“Un problema grande que tenemos: las discusiones gruesas las abordamos desde marcos ideológicos, incluso que ya no responden a nuestra realidad. Esta realidad requiere mucha innovación”.
Ideologizar los asuntos trascendentales para el país. Ese es uno de los grandes pecados de la opinión pública, considera el presidente Carlos Alvarado, quien usó esas palabras para describir el comportamiento de la ciudadanía con temas como la incursión de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) en el área de energías renovables.
“Si nosotros lo vemos desde los marcos ideológicos que hemos tenido durante los últimos 20 años o más, que siguen respondiendo a la Guerra Fría, no vamos a tener soluciones. Esto hay que verlo desde el punto de vista de la innovación”, aseveró el mandatario.
La semana anterior, el Gobierno presentó a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley para que esa empresa estatal investigue, desarrolle y venda nuevas energías alternativas sin monopolio, en condiciones de libre mercado.
En criterio del Presidente, la transformación de Recope –que hasta cambiaría de nombre a Empresa Costarricense de Combustibles y Energías Alternativas, Sociedad Anónima (Ecoena)–, debe ser vista como un asunto de innovación.
Según él, Costa Rica debe destacar en la transición de los combustibles fósiles hacia las energías alternativas, tales como la solar, la eólica, la proveniente del hidrógeno y la que se logra con biomasa (materia de origen vegetal o animal con potencial energético).
“Como son tecnologías emergentes, hay riesgos asociados. Si nosotros dejamos que sea simplemente el mercado, no vamos a liderar ninguna transición. Vamos a ser espectadores, esperando los desarrollos en otras partes para implementarlos. Vamos a ser como lo hemos sido en otros campos: consumidores; consumidores de conocimiento, de tecnología”.
Pese al ímpetu del Ejecutivo para promover el proyecto de ley, este ha sido objetado por la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR), que asegura estar de acuerdo con que la entidad estatal mezcle los biocombustibles, pero no con que los produzca o los industrialice.
“Nos preocupa la insistencia para que Recope, al mejor estilo de Codesa, pueda abrir nuevas empresas para producir e industrializar biocombustibles y otros combustibles que hoy no están en el monopolio de Recope. No nos oponemos a las mezclas, pero no vemos un interés en abrir a la competencia de productores locales el suplir de los biocombustibles que se desean mezclar”, dijo Carlos Montenegro, subdirector de la Cámara, en un comunicado.
La Corporación Costarricense de Desarrollo (Codesa) fue una entidad autónoma inaugurada en 1972, la cual, tras haber creado varias empresas bajo su mando, dejó pérdidas al país de hasta ¢70.000 millones. Fue cerrada en 1996.
Alianzas, un objetivo
Una de las pretensiones del Gobierno con que Recope se convierta en líder de las energías alternativas en un mercado abierto a la competencia, es que se generen alianzas público-privadas.
“Cuando yo me reúno en una universidad fuera del país, o con una empresa, muchas tienen trabajos en conjunto con los gobiernos. Pensemos en la aeronáutica en Estados Unidos, o en el desarrollo tecnológico. La empresa privada está ahí, gobierno y academia. ¿Por qué? Porque si esos desarrollos se hacen de manera separada, no necesariamente se obtienen los beneficios”.
“¿Qué es lo que agrega la participación de Recope? Compartir conocimientos para desarrollos que van a beneficiar lo público y lo privado. Ustedes me van a decir: ‘Es una apuesta riesgosa’. Para mí, el riesgo es ese: que no hagamos absolutamente nada y que nos quedemos atrás en la cola”, defendió el mandatario.
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De hecho, comentó el Presidente, más allá de pensar en si ese nuevo planteamiento de Recope se vería reflejado en la factura de los consumidores de combustibles, el país debe verlo como un asunto de innovación.
El proyecto de ley también propone que los usuarios, mediante las tarifas de los combustibles, le financien a esta empresa estatal investigaciones sobre energías químicas alternativas no reguladas.
Para esto se crearía un fondo al que Recope destinaría el 0,15% de sus ventas brutas.
“¿Que eso se traslade directamente a la tarifa? No necesariamente. ¿Que podríamos pensar que algo se traslade para financiar innovación? Podría ser. Porque esa innovación es para beneficiar a las mismas personas que hoy consumen combustibles”, argumentó el mandatario.
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El presidente de Recope, Alejandro Muñoz, coincide con el mandatario en la mayoría de aspectos. Uno de estos es el concerniente a las alianzas con empresas y con la academia.
En ese sentido, el jerarca dijo a La Nación que, de aprobarse el proyecto de ley, Ecoena podría financiar iniciativas académicas.
Muñoz citó como ejemplo el Laboratorio de Plasmas para Energía de Fusión y Aplicaciones del Tecnológico de Costa Rica (Tec), instancia que utiliza el plasma –cuarto estado de la materia– en industrias como la agricultura y la medicina para diversas aplicaciones cotidianas.
“Recope podría financiar esas investigaciones porque son para el bien del país. El plasma tiene cientos de utilidades”, confirmó el presidente de esa entidad.
Aunque habría libre competencia en el área de energías alternativas, de aprobarse el proyecto de ley, Recope continuaría con el monopolio de los combustibles fósiles hasta que logre migrar por completo a la producción y uso de fuentes renovables, asegura el Gobierno.
La iniciativa de ley para la transformación de esta empresa estatal está enmarcada en el Plan Nacional de Descarbonización de la administración Alvarado Quesada, el cual, entre otros aspectos, busca reducir el consumo de combustibles fósiles.