Al menos 14 mujeres costarricenses han alcanzado altos puestos internacionales en la política, la justicia y la ciencia, dando testimonio de que es posible romper las barreras de acceso, unas sociales y otras políticas.
Ellas destacaron saliendo de un país en donde las mujeres continúan en desventaja. Actualmente, las mujeres tienen un 37% de probabilidades de conseguir empleo, frente al 63% que tienen los hombres.
Diez de ellas ejercen actualmente sus cargos, mientras que las otras cuatro abrieron camino y dejaron huella.
Tres ticas han logrado dirigir secretarías de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Ellas son Rebeca Grynspan, Christiana Figueres y Andrea Meza.
Grynspan dirige la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, mientras que Meza es la secretaría adjunta de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.
En tanto, Figueres lideró la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y, desde ese puesto, impulsó el Acuerdo de París sobre cambio climático.
Además, la diplomática Elayne White fue presidenta de la conferencia de la ONU que creó el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, al tiempo que Epsy Campbell hoy es integrante del Foro Permanente de la ONU sobre Afrodescendientes.
Dos costarricenses han ejercido altos puestos en la justicia internacional. Elizabeth Odio fue nueve años jueza en la Corte Penal Internacional y seis años en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). Hoy, Nancy Hernández es jueza en la Corte IDH.
Laura Thompson fue directora general adjunta de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y Jossette Altmann es secretaria general de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
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En el campo científico, Sandra Cauffman es la directora adjunta de Astrofísica de la NASA.
Por su parte, la exministra Anabel González es la directora sénior de la Práctica Global sobre Comercio y Competitividad del Grupo Banco Mundial, mientras que la expresidenta de la República, Laura Chinchilla, es miembro del Comité Olímpico Internacional y de su comisión de ética.
La semana anterior, trascendieron dos nuevos nombramientos internacionales de mujeres costarricenses, las cuales ganaron los puestos mediante concursos.
La exministra de Planificación Pilar Garrido obtuvo la Dirección de Cooperación al Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con sede en París.
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Casi al mismo tiempo, la expresidenta del Congreso Silvia Hernández ganó el cargo de jefa de gabinete en la Secretaría General de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
Alcanzar estos cargos no fue fácil, según relataron Rebeca Grynspan, Nancy Hernández y Laura Thompson. Ellas contaron a La Nación los insultos y el mansplaining que han vivido en sus carreras, los que describen como barreras que debieron derribar, aunque consideran que muchos de estos obstáculos permanecen.
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‘¿Cómo se le ocurre hacerle caso a una mujer embarazada?’
Nancy Hernández relató que, siendo letrada de la Sala IV, fue insultada en una discusión acalorada entre magistrados cuando ella se encontraba en estado de embarazo.
Uno de los jueces se dirigió a quien entonces era su jefe y le dijo: “¿Cómo se le ocurre hacerle caso a una mujer embarazada?”.
En ese momento, recordó Hernández, aunque pudo sentirse emocionalmente afectada, continuó su argumento y salió victoriosa de esa disputa.
Según la jueza interamericana, esa anécdota retrata algunas de las barreras que debió sobrepasar por ser mujer, pero no la única, pues considera que existen otras manifestaciones, muchas inconscientes.
Nancy Hernández señaló, por ejemplo, los requisitos establecidos en los concursos para asumir altos cargos judiciales. En su criterio, una de las exigencias más groseras es haber hecho libros o publicaciones.
“Mi competencia tenía 20 veces más libros, mientras yo tenía que hacer tareas, recoger a mis hijos; estuve casada 30 años y uno dedica tiempo a la pareja. Como mujer, hay distintos roles y muchas veces los requisitos de estos concursos se convierten en una barrera de acceso”, explicó.
Para la jurista, son las políticas de paridad las que podrían dar más acceso a las mujeres en la política pública y en eso agradece el impulso de la exjueza de la Corte IDH, Elizabeth Odio. Al mismo tiempo, vaticina un siglo histórico para las mujeres en este campo.
Trabajar el doble, para que le reconozcan la mitad
Aunque Rebeca Grynspan recibió un enorme apoyo de su familia y de su entonces esposo, el camino que la llevó a dirigir una de las secretarías de Naciones Unidas tampoco fue fácil.
Recuerda que, cuando nació su hijo menor, el entonces presidente de la República, Óscar Arias, le ofreció el Viceministerio de Hacienda en el periodo 1986-1990.
Sin embargo, no pudo aceptar de inmediato la oferta porque estaba apenas en su segundo mes de lactancia y, aunque después pudo asumir esa posición, terminó por renunciar porque era mucha la exigencia de ser viceministra y madre de dos niños.
“No me acuerdo de muchas cosas de esa época (cuando fue viceministra) porque casi no dormía. Entonces renuncié por mi familia, no podía más, ese síndrome de ser supermujer no funciona, y en ese momento me hice feminista, el síndrome de supermujer no nos ayudaba, la lucha debía ser colectiva”, reflexionó.
Pero como “la vida no es lineal” y siempre hay que tener un proyecto en mente, según la economista, más adelante le llegaron a Grynspan otras oportunidades, incluida la Vicepresidencia de la República, en el gobierno de José María Figueres.
La ahora secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo cuenta que, en su trayectoria, ha topado con hombres que finalizan su conversación diciendo “no esperaba tener una conversación tan interesante” y lo manifiestan como piropo, cuando en realidad es un insulto.
Asegura que, en el caso de las mujeres, se debe trabajar el doble para que les reconozcan la mitad, por lo que se debe avanzar hacia una “sociedad del cuido” en el que exista la corresponsabilidad de hombres y mujeres sobre el cuido y la crianza.
Fuera del molde
Laura Thompson, quien se desempeñó durante 10 años como secretaria adjunta de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), asegura haber sido criada fuera del molde, lo que le permitió romper las barreras que hacen pensar que las mujeres deben estar sobrecalificadas para arriesgarse y acceder a un alto puesto.
Hija de la primera magistrada del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Maruja Chacón, asegura que aunque ha habido un cambio, pero no tanto para que hombres y mujeres sean visto al mismo nivel.
“Me ha parecido que las mujeres tenemos que mostrar un poco más para ser consideradas igual de competentes y serias que los hombres”, expresó.
Al igual que los demás testimonios, Thompson destacó que ha visto el uso común del mansplaining, es decir, cuando los hombres intentan hacer explicaciones innecesarias, asumiendo que la mujer no entiende un tema. Ella asegura que la experiencia le ha permitido contestarles con entereza.
No dejó por fuera anécdotas. Recordó que, en una ocasión, en una cena de trabajo con siete colegas masculinos, el mesero la miró sorprendido al percatarse que la jefa allí era ella.