La apremiante situación generada por el endeudamiento de los costarricenses le explota en la cara al país y se traduce en una baja en el consumo y, por ende, en un golpe a la actividad económica.
Hoy, la deuda promedio en los hogares es 8,4 veces mayor que los ingresos de las familias; es decir, una relación de ¢1 millón a ¢8,5 millones.
Se trata de un récord de endeudamiento histórico, reconocen el Poder Ejecutivo, la Superintendencia de Entidad de Financieras (Sugef) y el Banco Central.
Los parámetros internacionales sugieren que la cuota de crédito de un hogar no debería superar entre el 35% y el 40% de sus ingresos netos. En Costa Rica es del 64%.
“Hay hogares que están muy por encima de los niveles sanos de endeudamiento. Hay muchos costarricenses y hogares que están recibiendo entre ¢10.000 y ¢5.000 mensuales. Es lo que queda después de las deducciones que se les hacen como consecuencia del endeudamiento”, aseveró Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central.
La coyuntura es tan asfixiante que el Gobierno anunció, la semana pasada, un plan de salvamento para personas con altos niveles de endeudamiento.
Así empezó todo...
Pero, ¿cómo fue que los costarricenses llegamos a endeudarnos de esa manera?
Con la crisis financiera del 2009, el crédito al consumo en el país cayó, pero empezó a dispararse a finales del 2011, alcanzando un crecimiento anual del 20% en el 2016, explicó Cubero.
Fue en ese pico de crecimiento, del 2011 al 2018, cuando el promedio de deuda de una familia se duplicó.
En el 2011, los ingresos promedio fueron de ¢859.000, y las deudas, de ¢4,4 millones, para una razón de endeudamiento de 5,2 veces por encima de las entradas de dinero de los hogares.
Esa misma comparación, en el 2018, se ubicó en ¢1 millón el ingreso y ¢8,5 millones la deuda (8,4 veces más).
“Ya las tasas (de deuda) se han venido moderando, pero con el crecimiento que se alcanzó en esos años, se llegó a un nivel de endeudamiento muy alto de los hogares”, comentó el presidente del Banco Central.
Ese incremento en la deuda se debe al vertiginoso aumento de los créditos a las personas, impulsados por préstamos de consumo, en especial prendarios y por tarjetas de crédito.
Al 2018, los préstamos a personas pasaron de representar el 45% dentro del sistema financiero, a un 60%, desplazando al crédito a las empresas.
Según Sugef, en el 2018, el crédito de las personas se ubicó en el 35,3% del producto interno bruto (PIB). De esa cifra, el 19% fueron operaciones de consumo, y el 16,3%, préstamos de vivienda.
No obstante, en el 2009, los préstamos de consumo habían sido el 12,8% del PIB, y las operaciones de vivienda, el 13,8%.
Cubero expresó que la tasa de crédito a los hogares como porcentaje del PIB en Costa Rica es de las más altas de los mercados emergentes, o sea, de las economías que tienen niveles de ingreso per cápita similares a los nuestros.
El promedio en esas naciones es del 21%, mientras que en Costa Rica es del 37%.
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Las tarjetas de crédito
¿A qué responde tanto endeudamiento de las personas? “Ha habido un crecimiento muy alto en el saldo de los créditos en tarjetas de crédito. De los créditos al consumo, el de tarjetas de crédito ha sido particularmente vertiginoso, y ha alcanzado tasas muy altas en relación con el porcentaje de la población económicamente activa, es decir, la gente que puede trabajar”, enfatizó Cubero.
Según el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), el saldo acumulado en tarjetas de crédito fue de ¢579.262 millones en julio de 2010, monto que aumentó a ¢1.419.426 millones para abril de 2019.
Las consecuencias de ese endeudamiento, aseguró Cubero, son las dificultades de pago y los altos niveles de morosidad.
“Ese aumento (en la mora) ha sido especialmente fuerte en los hogares que se habían endeudado en moneda extranjera. Mucho de este crecimiento alto del crédito al consumo y del crédito a la vivienda se había venido dando en dólares”, argumentó el cabecilla del Banco Central.
Cubero fue enfático en que el aumento en la morosidad no estuvo impulsado por el tipo de cambio del dólar, sino por el aumento en las tasas de interés.
“Esos hogares estaban muy comprometidos en su capacidad de pago; tomaron deudas en dólares y tenían una cuota relativamente baja, pero cuando empezaron a subir las tasas de interés, se vieron en una situación muy difícil para poder hacerle frente a sus deudas”, concluyó.
La cuota promedio pagada por los hogares en deuda, como porcentaje de su ingreso disponible mensual, es de un 64% en el 2019.
Este indicador respondió al 54% en el 2012, y se moderó levemente en el 2015, cuando estuvo en un 50%.
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