Cartago. La guerra que las autoridades declararon al hampa de Los Diques, en el distrito cartaginés de San Nicolás, deja bajas en ambos bandos.
El miércoles, la Policía de Control de Drogas (PCD) allanó cuatro búnkers y arrestó a cinco personas
En contraste, en las últimas dos semanas desconocidos desmontaron, a pedradas, a dos policías que recorrían a caballo esa barriada marginal.
Uno de ellos, Ólger Valerio, permanece incapacitado. El “obús” que le lanzaron golpeó al caballo y lo asustó. El animal tiró al jinete por una pendiente.
“Cuando llegamos a este lugar –hace seis meses–, esto era tierra de nadie. Nos han amenazado en infinidad de ocasiones; también nos disparan.
“Tuvimos que dejar un oficial en la noche porque nos advirtieron que iban a quemar la caballeriza”, expresó el comandante Jorge Abarca, jefe de la Policía Montada de Los Diques.
Choque de fuerzas
Los partes que confeccionan los policías destacados en ese lugar son un claro indicativo del pulso con el hampa.
Por día, en promedio:
Sorprenden a seis personas con droga en su poder.
Atienden tres o cuatro casos de asaltos en la vía pública.
Detienen de cinco a seis personas por diversas fechorías.
Esa labor la efectúan a caballo, entre las 6 a. m. y las 7 p. m., pues la póliza de los animales no cubre accidentes nocturnos.
Las autoridades descubrieron, además, a un grupo de 12 mujeres (entre estas dos menores) que vendían servicios sexuales al aire libre en la reserva forestal del río Reventado, donde está asentada la población. Algunas de ellas figuran como sospechosas de asaltos.
Mucho con poco
En Los Diques habitan unas 450 familias en una franja de 1,5 kilómetros cuadrados. Aún quedan unos 10 búnkers que están protegidos por redes de “campanas” (vigilantes).
Los vecinos dicen estar a gusto con la presencia de las autoridades. “Este lugar siempre estuvo muy abandonado. La Policía ahora viene más, aunque ya nosotros estamos acostumbrados al miedo. Ya ni lo sentimos”, declaró Rubén Vargas, quien habita en Los Diques desde hace 12 años.
El trabajo es extenuante para la Policía Montada. Solo tienen siete jinetes, dos oficiales de guardia y un jefe de cuadrilla para atender los turnos de servicio.