“Hay carreras que son consideradas masculinas o solo para hombres”. Con esa afirmación están de acuerdo 4 de cada 10 costarricenses.
Así lo reflejó la Encuesta Nacional de Percepción de los Derechos Humanos de las Mujeres en Costa Rica, en la que el 39% de los entrevistados (430 personas de las 1.101) se mostró a favor de esa premisa.
La medición fue realizada como parte del III Estado de los Derechos Humanos de las Mujeres en Costa Rica, una iniciativa que el Instituto Nacional de la Mujer (Inamu) dio a conocer este jueves.
Se trata de una encuesta que fue aplicada entre el 1° de abril y el 1° de mayo de 2017, a hombres y mujeres, por partes iguales, mayores de 18 años de zonas rurales y urbanas del país. Tiene un margen de error de tres puntos porcentuales.
El estudio se llevó a cabo en conjunto con la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Aunque quienes apoyan la afirmación de que “hay carreras solo para hombres” no son la mayoría (671 personas se mostraron en desacuerdo), el hecho de que todavía una cifra representativa de habitantes sí la valida, supone un reto para la sociedad, considera el estudio.
“Sí dan cuenta de que aún existe un grupo importante de la población que atribuye a la diferencia biológico-sexual una determinación personal y social, como lo es la escogencia de carrera profesional”, reza el III Estado de los Derechos Humanos de las Mujeres en Costa Rica, donde vienen los resultados de la encuesta.
Otro de los hallazgos de la consulta es que el 33,6% está de acuerdo con la frase: “Hay carreras que son consideradas femeninas o solo para mujeres”.
Esta es la primera ocasión en que el Estado de los Derechos Humanos de las Mujeres en Costa Rica aborda el eje educativo, comentó Xiomara Chaves, jefa interina de la unidad de investigación del Inamu.
Según la vocera, a pesar de que las mujeres en el país cuentan con una trayectoria educativa más larga y exitosa que los hombres, la percepción sobre su formación y su inserción laboral siguen marcadas por estereotipos de género.
El 72,8% manifestó estar de acuerdo con “por su naturaleza, las mujeres son mejores escuchando, cuidando y ayudando a otras personas”.
“Sin duda alguna, salta a la vista la necesidad de generar un mayor cambio cultural que modifique la segregación de espacios ‘para mujeres’ y ‘para hombres’ en la educación y el desarrollo profesional, pues esta genera desventajas para las mujeres en su inserción laboral”, explica el estudio.
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Más sesgos sobre educación
¿En qué se basan esas creencias? Según la investigación del Inamu, “persisten estereotipos que vinculan las características biológicas con habilidades específicas, generando un marco para la discriminación desde edades tempranas”.
Casi un 22% de los encuestados dijo estar de acuerdo con que “las niñas son mejores en Español y los niños, en Matemáticas”.
La investigación del Inamu reseña que, en el 2017, las carreras universitarias en ciencias básicas e ingenierías eran dominadas por hombres, mientras que educación y ciencias de la salud por mujeres.
“Aun se encuentran (las mujeres) muy lejos de alcanzar la paridad en carreras relacionadas a ciencia, tecnología e ingenierías, y, por el contrario, tienen una mayor concentración en educación, salud y ciencias sociales”, añade la investigación del Inamu.
Un 40% de los entrevistados estuvo en desacuerdo con el enunciado de que “las mujeres terminan más el colegio que los hombres”, a pesar de que las estadísticas dan cuenta de la validez de la afirmación, añade la investigación.
En el 2018, datos del Departamento de Análisis Estadístico del Ministerio de Educación Pública (MEP) señalaban que la tasa bruta de escolaridad en tercer ciclo y educación diversificada fue del 99,1% para mujeres y del 92,8% para hombres.
De hecho, enfatiza la medición, existe un completo desconocimiento por parte de las mismas mujeres con respecto a sus habilidades en el ámbito educativo.
“Solo un 44,7% de las mujeres (encuestadas) estuvieron de acuerdo (con la afirmación “las mujeres terminan más el colegio que los hombres”), mostrando un desconocimiento de su propia realidad como grupo social”, agrega el documento.
En tanto, un 34,8% se mostró a favor ante la afirmación de que “los hombres son mejores construyendo, resolviendo problemas y dirigiendo”.
La presidenta del Inamu y ministra de la condición de la mujer, Patricia Mora, afirmó que, si bien la encuesta muestra avances en el reconocimiento de la educación como un derecho humano y la disminución de mitos y estereotipos en la población general, persisten sesgos de género relacionados con las capacidades de hombres y mujeres.
Por lo tanto, dijo, suponen un reto por superar, para que dejen de influenciar aspectos vinculados con el desarrollo educativo y profesional de las mujeres; por ejemplo, la escogencia de carrera.
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Un estudio integral
La Encuesta Nacional de Percepción de los Derechos Humanos de las Mujeres en Costa Rica fue solo uno de los métodos utilizados en la realización del III Estado de los Derechos Humanos de las Mujeres en Costa Rica.
Esta investigación también se logró con la revisión de la normativa nacional e internacional vigente en materia de género y con el análisis estadístico del estado de las mujeres en distintos ámbitos; por ejemplo, trabajo, labores de cuido de personas, violencia, entre otros.
Por ejemplo, en materia de derechos económicos y laborales, los resultados siguen sin ningún avance en el país.
De cada 10 mujeres, solo 5 logran encontrar empleo remunerado y las mujeres sin ingresos propios duplican la cantidad de hombres en esa condición, revela el estudio, sin contar que las mujeres continúan realizando dobles y hasta triples jornadas de trabajo.
La investigación evidencia que, en el año 2017, por cada 100 mujeres que no pudieron trabajar por atender obligaciones familiares o personales, solo unos 3 hombres se enfrentaron a esa misma condición.
Sin embargo, el panorama es no del todo negativo. Un hallazgo del estudio fue que la sociedad ahora reconoce otros tipos de violencia que habían sido naturalizados, entre estos el acoso callejero, las relaciones impropias, la violencia política y la violencia obstétrica.