A la 1:59 p. m. del miércoles 18 de junio, la empresaria Edna Borrero recibió una llamada del número 2212-2000, que está asignado al Banco Nacional. Al otro lado del teléfono, una persona se identificó como funcionario del BN, de apellido Morales.
La empresaria le contestó que no lo podía atender en ese momento, por lo cual el hombre le dijo que llamaría de nuevo. Y lo hizo a las 2:45 p. m. Le dijo que, por no haber actualizado sus datos desde el 2017, se le iba a congelar la cuenta como le había ocurrido años atrás.
En efecto, a Borrero le habían suspendido la cuenta tres años atrás por desactualización, relató ella.
En la misma llamada, el supuesto funcionario le expuso que el BN había cambiado sus tokens (dispositivos de seguridad para acceder a claves bancarias) y que el suyo ya no le serviría para hacer transacciones en línea.
De nuevo, algo parecía coincidir. Tres días antes, ella había intentado pagar la electricidad y no pudo ingresar a la cuenta. “Todo lo que el individuo me estaba diciendo era exactamente lo que me había pasado”.
El hombre al teléfono le relató sus datos personales: nombre, fecha de nacimiento, dirección... Y, además, le envió un correo electrónico desde la dirección bnweb@bncr.fi.cr. También, le precisó el número de sus cuentas. “Toda la información que el sujeto me estaba dando era exacta”.
La llamada se cayó y el tipo volvió a llamar desde el número 4001-6476, un servicio que hoy ya no existe. Ella le dijo que no tenía tiempo para atenderle más.
Cortó y, de inmediato, Borrero llamó al BN, en donde una funcionaria le confirmó que le acababan de saquear varios millones de colones de sus cuentas bancarias.
Como ella, entre junio del 2017 y el mes pasado otras 1.271 personas denunciaron estafas bancarias por vía telefónica, según datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
En el caso de la empresaria, timador hizo adelantos de efectivo desde su tarjeta de crédito hacia su cuenta de ahorros y, luego, trasladó el dinero en partes a las cuentas de otras personas.
De hecho, recibió varios mensajes de texto del BN en donde le notificaban tanto las transacciones como el cambio de la clave del token.
En oficinas del OIJ
La empresaria se fue a las oficinas del OIJ en San José para poner la queja y se dio cuenta de que la mayoría de las personas que estaban ahí también denunciaban hechos similares.
Asimismo, fue a poner la queja en el BN, en donde le dijeron que habían recibido unas 1.000 denuncias similares por fraude, pero no sabían cómo utilizaban las líneas del banco ni cómo los criminales tenían la información bancaria de los clientes, asegura.
“Mis datos del banco, como números de cuentas y sucesos que he tenido con el banco no los puede tener una persona externa”, alega la empresaria. Dice que el ladrón incluso sobregiró la tarjeta y el sistema se lo permitió.
La Policía Judicial confirmó que las víctimas relatan haber recibido las llamadas desde números telefónicos asignados a bancos del sistema financiero nacional.
“Existe varias aplicaciones telefónicas que suplantan la identificación real del número, cambiando de esta manera a cualquiera que desee, de modo que se hace creer a la persona receptora que le están llamando de una entidad bancaria, ya que los delincuentes introducen alguno de los números de la misma”, explicó el OIJ.
“Un alto porcentaje de este tipo de llamadas proviene de celulares de personas que están en cárceles de nuestro país, según las investigaciones”, añadió la Policía Judicial.
El 24 de mayo, la Asamblea Legislativa aprobó un proyecto de ley que obliga a los operadores de telecomunicaciones a bloquear, en nueve meses, la señal celular en las cárceles. Cada año, el Ministerio de Justicia les decomisa a los reos 4.000 dispositivos móviles y se estima que tienen 35.000 aparatos en bodegas.
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Sin embargo, la Cámara de Infocomunicación y Tecnología (Infocom) alega que este es un traslado de responsabilidades a los operadores, ante la imposibilidad de las autoridades penitenciarias de evitar el ingreso de teléfonos a las cárceles.
