Antonio Álvarez Desanti, excandidato de Liberación Nacional (PLN), se refirió a la idea de crear una coalición partidaria para el 2026. Según dijo, la idea no es suya, sino que surgió en conversaciones entre figuras de diversas agrupaciones. En entrevista con La Nación, también se refirió al costo que aún arrastra el PLN frente al electorado:
-¿Por qué cree que la marca del PLN se sigue desgastando si ya tienen prácticamente 10 años fuera del gobierno?
-Hay varios temas en los que parte del electorado todavía nos pasa la factura; por ejemplo, el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Me parece que dejó un distanciamiento con algunos grupos, aun cuando era necesario hacerlo.
“En Limón nos pasan la cuenta de que se haya desaprovechado el crédito de Limón Ciudad Puerto. En otras zonas del país, nos pasan otras cuentas, pero también hay una parte en donde no debemos de ser tan ingenuos, y es que, durante un buen número de años, los mismos programas educativos hablaban en contra de Liberación Nacional.
“Por otro lado, me parece que hay hechos recientes que marcan a Liberación Nacional. En los últimos 12 meses, cinco personas liberacionistas han sido condenadas y eso está en las primeras páginas de los periódicos, en los noticieros y en la prensa digital; y a mitad de enero, fue condenada otra persona vinculada al partido. Entonces, eso genera que la gente asocie esas cosas negativas y casos de corrupción con el PLN, cuando Liberación Nacional, lo subrayo, está integrada por personas honestas, decentes, trabajadoras, que buscan lo mejor para sus comunidades”.
-¿Faltó desmarcarse o una crítica fuerte del partido hacia esas personas que recientemente fueron condenadas?
-No sé qué decir porque, en mi campaña presidencial (2018), yo le pedí la renuncia a un diputado que fue vinculado con el cementazo y también fueron vinculados candidatos de otros partidos, pero la única persona que se retiró de la papeleta fue el de Liberación Nacional y, sin embargo, nosotros no ganamos las elecciones. ¿Qué mayor reacción podríamos tener? Me cuesta poder encontrar eso.
-Usted dice que se juzga más fuerte a otros partidos que a Liberación; sin embargo, la Unidad pasó años casi como un partido minoritario.
-Sí, estoy de acuerdo, tal vez la Unidad pagó un precio que nosotros todavía no hemos pagado. La Unidad disminuyó, llegó a tener cinco diputados, llegó a ser una de las fuerzas pequeñas dentro de la Asamblea Legislativa. Tal vez, la gente espera que Liberación tenga que pagar ese precio y que no ha pagado un precio suficiente.
-Sobre la idea de una coalición partidaria para el 2026, ¿cuál sería el factor común? ¿La socialdemocracia? ¿La democracia liberal?
-No deberíamos entrar en un patrón ideológico, sino programático. Debemos de tener una agenda de seguridad y no existe una agenda de seguridad socialdemócrata o socialcristiana. En educación, puede haber un sesgo, pero lo real es que hay que fortalecerla, darle recursos, profesionalizarla y lograr que los muchachos reciban equipos y educación con tecnología.
“Sobre los programas de salud, tampoco hay una forma socialdemócrata de operar un cáncer y otra socialcristiana.
“Mi punto es: Busquemos una posición en lo pragmático, en la solución de la seguridad, la educación, la salud, los programas sociales, la infraestructura y el gobierno digital. La extrema derecha y la centro izquierda deberían ponerse de acuerdo en la necesidad de un país mucho más eficiente.
“Claro que hay temas que nos van a dividir, en lo religioso, por ejemplo, pero dejemos eso para que cada partido tenga esos planteamientos en su agenda legislativa, con sus diputados”.
-Pero usted está planteando, entonces, prácticamente ir desde el Frente Amplio…
-No, el Frente Amplio lo veo más complicado, porque me parece que hay divisiones en la visión en cuanto a los temas de propiedad privada en donde podría considerarse que hay diferencias más insalvables. Yo excluiría al Frente Amplio.
“Sería con la Unidad, Restauración Nacional y los otros partidos cristianos; el Partido Liberal Progresista (PLP), el Republicano, Liberación Nacional, Nueva Generación y otras fuerzas políticas que tal vez tengan menor escala.
-Don Antonio, ¿usted de verdad está pensando en ver a la Unidad unida con Liberación en una coalición?
-Solos no y, además, no es conveniente, porque entonces es para que se diga que volvimos al PLUSC, a la época del bipartidismo. Sin embargo, con la participación de otros grupos políticos, deberíamos buscar a una figura nacional que pueda representarnos a todos, y lograr ir a una campaña nacional para revertir la inclinación que llevamos en materia de pérdida de los conceptos democráticos y el deterioro social que estamos viviendo.
-Prácticamente, lo que está planteando es una coalición para enfrentarse al eventual candidato del gobierno.
-Por supuesto, al de gobierno, y que podamos tener un frente, porque el gobierno es el que está levantando las banderas que más daño le están haciendo al país, a la institucionalidad, con el recorte y abandono de los programas sociales y el desbordamiento que tenemos en materia de inseguridad ciudadana.
-¿Cómo se elegiría el candidato?
-Lo ideal sería un candidato por consenso. Tenemos que empezar por cambiarnos el chip. Si pensamos como partido político individual, no hay nada que hacer, ni siquiera tiene mucho sentido que nos sentemos a discutir. Costa Rica necesita una visión país diferente y esa visión empieza por la clase política, y si la clase política no es capaz de ponerse de acuerdo…
“Aquí lo que puede prevalecer es el egoísmo personal y que cada uno crea que puede ganar solo, pero podría llevarse una sorpresa y creo que, en el caso de Liberación, es indudable que se llevaría una sorpresa. No veo al candidato de Liberación Nacional, sea quien sea, ganando las próximas elecciones.
“Ahora bien, si no llegamos a un acuerdo, habría que hacer una convención. Estamos hablando de una coalición para la próxima campaña, no estamos hablando de una coalición para toda la vida. En la campaña del 2030, podemos volver los partidos de nuevo, cada quien con sus candidatos, pero después de haber logrado sacar adelante a Costa Rica. Lo peor que podemos hacer es ver que el país se siga deteriorando. Pasan los gobiernos y los mismos problemas quedan y tenemos un deterioro social que nos va a pasar la factura.
“En seguridad, podemos poner policías, escáneres, podemos hacer muchas decisiones de política criminal y penitenciaria, pero no vamos a solventar el problema si no entramos a los problemas sociales, mientras para el joven sea más negocio ser sicario que un estudiante graduado de bachillerato pensando en tener opciones de empleo”.