El abandono o descuido que sufren decenas de miles de niños y adolescentes se remonta, en muchos casos, a sus primeros instantes de vida. Solo en el 2022, el 51% de los bebés nació sin un padre reconocido.
Esto ocurre cuando, por diversas circunstancias, las madres dejan vacía la casilla paterna. El año antepasado, ese fue el caso de 27.600 pequeños, según información del Registro Civil. En el 2021, el porcentaje había sido aún mayor: un 58%.
En una primera instancia, uno de cada dos bebés que nacen en Costa Rica queda registrado únicamente con los apellidos maternos. Posteriormente, las autoridades aplican los protocolos para lograr el reconocimiento del padre, con apoyo de la Ley de Paternidad Responsable.
Esta labor permite elevar el reconocimiento. Por ejemplo, en el 2022, la cifra subió a un 92%.
Cuando un niño nace, los funcionarios del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) que se encuentran en los hospitales registran al bebé. Cada madre debe completar un certificado de nacimiento. Las mamás pueden anotar de una vez la identidad del padre, proporcionar el nombre del hombre para un eventual reconocimiento voluntario o acogerse a los procedimientos de la Ley de Paternidad, que implican la prueba de ADN.
En buena parte de los casos, los hombres asumen la paternidad con posterioridad al nacimiento, ya sea de forma voluntaria o porque temen un proceso legal en que deban someterse la prueba de ADN y pagar una pensión.
Por ejemplo, de los 27.600 bebés que nacieron en el 2022 sin un padre reconocido inmediatamente después del alumbramiento, 25.300 recibieron el apellido paterno con posterioridad y 2.300 quedaron sin un padre anotado.
El proceso legal para que un padre responda por la identidad de su hijo se inicia cuando la madre activa el protocolo, da un nombre del posible papá a las autoridades del Registro Civil y les indica la última dirección conocida para localizarlo.
Ley elimina reconocimientos tardíos
Luis Antonio Bolaños, director del Registro Civil del TSE, explicó que el alto porcentaje de niños que pasa a ser reconocido con posterioridad se debe a los esfuerzos institucionales y a la Ley de Paternidad.
“Yo siento que lo que la ley elimina son los reconocimientos tardíos. Cuando no existía la ley, la gente tardaba más en reconocer a los hijos. La ley funciona para que el hijo tenga más rápido el apellido del padre en su inscripción de nacimiento.
“Si se separan los padres y la señora debe ir a cobrar una pensión, ya el hijo tiene al padre; antes se separaban y la señora tenía que empezar a hacer la investigación para después poder cobrar pensión”, explicó.
El Registro dispone de una flotilla de mensajeros, similares a los del Poder Judicial, los cuales se dirigen a las direcciones de los posibles padres para notificarles sobre el inicio del proceso legal para identificar al menor.
Si un hombre es localizado y notificado, cuenta con tres opciones. La primera es aceptar voluntariamente la paternidad en un plazo de 10 días, y la segunda es someterse a la prueba de ADN. Por último, si no acepta la prueba genética ni el reconocimiento voluntario, se le asigna obligatoriamente la paternidad del menor.
En el caso de las pruebas de ADN, si el resultado de paternidad es negativo, la progenitora podrá informar del nombre de otro posible padre y realizar un proceso similar hasta dar con el padre biológico del menor, pues el fin de la ley es que el menor tenga un padre identificado.