Por el alto riesgo que representa para su estabilidad financiera, el Banco Nacional de Costa Rica (BN) evalúa vender su participación en el Banco Internacional de Costa Rica (Bicsa).
La entidad financiera teme que su suficiencia patrimonial –capital que respalda los activos en riesgo– se vea afectada por mantener en su poder el 49% de las acciones de Bicsa, según un informe interno del BN.
La preocupación radica en que la Subgerencia General de Riesgo y Crédito del Nacional detectó una tendencia a la baja en la liquidez de la subsidiaria, con sede en Panamá, al tiempo que alertó sobre una alta concentración de depósitos.
“Los principales 50 depositantes de Bicsa representan el 60% de todo su pasivo y el 43% tiene un vencimiento menor a un mes. Si los clientes modifican sus preferencias de inversión, la situación de esa subsidiaria cambiaría dramáticamente”, advirtió Bernardo Alfaro, subgerente general de Riesgo y Crédito del Nacional.
Alfaro agregó que la vulnerabilidad de Bicsa es tal que podría requerir una línea de crédito del BN por $50 millones, para contingencia de liquidez, ante cualquier eventualidad.
Esas alertas las emitió Alfaro ante la Junta Directiva del Nacional, el pasado 18 de abril, cuando expuso los resultados de un informe sobre la conveniencia de vender las acciones de Bicsa.
Dicho estudio concluyó que “de continuar así (Bicsa), obligaría al BN, como accionista, a otorgar una línea de crédito, lo que sin duda agregaría mayor exposición a riesgos para nuestra institución. La concentración crediticia individual que hoy desemboca en un alto porcentaje de mora, los riesgos de mercado y operativos, a todas luces implican una alta vulnerabilidad”.
Los directivos acordaron informar al Banco de Costa Rica (BCR) –que posee el otro 51% de las acciones– sobre el análisis que están realizando para determinar si ellos también se unen a la venta de las acciones.
“Tenemos que hablar con el socio mayoritario para conocer el posible interés que ellos puedan tener de acompañarnos en esta decisión”, dijo la directora María Jeannette Ruiz, en la sesión del 18 de abril pasado.
Crisis. La Administración del Banco Nacional también considera que ante una eventual crisis, lo más conveniente para el banco es no tener a Bicsa, pues, además del riesgo que representa, “su rentabilidad no compensa el consumo de capital”.
“Lo único que sí les puedo asegurar, si se diera otra crisis, es que la podremos enfrentar mejor sin el Bicsa que con esa subsidiaria. Tener ese activo que nos genera ¢4.000 millones de utilidades, que vamos capitalizando poco a poco, no nos servirá tanto como tenerlo en un capital, que tenga capacidad para brindar realmente solvencia. Tendremos mejor capacidad para enfrentar cualquier crisis teniendo eso en el capital y no en una inversión en la subsidiaria”, dijo Alfaro a los directivos.
Dentro del análisis efectuado, el Nacional además concluyó que la venta de las acciones de Bicsa podría servir como una especie de tanque de oxígeno ante una serie de riesgos coyunturales que podría enfrentar la institución.
El BN realizó proyecciones de su suficiencia patrimonial y, en el peor de los escenarios, esta podría bajar del 12% al 10,8%, debajo del 14% que la Superintendencia General de Entidades Financiera (Sugef) considera ideal.
La baja ocurriría si el Banco se ve obligado a pagar los ¢50.000 millones que le cobra el Ministerio de Hacienda, tras una fiscalización tributaria de los periodos declarados entre el 2010 y el 2013.
Otros factores que también incidirían negativamente en las utilidades son la disminución en la tasa básica –ante el cambio metodológico que realizó el Banco Central– y la obligación dictada por la Sugef, de incrementar la partida de contingencia ante el eventual deterioro de la cartera de créditos.
En discusión. El informe de la Subgerencia de Riesgo fue hecho por solicitud de la Junta Directiva, la cual aún no decide si venderán las acciones de Bicsa.
Si bien la Administración recomienda la venta, los directivos solicitaron que se haga un estudio más exhaustivo, que contemple los beneficios de continuar con la participación en el Banco Internacional de Costa Rica y donde se defina el monto por el cual, eventualmente, se podrían vender las acciones.