Tres esferas precolombinas viajarán desde San José hasta la tierra que las vio nacer hace cientos de años: el territorio indígena boruca en Buenos Aires de Puntarenas.
Un convenio entre el Museo Nacional y la Asociación de Desarrollo Integral del Territorio Indígena de Boruca hizo posible el retorno de tres de estos emblemáticos objetos, que serán colocados en espacios públicos de esa comunidad: la escuela, el colegio y el museo.
Las piezas iniciarán su travesía la mañana de este viernes saliendo de la sede del Museo Nacional en Pavas, para lo cual se llevará a cabo un cuidadoso operativo de montaje y mudanza hasta Boruca.
“La esfera más grande mide 1,7 metros de diámetro y pesa cinco toneladas. Fue entregada al Museo por parte de una familia que la tenía en su poder, mientras que las otras dos miden un metro de diámetro (cada una) y fueron recuperadas en decomisos. Las tres serán colocadas sobre dos plataformas para su traslado”, informó la jefa del Departamento de Protección del Patrimonio del Museo Nacional, Marlin Calvo.
Según la funcionaria, de no ocurrir ningún imprevisto y si las condiciones del tiempo lo permiten, los objetos llegarán a Boruca ese mismo día. “Este es un proceso muy simbólico pues es devolver las esferas de piedra a su lugar de origen”, declaró.
La más voluminosa de las tres será exhibida en las instalaciones del Museo Comunitario, mientras que las otras serán colocadas en los centros educativos. “El convenio establece un préstamo de cinco años, pero es prorrogable. El Museo Nacional realizará inspecciones periódicas para supervisar el estado de conservación y, en caso de ser necesario, se realizarán obras de restauración”, agregó Calvo.
Fiesta de bienvenida. Mientras tanto, en Boruca se preparan como para recibir a un familiar que se fue a vivir lejos y regresa a casa después de mucho tiempo.
“El sábado habrá una gran celebración con comidas tradicionales como tamales y chicha, música, bailes y otras tradiciones para darles la bienvenida a las esferas. Este será un momento muy especial para nuestra comunidad, pues parece mentira que hay borucas que nunca han visto una esfera en vivo”, declaró el presidente de la Asociación de Artesanos La Flor de Boruca, Randall Fernández.
Este pueblo congrega a unas 2.500 personas y el sitio más cercano en el que pueden apreciar este tipo de piezas está en Palmar, a unos 25 kilómetros de distancia.
Estos objetos fueron confeccionados entre el 400 y 1.500 d. C. y podrían convertirse pronto en patrimonio de la humanidad.