Upala. En los últimos 13 años, como alcalde de Upala y diputado, Juan Bosco Acevedo recibió al menos cinco directrices técnicas sobre cómo prevenir y atender emergencias para reducir el riesgo de muertes y daños en su cantón.
Sin embargo, los estragos causados por el huracán Otto, que acabaron con la vida de seis personas, evidencian que esas recomendaciones nunca se pusieron en ejecución.
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A dos semanas de que el país sintiera, por primera vez en la historia, el golpe directo de un fenómeno de este tipo, Upala sigue arrodillada sobre el barro.
Los vendavales y la lluvia todavía despiertan temores entre la población, que mantiene vivo el terror de la noche del 24 de noviembre, cuando una avalancha de lodo y árboles arrasó con el centro de la pequeña ciudad.
¿Pudo ser menor el daño material? ¿Se pudieron evitar las pérdidas humanas? La respuesta, para geólogos y vecinos de Upala es que sí, si se hubiesen acatado las previsiones y la planificación que se exige para esta comunidad desde el 2003.
En un recorrido de La Nación , los pobladores reclaman que faltaron medidas preventivas, que hubo demoras en la activación de comités vecinales y que los llamados a evacuar se hicieron muy tarde y que no llegaron a todos los sitios.
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Cinco señales. A pesar de las alertas emitidas por la llegada de Otto, Juan Bosco Acevedo aceptó a La Nación que la emergencia fue tratada como otra inundación del río Zapote, cuyas aguas riegan Upala.
Esto pese a las llamadas de atención y recomendaciones de prevención que el funcionario recibió de los últimos 13 años y que se detallan de seguido:
1. En 2003, él fungía como alcalde, Acevedo recibió un estudio de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) con un mapeo de zonas de riesgo y medidas de previsión. Sin embargo, nunca fueron aplicadas.
2. En 2009, durante su segundo periodo frente al municipio, el jerarca firmó un convenio con la Cooperación Española y la Universidad Nacional para elaborar un Plan Regulador. Este incluye un capítulo de riesgos ambientales que identifica, de nuevo, prevención, zonas de riesgo y pasos por seguir si hay emergencias.
En junio del 2013, el Concejo de Upala aprobó el Plan Regulador, que si bien no se implementó debido a presiones de comerciantes de la zona, sí permitía su estudio.
Luego, para las elecciones municipales del 2016, Acevedo incluyó en su plan de gobierno la promesa de una “consulta obligatoria” del plan regulador.
Sin embargo, él mismo acepta que no conoce a fondo el mencionado documento.
3. En 2011, la CNE emitió el acuerdo N.º 0443-2011 que establece la obligación de las municipalidades de acatar las directrices de ese órgano del Estado.
La desaplicación de las directrices establecería “un incumplimiento de deberes”, que, según la norma, debe ser elevado a las autoridades correspondientes.
4. En marzo del 2013, la oficina de Planificación de la Municipalidad de Upala emite el “Plan de Desarrollo Humano 2013-2023”, el cual sigue vigente y obliga al ayuntamiento a establecer “planes de prevención”, “identificación de amenazas ambientales” y un “adecuado tratamiento de situaciones de emergencia”.
Además, exige la “conformación de comités que manejen planes preventivos y de evacuación en casos de emergencia”.
Dos días después de la tragedia, Ana Helena Chacón, segunda vicepresidenta de la República, revelaría que el comité local de emergencias, presidido por Acevedo, no estaba activado cuando se emitió la alerta roja sobre el cantón.
5. Por último, ante el inminente ingreso del huracán Otto al país, el martes 22 de noviembre, la CNE ordenó la evacuación de zonas de riesgo de Upala.
Este llamado no fue ejecutado por el alcalde, a pesar de que su responsabilidad era hacerlo cumplir, tal y como lo establece la directriz del 2011 de la CNE.
Todavía el jueves 24 de noviembre la CNE reiteró su indicación. Incluso a las 9 a. m. de ese día, el propio presidente de la Comisión, Iván Brenes, llamó a Acevedo para pedirle que retirara a la población de las zonas de riesgo.
El jerarca municipal aceptó que no pudieron evacuar a todos los ciudadanos. Alega que, para no alarmar a los pobladores, optaron por hacer llamados por perifoneo.
Frente a este listado de recomendaciones y planes nunca ejecutados, el alcalde defiende su gestión, e insiste en que se hizo “todo lo posible” por evitar un desastre.
Acevedo afirma que nadie esperaba que el huracán Otto causara tantos estragos. Ese exceso de confianza es, precisamente, el que tiene a Upala sumido en el luto y la incertidumbre.