Antonio Álvarez Desanti, quien fuera candidato presidencial en el 2018, diputado en dos ocasiones y ministro en gobiernos de Liberación Nacional, considera imposible que el PLN pueda ganar las elecciones del 2026 después de observar los resultados de los comicios municipales del pasado 4 de febrero.
Según Álvarez, la marca del PLN está dañada, sobre todo por casos de corrupción. En el último año, tres exdiputados y dos exalcaldes liberacionistas resultaron condenados en tribunales, pero el partido pareciera tener una ética selectiva en la que sanciona a unos y a otros no, dijo el abogado y empresario, de 65 años.
Por ello, planteó a la dirigencia crear una comisión interventora que sustituya a la cúpula actual por cuatro meses, para rehacer tanto el estatuto liberacionista como el Código de Ética, pero, además, presentó la idea de que Liberación Nacional forme parte de una coalición con agrupaciones como el PUSC, el PLP, el fabricismo y el calderonismo, para las próximas votaciones presidenciales.
Los datos alarmantes del PLN
El excandidato presidencial reveló que, tres semanas antes de los comicios municipales, un estudio de opinión advirtió de que un 60% de la gente no votaría por un alcalde o un regidor del PLN. La encuesta, elaborada por encargo de la agrupación, se alimentó de consultas a más de 1.700 personas en forma presencial.
Aparte de que el PLN bajó de 43 a 29 alcaldías y de 173 a 145 regidores en los 84 cantones del país, Álvarez Desanti señaló otros datos que le parecen alarmantes para el liberacionismo.
Por ejemplo, Liberación obtuvo 100.000 votos menos que en el 2020 (un 30% menos). Además, en casi la tercera parte de los cantones (26), obtuvo solo el 15% de los votos.
En seis municipios (Palmares, Sarchí, Barva, Nandayure, Osa y Puerto Jiménez), el PLN no obtuvo ningún regidor y, en 27, apenas logró un escaño.
En las costas, la debacle liberacionista llegó al grado de que ganó solo seis de los 30 cantones que conforman las provincias de Puntarenas, Guanacaste y Limón.
LEA MÁS: PLN perdió el poder en la costa del Pacífico; mapa muestra debacle verdiblanca
“Hay un daño en la marca. Es sorprendente cuando, en los centros de votación y caminando por la calle el día de las elecciones, hay gente que le dice a uno: ‘Mirá, yo por el PLN no voto, Liberación merece estar fuera del gobierno por un tiempo más todavía; en Liberación, la corrupción está muy enquistada’. Y no hablo de personas identificadas con otro partido, sino de gente neutral.
“Me sorprendió muchísimo que todavía exista una reacción tan fuerte contra Liberación”, dijo Álvarez, quien insistió en que, matemáticamente, es imposible que el PLN gane una elección si el 60% de la gente está en su contra, y se requiere de un más de un 40% para triunfar.
Agregó que el partido arrastra el efecto de casos mediáticos como La Trocha, o bien, de condenas recientes como la de Ofelia Taitelbaum, exdefensora de los Habitantes, quien fue sentenciada en enero a 7 años y medio de cárcel por uso de documento falso.
Para el excandidato, la gente tomó como una burla la frase dicha por Taitelbaum, “a prisión no voy a ir”, después de la lectura de la condena.
LEA MÁS: Se reconfiguró el mapa político municipal
Odios internos inmanejables
Otra razón de la debacle de Liberación, alertó, es la gran cantidad de divisiones internas, al grado de que liberacionistas que se retiraron enojados de la agrupación, después de perder asambleas cantonales, se pasaron a otros partidos y terminaron ganando alcaldías en este 2024. Estimó que hubo divisiones importantes en las dirigencias locales de al menos 20 cantones.
“Durante muchos años, hemos venido acumulando odios y enfrentamientos internos que son inmanejables. Un candidato electo a la presidencia en Liberación Nacional se asegura de que el 30% no va a votar por él y se va a ir a otras filas políticas, porque los niveles de resentimientos entre nuestra gente han crecido y se han desbordado”, expresó.
El excongresista, quien presidió dos veces la Asamblea Legislativa, dijo que él no excluye su responsabilidad en las decisiones que han llevado al PLN a este punto.
La comisión interventora
La noche de este lunes, Álvarez propuso ante al Directorio Político del PLN la creación de una comisión interventora que, por 120 días, se dedique a reformar los estatutos partidarios, los procesos internos de elección y el Código de Ética, con el fin de obtener un nuevo instrumento que permita trabajar con celeridad y dictar medidas cautelares.
Álvarez insistió en que, hoy, la dirigencia de Liberación no reacciona igual frente a comportamientos similares de sus partidarios: “No se ha expulsado a todos los que tienen condenas, sino solo a algunos. Varios alcaldes fueron suspendidos por la Contraloría General de la República, pero la dirigencia solo actuó contra uno. Si es amigo, somos tolerantes; si no lo es; lucimos drásticos”.
La propuesta es que la comisión interventora la integren seis u ocho personas, menores de 50 años, que renuncien de antemano a cualquier aspiración y sustituyan al Directorio Político y al Comité Ejecutivo de forma temporal.
Propone coalición de partidos
También presentó la idea de la coalición partidaria para el 2026, bajo el argumento de que los demás partidos, igualmente, están en problemas. Sostuvo que esta propuesta no es suya, sino que ha nacido en conversaciones de líderes de varios colores.
El excandidato visualiza en la coalición a partidos como el PLN, la Unidad Social Cristiana (PUSC), el Liberal Progresista (PLP), Nueva República (PNR), el Republicano Social Cristiano (PRSC) y Restauración Nacional (PNR). Al que no ve factible incluir es al Frente Amplio.
Argumentó que el país está en una situación en donde la institucionalidad es agredida por el propio gobierno, pero, a la vez, la población sufre “otros problemas igualmente graves”, como una inseguridad desbordada y la educación y la salud en crisis.
Considera que la alianza debe partir de una base programática que atienda los problemas más graves, en los que también incluye la infraestructura, la inversión social y el gobierno digital.
Según el verdiblanco, la idea es buscar un candidato de consenso, “una figura nacional equidistante de todas las fuerzas políticas”. Si no es posible, habría que elegir al aspirante presidencial en una convención nacional abierta.
El planteamiento también contempla elegir papeletas de diputados en forma conjunta, aunque Álvarez no descarta la posibilidad de que las listas legislativas vayan por separado.