El Teatro Vargas Calvo, el teatro de cámara del Teatro Nacional, es decir, el lugar donde se realizan las representaciones artísticas de menor envergadura de esta emblemática institución se convertirá en un centro cultural.
El nuevo recinto contemplará una sala teatral (más renovada que la actual), un aula multifuncional para conferencias y exposiciones, un atrio o vestíbulo y un centro de documentación-biblioteca.
También contará con sala de ensayos, camerinos, oficinas y espacios para servicios como sastrería y reparación de vestuario, indispensables en el acontecer teatral.
La transformación de este edificio –situado al costado suroeste del Teatro Nacional– formará parte del gran proyecto de remodelación de esta joya arquitectónica impulsado por su actual administración.
La iniciativa, llamada Programa Integral de Seguridad y Conservación del Monumento Histórico Teatro Nacional de Costa Rica, consiste en una ambiciosa intervención arquitectónica que pretende convertir a este referente de la cultura del país en sitio seguro y con mejores prestaciones para sus visitantes.
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La obra, cuyo costo es de $31,3 millones (alrededor de ¢18.000 millones), depende de que el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) apruebe un préstamo por ese mismo monto.
Fred Herrera, director del Teatro, dijo que el empréstito está en aprobación ante el comité económico del Banco Central, una de las etapas que debe superar para hacerse efectivo.
'Como en el resto del mundo'
El centro de cultura que se edificará en el inmueble donde funciona actualmente el Teatro Vargas Calvo servirá, principalmente, para descongestionar el área administrativa del Teatro Nacional.
Esto debido a que, en la actualidad, muchos recintos de ese monumento nacional que deberían estar abiertos al público, funcionan como oficinas producto del hacinamiento al que se ha visto expuesto el Teatro desde hace años.
Así lo explicó Juan Ruesga, arquitecto español quien participa como asesor en el gran proyecto de restauración integral de la joya arquitectónica.
Según afirmó el experto, el nuevo Teatro Vargas Calvo, que fungirá como la piedra angular del centro de cultura, será un “teatro de planta libre”; es decir, un espacio versátil en donde todas sus partes –el escenario y las butacas, por ejemplo– serán móviles.
“Siempre será de pequeño formato, pero no habría una única localización de escenario y de público. Podría dejarse una sala completamente libre, eliminando gradas y demás, para hacer actividades”, aseveró Ruesga.
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El arquitecto comentó que esto es posible actualmente gracias a que el mercado ofrece gradas portátiles, con las butacas incorporadas, cuya disposición puede cambiarse a conveniencia.
“Todos los teatros del mundo tienen una sala principal, y luego, una sala dos mucho más moderna, pequeña y flexible, que se puede modificar a necesidad. Es decir, una sala dos como las de cualquier teatro del mundo”, argumentó el especialista.
Por el momento, no se tiene claro de cuánto será la inversión en esa nueva estructura. Lo que sí es un hecho es que los fondos están contemplados dentro del presupuesto total de remoción del Teatro Nacional, expresó Ruesga.
La edificación que alberga al Teatro Vargas Calvo es una estructura anexa al Teatro Nacional, de dos pisos, y de 773,82 metros cuadrados.
Ahí, además, funcionan un comedor para los colaboradores del Teatro Nacional, así como oficinas para los departamentos de Promoción Cultural, Operaciones y Servicios e Informática.
Ese edificio anexo se adquirió a inicios de la década de 1980, cuando se construyó la Plaza de la Cultura.
Dos años después, en 1982, se inauguró el Teatro Vargas Calvo, llamado inicialmente como Sala Vargas Calvo.
Teatro Nacional no cerrará sus puertas durante remodelación
Otra de las novedades sobre la restauración del Teatro Nacional es que este monumento ya no cerrará sus puertas por completo cuando se lleve a cabo la intervención arquitectónica.
Así lo informó Juan Ruesga, arquitecto español quien participa como asesor en el proceso de restauración del histórico inmueble.
Inicialmente, cuando se empezó a gestar la idea de intervenir la estructura, se había estimado cerrarla por completo para llevar a cabo la remodelación. No obstante, ya no será necesario el cierre total.
“La obra se hará por zonas, entonces no creo que tenga mucha dificultad. No estoy diciendo que en ningún momento se tenga que cerrar, sino que se ha planteado minimizar el cierre”, explicó Ruesga.
Según el especialista, la idea es intervenir lo menos posible con la programación del teatro, que ha logrado atraer visitantes desde diversos flancos en los últimos tiempos.
Uno de esos esfuerzos por captar más seguidores es el programa estudiantil Érase una vez, elaborado en conjunto con el Ministerio de Educación Pública (MEP) desde hace tres años, el cual, al cierre del 2017, había captado a más de 61.000 estudiantes.
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Pero, ¿cómo trabajar en un teatro en construcción? Sobre todo porque el primer recinto que se intervendrá será el escenario...
Ruesga explicó que la propuesta es utilizar como escenario distintos espacios del resto del histórico inmueble, tales como la platea de la actual sala, las imponentes escaleras que reciben los visitantes después del vestíbulo, o el foyer.
“Es una oportunidad para el teatro y para los profesionales del arte escénico costarricense, de buscar otras formas de relación con el público actuando en la platea, en las escaleras o en el foayer… Evidentemente, son opciones alternativas”, afirmó el experto.
Se trataría de obras temporales, mientras se concluye la intervención completa, que podría tardar hasta dos años.
Más proyección
La renovación del Teatro Nacional va más allá de la apuesta estructural. También implica una estrategia de proyección y desarrollo de este monumento, que cumplió 120 años en el 2017.
Según Ruesga, una las acciones que se exploran es el establecimiento de relaciones con otros teatros similares en la región –desde México hasta Colombia– para compartir experiencias, ver problemas comunes y llegar a proyectos de coproducción.
El experto enfatizó que el objetivo es trabajar un proyecto que englobe la investidura de institución, más allá del edificio, con la cual cuenta el Teatro desde 1971, cuando nació el Ministerio de Cultura.
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El 5 de febrero de este 2018, la Asamblea Legislativa declaró al ente cultural como símbolo patrio, lo que implica que, a partir de ahora, el estudio de esta incónica estructura será incluido en los planes curriculares del Ministerio de Educación Pública (MEP).