Su nombre resulta extraño al oído de muchas personas: tramoya. Pero es, según quienes se dedican al teatro, ese lugar que hace posible que la magia suceda y que el público se “sumerja” en las historias que les cuentan a través de obras, números musicales y óperas.
La del Teatro Nacional tiene su punto más alto a cinco pisos de altura sobre el escenario. Sobre sus diferentes “calles”, formadas por madera y cables, se sostienen las luces, los telones, las mamparas, la iluminación y otros elementos que los espectadores disfrutan como parte del mundo creado en una obra.
“El público no se da cuenta de lo que pasa aquí, pero todo es importantísimo para que ellos estén metidos en la obra”, explicó Telémaco Martínez, especialista en iluminación y uno de los tramoyistas, quien lleva 38 años en el Teatro Nacional (TN).
“Aquí es de donde sale, no sé, un candelabro para un techo, se maneja el telón, se ven los efectos. A veces pasa algo imprevisto y hay que salir corriendo para que la gente no se dé cuenta”, añadió.
La tramoya del Teatro Nacional cuenta una historia que ya suma 123 años. Y, aunque ha pasado por varias restauraciones a través del tiempo, está por someterse ahora a una de las mayores “cirugías”.
Esta intervención con manos de cirujano permitirá colocar una tramoya de metal que soporte las cargas más pesadas y que abrace a la antigua tramoya de madera que seguirá resistiendo pesos menores.
“El teatro es un ente vivo. Y cada vez hay más implementos nuevos: luces, efectos, concha acústica, pero todo esto también conlleva peso y por eso no podemos permitir que la madera cargue con todo el peso”, manifestó Karina Salguero, directora del TN.
El ingeniero estructural Orlando Gei, complementó: “Recordemos que cuando el Teatro se construyó, en el siglo XIX, la electricidad apenas estaba comenzando a desarrollarse y no se podían prever todas las necesidades que tendrían los sistemas de luces y otros insumos del escenario”.
Los trabajos ya están aprobados y se analizan los oferentes de la licitación para comenzar a trabajar en aproximadamente un mes.
Refuerzos para soportar el peso
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De acuerdo con Gei, un análisis advirtió desde 2013 que la tramoya de madera no podía resistir el peso de los nuevos implementos que a futuro tendrá el escenario.
Dentro de los nuevos proyectos se busca que el Teatro tenga una nueva concha acústica. La concha acústica consta de una serie de láminas o módulos que forman muros y techo en las cercanías del escenario y busca mejorar el sonido que escuchan los espectadores.
Esta estructura tiene un peso aproximado de cinco toneladas y no puede ser resistido por la actual tramoya, por lo que se requiere primero tener la tramoya metálica que pueda sostener su peso.
“Son cargas para las cuales el edificio no fue diseñado, tecnología que en aquella época no existía y que tiene un peso considerable”, manifestó Gei.
No obstante, esto no quiere decir que la tramoya de madera vaya a quedar inhabilitada.
“La tramoya de madera se mantiene, y no solo se mantiene, va a seguir funcionando y con la misma labor del tramoyista”, destacó Gei.
“En mucho teatro en Europa se cortaron las tramoyas de madera y pusieron elementos metálicos y todos automatizados. Entonces esa labor del tramoyista, con esas cuerdas de cabuya en muchos teatros no se ve, pero nosotros no queremos eso”, agregó.
Por eso es que se tendrán dos tramoyas: una nueva, moderna, para las cargas más altas y la tramoya tradicional de madera, ya reforzada que volverá a su estado de esfuerzo tradicional.
Hay elementos nuevos que no pueden tenerse si no está la nueva tramoya metálica, entre ellos una cortina cortafuegos que debe colocarse entre el escenario y el resto del Teatro para evitar que, en caso de incendio, el fuego pase al otro lado. Pero este peso solo puede ser resistido con la nueva tramoya.
“A nosotros por años Bomberos nos ha hecho alertas de seguridad humana. Aquí vienen muchos visitantes, no ponemos poner en riesgo a las personas. Por eso debemos poner manos a la obra”, subrayó Salguero.
