual, en la que decenas de cables son sostenidos con estructuras de madera, cuenta una historia que ya suma 123 años. Esta no solo resiste el paso del tiempo, sino también, el peso de más tecnología.
“El teatro es un ente vivo. Y cada vez hay más implementos nuevos: luces, efectos, concha acústica, pero todo esto también conlleva peso y por eso no podemos permitir que la madera cargue con todo”, advirtió Salguero.
William Monge, coordinador del Departamento de Conservación del TN manifestó que la primera labor de la tramoya metálica será liberar de cargas a la tramoya actual. Posteriormente, esta resistirá los mayores pesos, como las cortinas cortafuegos (parte del plan antiincendios) y la concha acústica (que puede tener un peso cercano a las 15 toneladas).
“Esto le da seguridad a la estructura patrimonial y a la vida humana de quienes están en el teatro, pero también mantiene la funcionalidad. Este es un teatro y queremos que continúe siendo un teatro y le siga llevando espectáculos a la gente. El valor no solo es arquitectónico e histórico, también es el valor de uso, por eso las demandas técnicas y acústicas van cambiando”, expresó.
Monge aseguró que el costarricense, será uno de los primeros teatros en el mundo en tener una tramoya dual, pues se está preservando también la de madera, no se desecha.
Por su parte, el ingeniero estructural Orlando Gei, quien participa de este proyecto, explicó que la tramoya metálica estará encima de la antigua. De esta se colgarán las barras de luz, cada una de las cuales pesa 800 kilos, y el teatro tiene seis, por lo que pasarlas a la nueva tramoya liberará a la antigua de 4,8 toneladas.
La nueva estructura también tendrá la nueva concha acústica, con un peso aproximado de cinco toneladas y las cortinas cortafuegos, que pesan una tonelada. Esto último evitaría que si hay un incendio en el área del escenario no pueda pasar al público.
El proyecto comenzó en 2010 y desde entonces ha pasado por diferentes momentos de diagnóstico y análisis.
“Es muy singular desde el punto de vista técnico. Está liberada de la estructura original, separada y anclada sobre pilotes, para no generar cimentaciones exageradas”, añadió.
Gei indicó que en este momento la tramoya actual ha soportado cargas de 30 toneladas.
“Como comprenderán, es una estructura que se diseñó en el siglo XIX, con materiales propios de ese período y con lo que los teatros usaban en ese período. Las necesidades ahora requieren otro abordaje”, subrayó.
La estructura metálica es la segunda etapa del proyecto para la conservación del teatro. La primera parte se realizó en el 2013-2014 y correspondió a la construcción del nuevo piso del escenario y de la estructura autoportante encargada de soportar la nueva estructura de la tramoya metálica. En este proyecto se cuenta con la asesoría del Centro de Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud.
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Tecnología ayuda a que se instale ‘como un lego’
El Consorcio Ibsa-Yeril tiene a su cargo la obra. Por las características del contrato, las piezas debían montarse fuera del teatro (en este caso, en el taller del consorcio) y luego ensamblarse junto con la otra tramoya. No podía realizarse ningún tipo de soldadura en las instalaciones del TN, para preservar la edificación patrimonial.
Para esto la tecnología ayudó y a través de simulaciones, se fueron creando las dimensiones de manera que puedan ensamblarse como si fueran “un lego”, ejemplificó Gei.
Según Allan Matarrita, del Consorcio Ibsa-Yeril, hubo que esperar seis semanas para que ingresaran las piezas de acero. En el proyecto hay personas especialistas en topografía, en andamiaje, en arquitectura y en ingeniería.
“Tenemos un acompañamiento muy de cerca. Este equipo ha trabajado en conjunto con el equipo del Teatro Nacional, tenemos reuniones semanales y nos hablamos a diario; vemos no solo el trabajo, también la salud ocupacional para abordar el proyecto de la forma más eficiente posible”, aseguró.
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Mientras se realizan las obras, el TN seguirá tan vivo como siempre, afirma su directora. La cafetería continúa funcionando, el piso de la sala principal se subió y ahí se hacen algunos espectáculos; las visitas guiadas continúan.
“Se convierte en una escuela del patrimonio. Las personas que visitan el Teatro pueden ver qué se construye aquí. Las personas pueden venir y tomarse fotos y decir, ‘yo estuve mientras se construyó una obra que alivianó nuestro patrimonio”, dijo Salguero.
La jerarca indicó que la obra se entregaría el 28 de enero y se espera volver a su operación usual en febrero. Ya hay temporadas a partir de marzo y 2022 tiene una agenda “bastante llena”.
La inversión en este proyecto para salvaguardar el inmueble es de $487.535 (unos ¢307 millones).
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