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BN niega fuga de información
Ante el alegado de las víctimas de que los timadores disponen de su información bancaria, el OIJ señala que no se ha podido confirmar la existencia de personas que faciliten la información de los delincuentes.
Por su parte, el BN niega fuga de datos: "El Banco Nacional no ofrece a particulares información sobre sus clientes; es el mismo delincuente que logra de sus clientes esta información, mediante la llamada telefónica".
La entidad bancaria, en respuestas dadas por medio de la oficina de prensa, sostiene que los clientes deben tener claro que el BN "no está realizando campañas telefónicas para actualización de datos o generación de códigos IBAN (número que identifica la cuenta bancaria en todo el sistema)".
Según los voceros, las llamadas por el código IBAN son uno de los timos más empleados, además de otra modalidad en la que se engaña con el pago del marchamo.
"Por teléfono, el Banco Nacional nunca realiza alguna transferencia electrónica, ni solicita datos sensibles como token, claves o códigos de seguridad. Efectivamente, clientes en todo el sistema bancario nacional han sido timados por particulares, en situaciones donde los delincuentes obtienen la información de sus mismas víctimas para perjudicarlos y robarles de sus cuentas", comunicó el banco.
Tome en cuenta
Un ejemplo de timos con el alegato de IBAN
Un caso similar al de la empresaria vivió el exministro de Comunicación, Roberto Gallardo, días atrás:
"La persona que me llamó citó articulos de ley, mencionó la Sugef (Superintendencia de Entidades Financieras) y me aseguró que no me pediría claves ni nada por el estilo. Tenía todos mis datos personales, cédula, dirección, teléfonos, profesión, correos electrónicos. El motivo de la llamada era el cambio del número de cuenta cliente a IBAN de una cuenta que tengo en el Banco Nacional", relató el exjerarca.
Gallardo le expresó dudas sobre el procedimiento, por lo que la persona ofreció trasladarlo a un supervisor: "Y ahí fue donde me dieron el golpe de gracia. Me pusieron en espera, oyendo la misma grabación que se oye cuando uno llama al Banco Nacional. Incluso me hicieron esperar unos minutos, porque 'todos nuestros agentes están ocupados en este momento'".
"El supervisor inició disculpándose por el procedimiento y, poco a poco, me fue pidiendo datos para poder cambiar mi clave de acceso a la cuenta".
El exministro también recibió mensajes, al igual que la empresaria: "Entre la grabación del Banco y los correos que recibí del servicio de mensajería institucional (parte del proceso del cambio de clave en el que yo estaba colaborando ingenuamente), me confié y terminé dando mas información de la que nunca creí fuera capaz de dar por teléfono".
"Después me enteré de que además de sacar plata de la cuenta -si la hay-, lo que quiere esta gente es utilizar la cuenta como 'mula' para hacer transferencias a cajeros, de recursos que provienen de cuentas en donde sí encontraron plata. Así entonces hicieron depósitos a mi cuenta y de ahí transfirieron a un cajero en Nicaragua, $576 que alguien debe estar descubriendo le desaparecieron de la cuenta".
A viva voz con el timador
Después de ser estafada, Borrero llamó al teléfono 4001-6476, del último que le llamaron, junto con tres funcionarias del BN que la atendían.
"Nos contestaron haciéndose pasar como si fuera del Banco Nacional. El individuo me preguntó mi nombre y me preguntó que en qué me podía servir. Le contesté que me habían llamado para actualizar los datos del banco y me dijo que con gusto".
"Le pregunté cuál era su hombre. Me dijo que se llamaba John y un apellido muy raro. Luego, le pregunté cuál era el número de código de empleado y se enredó con su voz. Fue cuando le dije que era un pícaro, estafador, ladrón. En tono burlón, me contestó "no me haga llorar".
Al día siguiente, el número 4001-6476 seguía funcionando y contestaban las llamadas como si fueran del Banco Nacional.
"Una de las funcionarias que escuchó la llamada externó que todo estaba muy raro y que, de repente, podría haber un infiltrado en el call center del banco.
Borrero dijo no entender cómo es posible que un ladrón accediera su información bancaria.