El 93% de los residuos reciclables que las municipalidades recolectan por aparte, como papel, plástico, vidrio y aluminio, no encuentra un segundo uso y termina siendo arrojado a vertederos comunes, como la basura tradicional.
De esta forma, 385.663 de 413.998 toneladas de residuos selectivos recolectadas en el 2022 acabaron en los rellenos sanitarios.
A pesar de que la cobertura de esta recolección selectiva sí aumentó entre el 2018 y el 2022, pasando del 73,4% al 89,1% respectivamente, solo un 7% de los residuos valorizables fue efectivamente recuperado.
Pese a esfuerzos estatales, la separación inadecuada de residuos persiste entre los ciudadanos que la generan.
Un total de 36 municipalidades y un concejo municipal de distrito reportaron que un 17% de los residuos valorizables, recolectados de forma separada en 2022, debieron ser rechazados debido a condiciones como suciedad, humedad y contaminación.
Esta realidad forma parte de los hallazgos hechos por la Contraloría General de la República (CGR) mediante una auditoría sobre la eficacia del sistema de recolección de residuos ejecutado por el Ministerio de Salud y el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) en las municipalidades del país.
El informe revela que el incremento interanual en el volumen de residuos recuperados, como papel, plástico, aluminio y vidrio, presenta un crecimiento “poco significativo”, equivalente al 1% durante el periodo 2019-2022.
Por otra parte, solo en 24 distritos del país se realizan tareas de recolección separada de residuos sólidos orgánicos, mientras que 429 distritos dejan la recolección de residuos orgánicos de lado y se enfocan únicamente en separar la basura en papel, plástico, vidrio y aluminio.
“La falta de separación de residuos impide la recuperación y reutilización eficiente de recursos valiosos como metales, papel, vidrio y plástico. Esto contribuye al agotamiento de recursos naturales; a la necesidad de extraer y fabricar nuevos materiales, lo que tiene un impacto ambiental significativo; y se pierde la posibilidad de crear empleos y oportunidades económicas en la industria del reciclaje y la gestión de residuos”, alertó la CGR.
Según agregó la Contraloría, la falta de separación adecuada de los materiales provoca costos adicionales para los gobiernos locales en transporte y disposición final de residuos.
Además, el documento expone que el no valorizar la mayoría de los residuos recolectados produce que se agote el espacio en los sitios de depósito, generando la necesidad de abrir nuevos lugares o expandir los existentes, con costos y consecuencias significativas para las comunidades locales.
Residuos ordinarios también generan problemas
Según la auditoría, en los últimos años Costa Rica también ha experimentado un “preocupante aumento” en la generación de residuos sólidos ordinarios, revelando una creciente problemática en la gestión y valorización de estos desechos.
El volumen de los residuos ordinarios generados en el país pasó de 1.462.397 toneladas en 2018 a 1.615.777 toneladas en 2022. Sin embargo, el panorama nuevamente se torna más “desafiante”, al observar que únicamente un 10,7% de estos residuos fue valorizado durante el último año.
Si bien los residuos ordinarios que terminan arrojados en rellenos sanitarios pasaron de 90,4% en 2019 a un 86,8% en 2021; se presentó un aumento en el porcentaje de estos residuos que fueron desechados en quemas, entierros, ríos, quebradas, zonas de protección, terrenos estatales y lotes baldíos, pasando de 9,6% en 2019 a 13,2% (equivalente a 209.270,49 toneladas) en 2021.
Estos desafíos contrastan con las metas establecidas en el Plan Nacional de Desarrollo 2015-2018 y la Estrategia Nacional de Separación, Recuperación y Valorización de Residuos 2016-2021, que buscaban aumentar en un 15% el porcentaje de separación y recuperación de residuos a nivel nacional durante ese período.