Para garantizar esta seguridad, la tramoya debe construirse con material importado, un acero de grado 50 que dará la solidez necesaria. Se requieren 70 toneladas de acero y tornillos especiales para fijarlo.
En este momento hay un presupuesto de ¢357 millones.
Conservación
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En esta tarea de colocar una tramoya metálica para apoyar los pesos y preservar la de madera, se une la alta tecnología para conservar una joya arquitectónica con más de 120 años de vida.
“En Patrimonio una de las nociones más importantes es que una edificación se siga usando para el uso que fue concebida. Cuando eso no sucede, pues se buscan usos alternativos, pero el Teatro Nacional sigue con el uso para el que fue concebido”, aseveró el arquitecto Diego Meléndez, director del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICP) del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ).
“Nuestra intención es que siga siendo Teatro por muchos años más. Los Museos, por ejemplos, son estáticos y no, así no es un teatro, un teatro es dinámico. Si lo dejamos así como está va a colapsar”, añadió.
Esta conservación es necesaria no solo para el inmueble, sino también para los funcionarios, artistas y público en general.
“La conservación del edificio es importantísima, pero lo es más la vida humana”, aseveró Diego Meléndez.
“Es una etapa de unas actividades que llevan varios años y que continuarán durante varios años. Pero que, si no se hacen ahora, no podrían dar paso a futuras intervenciones”, detalló.
Y estas restauraciones e intervenciones han sido constantes en la historia del TN.
“Si vemos la historia, cinco años después de inaugurado ya se estaban haciendo cambios, son parte de mantener un ente así de vivo como un teatro. Esta no es una pieza de museo inerte, necesita reparaciones que sean respetuosas con su historia, pero deben hacerse”, subrayó Meléndez.
Gei agrega: “Empezando por la instalación eléctrica, fue de los primeros trabajos consignados”.
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¿Qué sigue?
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Los planos de la nueva tramoya de metal ya están aprobados por el CICP y por el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA).
Los planos eléctricos tienen el visto bueno del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
La licitación pública para adjudicar la obra ya cerró este martes y está en proceso de análisis. Se espera adjudicar en un mes.
“Tuvimos una participación muy interesante de muchas empresas. Tendremos muchas e interesantes ofertas para el Teatro”, manifestó Gei.
“La tramoya se construirá fuera del Teatro y luego se vendrá aquí a ensamblar como si fuera un mecano”, enfatizó Meléndez.
Lo primero que debe hacerse es importar el acero. Esto lleva un tiempo de espera de unas ocho semanas. Y posteriormente habrá unas semanas de taller para montar y ensamblar las partes.
Toda esta construcción debe realizarse durante 2021.
“Hay menos gente en el teatro por los protocolos de la pandemia, y eso nos permite trabajar de forma más intensiva. Además, el presupuesto que tenemos es para ejecutarse durante 2021”, manifestó Salguero.
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El Teatro Nacional se mantiene fiel a su concepción de ser un ente “vivo” y en constante evolución, por eso, se mantendrá en funcionamiento durante la colocación de la nueva tramoya metálica.
“Se van a seguir atendiendo espectáculos en menor formato adecuado a la pandemia, el café va a seguir atendiendo comensales, vamos a seguir recibiendo turistas”, señaló Salguero.
“Queremos crear como una escuela de estimación al patrimonio, que de alguna manera la persona que viene sepa que se está interviniendo y ese sea un atractivo adicional para venir y pues si bien no necesariamente van a ver el paso a paso, sí van a tener una exposición a la restauración. Venir y tomarse una foto y decir ‘yo estuve en la construcción de la tramoya’’”, añadió.
Para esto echarán mano de la creatividad para acercar a la población a esta restauración.
“Incluso se podrían instalar unas pantallas, tener unas cámaras. El adjudicatario tiene la obligación de cerrar el espacio entre el escenario y la sala principal, pero la idea es colocar un plástico transparente de modo que tengamos las visitas guiadas y puedan ver las vigas que instalan, o ver la copia de los planos”, expuso Gei.
“Que los visitantes vengan y vean cómo van a quedar las dos tramoyas y que sepan que la de madera no se va a destruir como pasó en otros países. Aquí lo vamos a preservar”, concluyó.