La empresa Alunasa, propiedad del Estado de Venezuela, cierra sus operaciones en Costa Rica y despidió a todos sus empleados este martes 16 de noviembre, según lo confirmaron a La Nación el sindicato y la asociación de empleados de la compañía. Ambas organizaciones indicaron que los trabajadores fueron recibidos de sorpresa en la fábrica de productos de aluminio con las cartas de despido.
A las 9 a. m., Félix Meléndez, presidente de la Asociación de Empleados de Alunasa (Asealunasa), afirmó, mediante un mensaje de WhatsApp, que ya le habían entregado su carta de cese. A esa misma hora, José Luis Rosales, presidente de la seccional de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) en Alunasa, esperaba en fila para recibir el mismo documento.
De acuerdo con la seccional de la ANEP, son 176 las personas que este martes quedan desempleadas.
“Hoy regresamos y resulta ser que desde el inicio notamos movimientos raros. Habían abogados en carros lujosos vestidos de traje entero, no eran de aquí evidentemente. Había mucha seguridad privada por todo lado, empezaron a llamar a los gerentes y a la gente de recursos humanos e inmediatamente nos dijeron que nos iban a despedir a todos”, narró Rosales.
La firma de abogados BDS, especializada en derecho laboral, fue contratada para realizar los trámites de despido, según lo confirmó Marco Durante, socio director del bufete. BDS indicó que las declaraciones sobre el cierre de operaciones las daría Carlos Peña, asesor legal de Alunasa, quien no ha respondido las llamadas ni los mensajes que se enviaron a su celular.
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Los empleados de la compañía controlada por el régimen de Nicolás Maduro quedan formalmente despedidos luego de pasar dos meses y medio sin recibir su salario, según relató Meléndez. En setiembre, los venezolanos que dirigen la fábrica gestionaron ante el Gobierno una solicitud para suspender los contratos laborales a más del 90% de la planilla, con el argumento de que sufría de falta de liquidez y materia prima para trabajar por bloqueos y sanciones de Estados Unidos.
No obstente, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) costarricense rechazó la petición, al concluir que no existía afectación por medidas de Estados Unidos, sino más bien una mala gestión empresarial. Alunasa optó por enviar a los trabajadores a la casa con un supuesto permiso con goce de salario, sin embargo, los empleados afirman que durante todo este tiempo, no recibieron el sueldo.
Los trabajadores afectados son en su mayoría de Esparza, en Puntarenas, donde la fábrica de productos de aluminio era una de las principales fuentes de empleo. Durante el periodo de suspensión, la comunidad se organizó para ayudarles con víveres a los vecinos que trabajaban para Alunasa.
Cierre luego de 40 años
Alunasa operó en Costa Rica durante más de 40 años, desde finales de la década de 1970. La compañía fue creada en 1976, como propiedad del Estado de Venezuela, y luego se privatizó en 1990. En el 2000, la estatal Corporación Venezolana de Guayana (CVG) adquirió el 100% de las acciones y, en el 2015, pasó a formar parte de la Corporación Nacional de Aluminio de Venezuela.
En el 2007, Hugo Chávez estuvo a punto de cerrar la planta, a causa de un enfrentamiento diplomático con el entonces presidente costarricense Óscar Arias. Sin embargo, luego de que los empleados de Alunasa le pidieron conservar sus trabajos, la operación se mantuvo.
En octubre pasado, los trabajadores incluso le escribieron una carta a Nicolás Maduro, en la que le solicitaron que interviniera para salvar sus empleos, así como lo hizo Chávez hace 14 años. Sin embargo, el pedido no tuvo respuesta.
Alunasa afronta una fuerte crisis desde hace tres años y medio. Los apuros se hicieron públicos a inicios del 2018, cuando la empresa solicitó, por primera vez, la suspensión de los contratos de trabajo de 300 personas con el argumento de que no tenía materia prima, la cual se produce y exporta desde Venezuela. Sin embargo, en esa ocasión, la petición fue rechazada por el Ministerio de Trabajo, el cual alegó que la escasez de aluminio pudo ser evitada por la administración de la empresa.
Una trabajadora del área de producción, de apellido Rodríguez, contó en setiembre que la empresa arrastra graves problemas con el suministro de aluminio desde el 2019. Según dijo, el último cargamento de este año llegó en marzo y, desde mayo, la planta permanece apagada, pues no hay con qué trabajar.
“Ahí nadie sabía cuándo llegaban lingotes, nadie en la empresa. Nada más cuando llegaban las carretas todo el mundo se ponía contento porque sabíamos que teníamos trabajito por un par de meses más, pero nunca hubo una proyección”, afirmó Rodríguez.