El 95% de los migrantes irregulares, afincados en las fronteras norte y sur de Costa Rica, son haitianos que se hacen pasar por africanos, para evitar la deportación a su país de origen.
Así lo confirmó el canciller Manuel González Sanz, quien dijo que las autoridades nacionales lograron detectar esa estrategia, luego de entrevistar a varios de ellos.
“Cada vez vemos que no son tan africanos, sino más bien que son más haitianos, en un porcentaje superior al 95% (...). Todos ellos dicen que son africanos, no les conviene decir que son haitianos, porque aplican otras condiciones y, por supuesto, la posibilidad de la deportación a Haití es más cercana que si tuviéramos que hacerlo a un país africano”, declaró González.
El Gobierno calcula que en territorio nacional hay más de 2.000 migrantes irregulares, según un comunicado de Casa Presidencial del pasado 4 de agosto.
En abril pasado se comenzó a detectar esa oleada migratoria, poco después de resolverse la crisis de los casi 8.000 cubanos que quedaron varados aquí desde noviembre del 2015, cuando el Gobierno de Nicaragua decidió cerrar sus fronteras.
Entonces, se creyó que eran extracontinentales, provenientes especialmente de África y Asia, pues casi todos viajan sin documentos de identificación.
Desde Brasil. Migrantes haitianos varados en el puesto fronterizo de Paso Canoas, colindante con Panamá, relataron la semana pasada a un equipo de La Nación que ellos viajan desde Brasil, por tierra, rumbo a los Estados Unidos “para buscar vida” . Ese mismo peregrinaje lo hacen los extracontinentales.
En ese país suramericano vivieron meses o incluso años, pero decidieron marcharse debido a que las opciones de trabajo son cada vez menores y porque la calidad de vida va en descenso.
En la actualidad, el flujo de migrantes irregulares se ha tornado imparable en la frontera sur del país . Allí, centenares de personas entran cada día y solicitan un permiso de estadía temporal, lo cual rebasa la capacidad de atención del Gobierno. La oficina de Migración de Paso Canoas recibe unas 150 solicitudes diarias, para transitar por el territorio nacional durante 25 días, pero solo puede otorgar 100 fichas individuales y 15 familiares.
En la otra frontera, limítrofe con Nicaragua, también hay cientos de migrantes, algunos de ellos en albergues de la Comisión Nacional de Emergencias. De allí arriesgan su vida cruzando clandestinamente hacia suelo nicaragüense, por tierra o por mar.
La semana pasada, al menos 10 migrantes, en apariencia de origen africano, se ahogaron en el lago de Nicaragua cuando intentaban atravesar el territorio vecino en su ruta a Estados Unidos.
Ante el constante e imparable flujo migratorio irregular por la frontera sur del país, el presidente de la República, Luis Guillermo Solís, emitió el miércoles pasado una orden para incrementar la vigilancia policial en la zona con hasta 400 oficiales más.
La intención del Ejecutivo es deportar a quienes transiten por territorio costarricense sin haber ido a las oficinas de Migración, al tiempo que diseña una política de mediano y largo plazo para atender este fenómeno. Dicho plan debe estar listo en dos meses y es coordinado por el Ministerio de Planificación.