¿Es posible que el alcalde de un cantón costarricense con menos de 100.000 habitantes gane casi igual que el alcalde de Madrid, con 3,2 millones de personas?
Aunque el producto interno bruto (PIB) de España es casi 23 veces el de Costa Rica, la respuesta a esa pregunta es sí.
El sistema de pluses salariales del sistema público costarricense, aunado a la forma en que se calculan los sueldos de los alcaldes ticos, provoca este fenómeno.
Johnny Araya y Néstor Mattis, alcaldes de los cantones de San José y Limón, tienen poco que envidiar al salario del alcalde de una de las ciudades más grandes de Europa.
José Luis Martínez Almeida, gobernante local de Madrid, percibe ¢76,5 millones al año según la página del ayuntamiento español, mientras que el alcalde josefino alcanza ¢74,1 millones y el limonense, ¢73,1 millones.
Esta es la comparación incluso después de que, con la reelección del 2020, la reforma fiscal ordenó imponer un tope a los sueldos públicos, de manera que ningún nuevo salario supere los ¢5,7 millones al mes, cifra equivalente a 20 veces el salario más bajo de la administración pública.
Hasta abril de este año, Johnny Araya ganaba casi ¢9 millones y Néstor Mattis, casi ¢7 millones. Ahora, sus sueldos pasaron a ¢5,7 millones ($9.225) y ¢5,6 millones ($9.061), respectivamente.
Así consta en los presupuestos que ambas municipalidades presentaron en setiembre ante la Contraloría General de la República (CGR).
A los gobernantes locales no se les paga salario escolar, pero sí aguinaldo, según la Unión Nacional de Gobiernos Locales (UNGL).
Johnny Araya y Néstor Mattis ganan más que el alcalde de la comuna de Santiago, capital de Chile, en donde Felipe Alessandri tiene un salario de poco más ¢63,5 millones anuales, según informó el diario chileno La Segunda.
Al alcalde de la capital chilena se le acercan mucho otros alcaldes costarricenses: Arnoldo Barahona, de Escazú, con ¢63,1 millones anuales; Jorge Alfaro, de Santa Cruz, con ¢61,9 millones; Cristian Torres, de La Unión, con ¢61,4 millones; Rugeli Morales, de Talamanca, con ¢60,6 millones; y José Manuel Ulate, de Heredia, con ¢60 millones.
Así ocurre aunque en Chile el PIB per cápita es de ¢9 millones anuales y, en Costa Rica, de ¢7,4 millones, según datos del Banco Mundial correspondientes al 2019. En España, en cambio, el PIB por habitante ascendió a ¢18 millones en ese año.
Las diferencias presupuestarias también son abismales.
El presupuesto del ayuntamiento de Madrid del 2020 equivale, convertido de euros a colones a ¢3,3 billones (millones de millones), mientras que el de San José, con ¢80.000 millones, equivale a un 2,4% del plan de gastos de Madrid.
El presupuesto de la Municipalidad de Limón, de ¢12.560 millones, es un 0,37% del de Madrid, pero los alcaldes de ambos municipios ganan casi igual.
¿Por qué ocurre esto?
En Costa Rica, los salarios de los alcaldes se calculan con base en una fórmula del Código Municipal, la cual simplemente establece que “los alcaldes municipales no devengarán menos del salario máximo pagado por la municipalidad más un diez por ciento (10%)”.
No importa el tamaño del presupuesto municipal ni la población del cantón.
Aquí entra a jugar el sistema de pluses que existe en el sector público, porque los sueldos más altos entre el personal de los ayuntamientos dependen, en mucho, de los incentivos.
En La Unión, por ejemplo, el sueldo mejor pagado para un funcionario es de ¢3,56 millones, pero este se compone de lo siguiente: poco más de ¢1 millón de sueldo base, ¢1,2 millones de anualidades, ¢700.000 por dedicación exclusiva, ¢274.000 de carrera profesional y ¢274.000 de otros incentivos.
La ley establece, entonces, que el salario del alcalde debe ser un 10% mayor que ese mayor sueldo.
Sin embargo, muchos alcaldes suman más porque, sobre ese cálculo, agregan su incentivo por restricción al ejercicio de su profesión: un 15% si son bachilleres o un 30% si son licenciados.
En el caso de San José, por ejemplo, el sueldo mejor pagado entre el personal es de ¢4,9 millones incluyendo ¢1,5 millones de anualidades, ¢1 millón de restricción, ¢1,6 millones de salario base, ¢131.000 de carrera profesional y ¢715.000 de otros incentivos.
Con esos números, el salario base del alcalde es de casi ¢5,4 millones, más un 15% de restricción, lo que suma ¢6,2 millones. No obstante, debido a la reforma fiscal del 2018, el sueldo total se ajusta en ¢5,7 millones mensuales.
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