James Baker III presidió un grupo de estudio sobre Iraq que ayer dio a conocer sus conclusiones y recomendaciones en un duro estudio que muestra cómo Estados Unidos está empantanado en aquel país.
Baker nació en Houston , Texas, hace 76 años y recibió una privilegiada educación, que culminó con su graduación por la Universidad de Princeton en 1952. Es íntimo amigo de la familia Bush.
Aunque no ha formado parte de la presidencia de George W. Bush, asesoró, desde el comienzo de la guerra de Iraq, al mandatario, que recurrió a él para copresidir la comisión de estudio sobre la guerra.
Las conclusiones de este grupo son un fiel reflejo de la forma de concebir la política que tiene el exsecretario Baker.
“Aquellos que me conocen no se sorprenderán de ver que siempre favorecí una aproximación realista”, asegura en su libro de memorias, publicado hace dos meses.
Ahora, junto con el probable nuevo secretario de Defensa, Robert Gates, encarna el regreso de la vieja guardia de Bush padre, gente en principio más dispuesta al diálogo que a la acción.
Cuenta el propio James Baker: “Cuando estaba en la universidad me entrevistaron para entrar en la CIA. Me preguntaron si tendría algún inconveniente en tirarme en paracaídas detrás de las líneas enemigas. Les contesté: ‘Pueden apostar a que sí’” .